Un poco más de historia

UN POCO MAS DE HISTORIA



Aunque sabemos que algunos medios de los que se dicen progresistas no nos van a dar la oportunidad de publicar ni mencionar este escrito porque no somos instrumento de “rating” y de que algunos intelectuales y analistas lo tomen como una papa caliente, creemos que es necesario para los jóvenes y para las personas que quieren hacer algo nuevo sin repetir los errores que hemos cometido que lo conozcan, vaya nuestra opinión y nuestra experiencia para que si en algo les sirve la tomen en cuenta.

A los que siempre nos han publicado, esos medios y esas personas que nos han tomado en cuenta y con los que hemos coincidido, vaya un reconocimiento para su capacidad de escribir y de comentar, ojalá continúen haciéndolo.

A todos nuestros camaradas, un caluroso saludo y un abrazo fraternal donde quiera que se encuentren y en la actividad que estén desarrollando les decimos: a prepararse desmedidamente político y militarmente porque otras condiciones en nuestro país se están presentando y porque nuestro ejemplo a seguir será siempre el de nuestro camarada Comandante Héctor Eladio Hernández Castillo.

También hacemos un reconocimiento y patente nuestra gratitud a todo aquel que desde el inicio de nuestro proyecto, en el momento en el que estuvieron dentro de nuestras filas, tuvieron una actitud consecuente y nos ayudaron a forjar lo que hoy somos y a aquellos cuya vida sigue siendo constructiva los felicitamos, a los que hoy intentaron hacer otros grupos y no les dio resultado esperamos que se conserven como muchos ex guerrilleros: dentro de la izquierda y a los que nos calumnian e intentan desprestigiar, ojalá en el intento de hacer algo nuevo, reflexionen y se den cuenta cuan difícil es hacerlo.

A todos los que han apoyado a las fuerzas de izquierda y a las fuerzas revolucionarias, a quienes nos han apoyado a riesgo de su vida, les enviamos nuestro profundo RESPETO y AGRADECIMIENTO, esto no es más que un ensayo para que conozcan más de lo que hemos hecho y escrito, porque seguramente después de leerlo aparecerán nuevas dudas y nuevas inquietudes y por lo tanto preguntas, bienvenidas sean, pero también nuestro interés es que sepan que a pesar de todo existimos y... ¡Estamos Presentes!



“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina ni tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo separada de las lucha anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de las demás cosas.”

Rodolfo Walsh, uno de los desaparecidos argentinos. Tomado del artículo de Angel Guerra Cabrera en la página 30 de La Jornada del 28 de julio de 2005.



LOS SESENTA

Nosotros, –como partido– para empezar en la década de los sesenta, nos reuníamos con algunos grupos de jóvenes, amigos de la infancia, de la Liga Leninista Espartaco, jóvenes que se decían de izquierda, jóvenes progresistas de la CNC y empleados de la Secretaría de la Reforma Agraria que contaban con un incipiente trabajo en el intento de organizar en algunas zonas campesinas la lucha por la tierra, con jóvenes de las universidades que luchaban por la democratización de las mismas, con los representantes estudiantiles y otros jóvenes en las fábricas.

Entre nuestros primeros planteamientos estuvo el de realizar una lectura constante de las luchas de liberación nacional, principalmente de América Latina, Cuba y el heroico pueblo de Vietnam, la lectura –sin prejuicio– de los clásicos del marxismo, de las corrientes del pensamiento europeo, y toda la literatura que pudiéramos conseguir, lo que nos era difícil porque no había la facilidad de informarse a tiempo ya que los acontecimientos eran rápidos y el imperialismo bloqueaba toda información; además oíamos radio América, creada por los que habían desertado de la Revolución cubana apoyados por el imperialismo norteamericano, la cual se autoproclamaba, la voz de la verdad para todo el continente, en donde era constante el ataque contra la Heroica Revolución cubana, aunque las anécdotas que difundían y la forma en que las decían, nos causaban hilaridad por lo burdo de las mismas. Al informarnos, tuvimos la oportunidad de cohesionarnos y dividirnos el trabajo e intentar hacer un pequeño proyecto revolucionario, en esto participaron compañeros de varias corrientes y distintas formas de trabajo y fueron nuestras inquietudes, nuestra amistad y el dolor de ver la miseria lo que nos unió con quienes compartíamos el convencimiento de cambiar ese estado de cosas que el capitalismo producía. Fue así como participamos –por poner un ejemplo– en el desarrollo de la Tribuna de la Juventud y en la formación de representaciones campesinas e indígenas y estudiantiles, luchando cada día porque fueran democráticas.

La manera de hacerlo fue –podríamos decir ahora– semiclandestina, sin aspavientos ni actitudes histriónicas, sin importar que los que estaban a la cabeza de sus Organizaciones se llevaran el prestigio y las palmas, haciendo –en ocasiones– mal uso de ese prestigio que adquirían al trabajar bajo nuestra orientación. Así, en algunos estados fue tomando forma la aspiración que teníamos de –por lo menos– empezar a sembrar las semillas de la revolución al organizar el descontento que había y por condición natural, sin que lo elaboráramos de una manera conciente, se empezaba a gestar la unidad obrera, campesina, estudiantil, indígena y popular; en nuestra táctica, aún sin estar bien claros, también se comisionaban a compañeros para estar en cualquier movimiento que surgiera, no importando si era del Partido Comunista Mexicano (PCM), la Liga Leninista Espartaco u otras organizaciones o grupos.

En eso estábamos cuando un comisionado llegó a formar parte de la Juventud Comunista de México y se avocó a coadyuvar en el desarrollo de ésta y de organizaciones nacionales como la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), en un estado donde tuvieron una ascendencia importante los cristeros y en donde algunos dirigentes del Partido Comunista Mexicano decían que no se podía hacer nada –propagandización, proselitismo, pintas– porque al que gritara socialismo o comunismo, cabía la posibilidad de que lo linchara el pueblo. Sin embargo, se hace todo lo que se necesitaba hacer: mítines, manifestaciones, recolección del dinero por medio de boteo, y grande fue nuestra sorpresa al descubrir que ese pueblo, un tanto estigmatizado como cristero y de derecha, nos protegía, nos daba su ayuda y empezó a hacer crecer nuestras organizaciones juveniles.

En otros estados, se iba logrando que las federaciones estudiantiles fueran cada año más democráticas, aunque los jóvenes que las formaban pertenecieran al PRI, ya que precisamente por ser jóvenes no estaban corrompidos, y ahí es donde escuchamos conceptos tales como: que mientras nosotros hacíamos otro trabajo o ganizativo, ellos por dentro iban a transformar al PRI, y nosotros con cierta ironía les nombramos los dentristas.

Llegado el movimiento de Morelia (Universidad Nicolaíta y movimiento popular), se desarrollaron más las fuerzas progresistas y hubo una unidad de casi todos los estudiantes, desde Normales rurales hasta Universidades, y desde luego, no se hizo esperar la represión y la prisión de luchadores sociales que en ese tiempo le apostaban a democratizar el país y fueron aprehendidos Aguilar Talamantes y Efrén Capíz, por lo que la CNED organizó la gloriosa Marcha de la Libertad, que partió de Dolores Hidalgo, Guanajuato, demandando su libertad. La marcha avanzó hasta Valle de Santiago, donde el ejército nos estaba esperando y reprimió la marcha e impidió que la continuáramos, nos subió a autobuses que habían traído ex profeso, nos llevaron a los cuarteles y entre amenazas y cachetadas guajoloteras, nos pidieron nuestros datos y se quedaron con ellos, previamente a esto –durante la marcha– por repartir las tesis del comandante Che Guevara y de la revolución cubana, nos empezaron a acusar de ultras, además porque protegimos la huída de los compañeros de Guerrero y algunos otros de Sinaloa. Para esto -a pesar de las amenazas del ejército- se había formado ya, un grupo compacto y decidido. Al terminar todo, una parte de la cúpula del PCM, en las reuniones de los jóvenes empezaron a decirnos que éramos anarco-castro-guevara-aventureros e hicieron una crítica de la revolución cubana, en ese entonces, nosotros la defendimos, como pudimos. Posteriormente llega el 68 y la masacre estudiantil y cuando la represión se agudizaba, nos reorganizamos con jóvenes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y obreros y así dimos continuidad a nuestros planes de desarrollo, pero, ya estábamos estigmatizados como ultras por los que se decían de izquierda.

En algunas Universidades como la UNAM, la Universidad de Oaxaca, la de Guadalajara, Morelia y Sinaloa a pesar de la masacre del 2 de octubre se continuaron las manifestaciones demandando el cumplimiento del pliego petitorio y la libertad de los presos políticos. En algunas universidades, se formaron grupos paramilitares con estudiantes de derecha y todo aquél que insinuara estar a favor del movimiento del 68 o que lo apoyara era salvajemente golpeado, secuestrado, desaparecido o asesinado por ellos. Desde un principio empezamos a trabajar en pequeñas comunidades y las comunidades nos aceptaron como organización revolucionaria y así nos desarrollamos, hoy nos hemos ampliado y es cierto que contamos con algunos municipios pero en otros sólo contamos con pequeños poblados y no por esto podríamos decir que abarcamos todo un municipio y mucho menos decir que todo un estado.


LOS SETENTA

Llegada la década de los setenta se continúa en la estructuración de redes que tratábamos de coordinar o que nos coordináramos con otros grupos, sosteniendo con la alternativa otros movimientos en donde se pudieron filtrar los que después llamaríamos oportunistas. Cualquier movimiento recibía nuestra solidaridad incondicional y esta relación se debió al interés de formalizar y estructurar un grupo que se fuera cohesionando más, y así fue como nos encontramos con la dirección de la Unión del Pueblo (UP) la cual se emocionó bastante al conocernos porque teníamos un trabajo amplio de masas lo que nos permitió platicar, discutir y llegar a ciertos acuerdos para crear lo que después sería nuestro lineamiento político, en la UP había compañeros que acusaban a otros de ser “sólo intelectuales” y no prácticos y los “prácticos” no llegaban a intelectuales. Los “prácticos” nos quisieron utilizar como una forma de presión para que los intelectuales fueran prácticos pero no encontraron eco en nosotros y sí una invitación a participar donde teníamos huecos que no podíamos cubrir, en donde había gente que necesitaba ser atendida y así fue como nos pudimos relacionar más ya con gente que se pronunciaba por la lucha armada, sin previo entrenamiento.

Mientras tanto, al tener una relación a nivel popular y estudiantil se formó el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y empezamos a repeler organizadamente la agresión de los grupos paramilitares de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y a tener relación con todo tipo de jóvenes que decían que también querían la democratización del país, formándose un tronco común del cual tiempo después surgirían varias organizaciones, lo que nos permitió crecer y tener otras relaciones, desafortunadamente sin abandonar uno de los lastres de la izquierda: el caudillismo, traducido en “yo ser el mejor, o somos los mejores”, por lo que la relación se daba por medio de las bases con casi todas las organizaciones revolucionarias conocidas.

Luchamos por la unidad, pero la vorágine de los acontecimientos y la comprensión del proceso por el que atravesábamos no la permitieron pues, cada organización o grupo decía “tener la verdad” y se coordinaron algunas acciones de envergadura que dieron como resultado que el gobierno mexicano negociara con el gobierno de Cuba el envío de algunos presos políticos a su país, y el gobierno cubano los recibiera por la política que mantenía con el gobierno de Luis Echeverría Alvarez, cuyo gobierno recibió a muchos exiliados políticos de Sudamérica y les dio asilo y trabajo para encubrir que internamente su gobierno torturaba, realizaba desapariciones forzadas y asesinaba a los guerrilleros y luchadores sociales mexicanos.

En esta etapa ya no nos decían “ultras”, sino “policías de la CIA” y unos supuestos miembros del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) formaron un comando para asesinarnos dirigidos por un individuo que quedó como dirigente de esa organización y que en otros tiempos, con nuestro esfuerzo unido a la base estudiantil habíamos impulsado en la Federación de estudiantes. Logramos organizarnos con obreros, campesinos y estudiantes de distintos sectores y ganar algunas rectorías universitarias y Federaciones estudiantiles año con año, organizamos Bufetes jurídicos gratuitos y resistimos la embestida del ejército, las policías y los gobernantes. Desde luego, en todo esto, muchos jóvenes participaron y la gran mayoría no sabía quiénes daban las alternativas debido a las formas organizativas que habíamos alcanzado –semiclandestinas– y ahora algunos individuos tratan de desconocer el papel de la UP en estos movimientos, tratando de adueñarse –del movimiento– al decir que fueron ellos los que dieron la iniciativa, aunque hoy están colocados en altos puestos de gobierno.

Nuestra consigna era apoyar los movimientos que surgían, pero, como ya estábamos satanizados, cuando tenían una ligera sospecha –fuera cierta o no– de que jóvenes que se integraban pertenecían a nuestra organización, inmediatamente señalaban en público a esos jóvenes abnegados que querían colaborar con ellos, colocándolos en el grave riesgo de ser detenidos por las autoridades estatales; a pesar de esto, participamos y nos hacíamos fuertes y solamente cuando veíamos el peligro de que pudiéramos caer en la cárcel o ser asesinados nos retirábamos –sobre todo– de los que señalaban acusaban y no querían defender a nuestros presos, aunque siempre quedaban otros compañeros fortaleciendo el movimiento, sin embargo, esos acusadores se hicieron de un prestigio que le pertenecía a todos los demás. Igual sucedió en la unidad con casi todos los grupos revolucionarios, ya que nosotros, al ver la descomposición que se estaba dando, nuestra opinión y decisión fue de que cada quien siguiera su camino ya que al final, los que estuviéramos en lo correcto nos encontraríamos y tendríamos que unirnos. Sin desconocer que en este tiempo –los setenta– la descomposición y los golpes del enemigo lograban que las organizaciones que empezaron fuertes se resquebrajaran y de una organización surgieran grupos y subgrupos hasta desaparecer.

La experiencia con la Liga Comunista 23 de septiembre (LC23) es que ésta determinó que nos ajusticiaran por ser una tendencia “campesinista” y policías, lo que no se llevó a cabo gracias a la capacidad de nuestro partido y de que señalamos que nos íbamos a defender de tal aberración. Y de inmediato se contactó y platicó con el compañero Ignacio Salas Obregón “Oseas”, con lo que se evitó que así fuera y también porque más que enfrentarlos nos escondíamos para evitar una guerra fraticida. Podríamos contar mucho más y lo vamos hacer en su momento: el desarrollo de las escuelas populares, las alianzas con muchos grupos sin que supieran que éramos nosotros y que eran acusados de reformistas los que hacían una labor social y nosotros no podíamos dejar de colaborar para que se desarrollaran, aunque también en ese tiempo el enemigo nos golpeó estratégicamente al detener a varios de nuestros compañeros; pero con nuestro accionar, atacando el poder económico, en esa ocasión no los torturaron al grado que a otros. El saldo de ese golpe fue la pérdida del compañero Joel Silva Aréstegui llamado cariñosamente “el panterita”, torturado, asesinado y desaparecido. Perdimos a los compañeros Gastón Erudiel y Ricardo Pérez Hernández, también asesinados aunque en diferentes circunstancias. Hicimos varias escuelas de educación política militar, en donde asistían tres o cuatro organizaciones y grupos. A fines de esta década, por los requisitos que íbamos reuniendo nos transformamos en Partido y seguimos colaborando con las organizaciones progresistas y de izquierda, salieron nuestros presos y otros presos políticos de otras organizaciones.

Conocíamos desde la infancia a algunos amigos cuyo hermano o los hermanos pertenecían a la LC23, –por consiguiente también tenían la consigna de asesinarnos– y con estos se hicieron incipientes círculos de estudio. Pero las circunstancias cambiaron al ser asesinados los jóvenes que pertenecían a la LC23, perdemos el contacto, no sabemos qué hacen y desparecen de nuestra vista por un tiempo; cuando por una casualidad nos reencontramos ya les habían dicho que éramos policías, uno de ellos dijo que podríamos ser todo menos policías y nos invitó a platicar con unas personas que decían tener un proyecto revolucionario, es cuando conocimos a los compañeros que heroicamente habían roto el cerco militar cuando el ejército asesinó al camarada Lucio Cabañas Barrientos, así empezó una relación de amistad y pláticas informales en las que nos dimos cuenta que aunque habían estado en las filas de Lucio, desconocían lo que era un lineamiento político y en aquellos tiempos lo que nosotros exigíamos, además de tener un lineamiento político, era el estudio de la filosofía marxista, que tampoco tenían; les dimos nuestros documentos para que los leyeran y se discutieran y ellos los llevaron a otros grupos, entre ellos a la auto nombrada Cuadrilátera con el fin de hacer otros documentos que fueran mejores que los nuestros pero, no pudieron desarrollarlos. Fue así que nos acercamos más y les transmitimos nuestras experiencias –que muy poco creían– y fuimos convenciéndoles y al final se integraron adquiriendo cada quien un compromiso personal, no en grupo, tal como lo dice nuestro lineamiento.


LOS OCHENTA

En la década de los ochenta, la integración en 1981 de los compañeros que representaban al PDLP, fue personal y no como grupo, desapareciendo así el PDLP pero, reconociendo la heroicidad del camarada Lucio Cabañas, tomamos el acuerdo de que en su memoria, estas siglas no deberían desaparecer y las integramos a nuestro nombre, quedando: PROCUP-PDLP A mediados de esta década, dimos unas entrevistas al periodista Mario Menéndez Rodríguez de la revista ¡Por esto!, como PROCUP, primero y como PDLP después, que sea de paso decir que nos costó mucho trabajo realizar las del PDLP porque había que contestar como si no fuéramos ya un solo partido. Continuamos –con lo que desde un principio mencionamos– trabajando con diversos sectores y con la clase campesina, ya que desde el principio cuando éramos un grupito, allá por la década de los sesenta, por nuestras circunstancias y el proceso mismo nos tocó estar al lado de los indígenas –por no decir más– de casi la mitad de nuestro país, como son zapotecos, mixtecos, náhuatls, tepehuanes, tarahumaras, totziles y tzeltales.

En esta década –y en las otras– cuando la represión era aguda, siempre hubo compañeros que con arrojo y valentía se solidarizaban con grupos que luchaban contra las injusticias, aunque nos siguieran satanizando y calumniando (retomando la historia negra que el estado elaboró) y decían que no existíamos, haciendo eco de ello la mayoría de los medios de difusión, conjuntamente con articulistas de los mismos; los que nos calumniaban no sólo nos difamaban sino también destruían nuestra propaganda en las manifestaciones, acusándonos hasta de sus propias desgracias personales, pero ahí estábamos. En este proceso también, nosotros los acusamos de oportunistas y muchos de ellos lo fueron y el tiempo nos dio la razón. Desde la etapa de los setenta nuestra práctica fue el apoyo de todo tipo a algunos movimientos revolucionarios en el mundo, esta ayuda siempre fue incondicional, como lo plantea nuestra política. Por lo que cuando en Nicaragua y El Salvador los pueblos toman las armas tuvimos relación con algunas de sus organizaciones y brindamos como ha sido nuestra costumbre una solidaridad incondicional, no sólo con nuestra presencia, también a nivel de discusión con sus representantes sobre estrategia y táctica militar y política, ya les tocará a estos compañeros ampliar lo que ellos consideren pertinente. Pero también con estos grupos en El Salvador al contactar con las Fuerzas Populares de Liberación debido a la satanización que había sobre nosotros tuvieron recelo, máxime cuando les hacemos una crítica sobre su actitud en cuanto al problema del asesinato de la Comandante Ana María y del suicidio del Comandante Cayetano Carpio y el nombramiento de un tal Pedro en la Agencia noticiosa de Salt Press.

Durante estas décadas no quisimos recibir medios económicos de ninguna organización fuese legal o armada, nuestro compromiso siempre fue de nosotros hacia ellos y no de ellos hacia nosotros, así es que dentro de esta vida revolucionaria basados en nuestro lineamiento, quienes nos proveían de todo lo necesario fue y es nuestro pueblo a quien llamamos base política y base social porque las revoluciones las hacen los pueblos con todas las formas de lucha y no sujetos iluminados o mesiánicos.


LOS NOVENTA

A finales de la década de los ochenta, principios de los noventa, tomamos el acuerdo de darle mayor impulso al trabajo de construcción política en el estado de Guerrero, asimismo evitar cualquier desviación de nuestra línea política en el estado, porque se funcionaba de una manera inadecuada, tratando de prever así una posible descomposición. En eso estábamos cuando sufrimos otro golpe más, es detenido un compañero que en un momento de debilidad ideológica entrega una casa donde caen otros compañeros que heroicamente resisten la tortura y con su moral y su lealtad no caen en la delación, coadyuvando nosotros con acciones revolucionarias a que los presentara vivos el Estado.

Sin embargo, se concretan los planes y salen comisiones para fortalecer el trabajo en Guerrero. Varios compañeros de distintas partes de la república son enviados y lo que encuentran es una gran falta de trabajo político en las zonas rurales, el desconocimiento de nuestro partido (PROCUP) y una violación sistemática de nuestro lineamiento –por el comisionado nacional y un miembro del comité estatal– que se manifestaba en no estar dentro del pueblo, en que las comunidades no estaban estructuradas, que las columnas estaban separadas de las comunidades, y que sólo unas dos o tres gentes colaboraban con lo poco que tenían, no había un trabajo sistematizado, no había un apoyo como debería ser hacia los compañeros combatientes; pero, se hicieron las columnas, las que por los métodos de los que fueron “responsables” fueron degenerando en muy poco tiempo. Así transcurre esta etapa en donde ya se empiezan a generar choques localistas y regionalistas, resultado de una forma sociológica de ser y del nulo trabajo de formación política e ideológica.

Sin embargo, se continúa desarrollando el trabajo, pero los “responsables”se van convirtiendo en un obstáculo con su actitud negligente en el trabajo y van perdiendo autoridad y se meten en la vorágine de la crítica por la crítica tratando de justificar la indolencia y la pereza, utilizando el amiguismo para sostener en puestos que no les correspondían a quienes no eran capaces.

Con la presencia y trabajo de los compañeros más consecuentes de los que fueron enviados, se empieza a levantar el trabajo de alguna manera y se va desarrollando nuestro lineamiento, las masas responden, se van organizando los pueblos, porque ya sabían como organizarse lo único que podía darse era la alternativa para dar continuidad a toda esa historia que de años atrás tenían los compañeros y que va dando la esperanza de una nueva reestructuración, al estar dentro de las comunidades y retomar las normas estrictas de clandestinidad, se van cambiando las formas de la comunicación irresponsable y como en otras zonas indígenas y no indígenas –en las que estaba mejor desarrollado el trabajo político– se va haciendo un secreto a voces, donde las columnas son protegidas y pueden convivir en las comunidades, lo que va fortaleciendo a nivel nacional nuestro ejército.

El 1º de enero de 1994, cuando irrumpen los compañeros indígenas del EZLN con una acción a la cual todos le dimos cobertura, no nos toma por sorpresa, ya que desde años anteriores entre los compañeros indígenas ya eran conocidos. Y ahí estuvieron nuestros compañeros, con lo cual queremos mencionar tres cosas: nuestro periódico Proletario, se repartía a todo indígena, en las manifestaciones estábamos presentes y unos compañeros fueron los que derribaron la estatua de Diego de Mazariegos; muchos de nuestros compañeros en el levantamiento formaron filas dando solidaridad a sus vecinos por ser compañeros de la misma etnia pero fueron rechazados y ya después del 1º de enero como nos dictan nuestras tareas estratégicas y nuestras tareas tácticas basadas en nuestro lineamiento desde la década de los setenta, dimos solidaridad haciendo acciones concretas atacando al enemigo directamente en sus trincheras, realizando acciones contra el poder económico, con el fin de detener la ofensiva militar del ejército mexicano contra nuestros hermanos indígenas de Chiapas, enarbolando éticamente los tratados de Ginebra los cuales no son respetados por el gobierno mucho menos por su ejército, días después el gobierno de Salinas, decreta un alto al fuego unilateralmente.

Pero, ¡Oh, paradoja¡ nuestra solidaridad no fue bien recibida, tampoco nos quisieron, nos regañaron y como perritos pateados para no provocar un mayor ensoberbecimiento en su actitud, no continuamos, porque como siempre –y ya tendrán la oportunidad de leer en las entrevistas– a veces nos hemos pasado de... bondadosos.

Sin embargo, cuando el pueblo se levanta para detener la guerra, ahí estábamos desarrollando acciones de masas, aunque fuéramos satanizados como ultras; cuando se convoca a la Convención Nacional Democrática algunos compañeros que suponían pertenecían a nuestro partido no fueron bienvenidos. Se les acusó de lucrar con el nombre del EZLN y uno de estos acusados reclamó y pidió que se lo probaran en ese momento y resulta que no se lo pudieron probar y tampoco negaron que era una calumnia y se discute, sobre principios, sobre línea, sobre experiencias y se queda en volver a platicar y dar una explicación pública que a la fecha no hemos visto. Públicamente se dice que después se tratará eso, tal vez por falta de capacidad o por no pasar por calumniadores en esos momentos, y se diluye el asunto porque consideramos que era necesaria la prudencia y no insistir en esta aclaración.

Al año siguiente, en Guerrero vamos logrando una mayor organización, pero una vez más la policía estatal asesina –el 28 de junio de 1995– a 17 campesinos de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), fueran compañeros o no, este hecho provoca una gran indignación y clamor de los pueblos que querían hacer masiva una protesta y seguramente esto iba a causar cientos de muertos y no podíamos dejar que esa exigencia popular no se oyera, por lo que como Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP-PDLP) fortalecemos y se le da un nombre a nuestro ejército: Ejército Popular Revolucionario (EPR), pero es cuando –algunos compañeros que tenían cierto interés en tratar de desaparecer la historia de nuestro partido porque era una historia “negra” y pensaban que con eso no podríamos estar en la cresta de la ola, en los medios, con los intelectuales, analistas y académicos– proponen un cambio de nombre del partido y por tal motivo se acuerda realizar asambleas generales en donde se discutiera la propuesta; otros que habían quedado en la orfandad supuestamente teórica, desde la caída del muro de Berlín y de la ex URSS decían que tampoco debíamos mencionar socialismo, posición que no tuvo eco, pero lo que sí se logró acordar fue el cambio de nombre, según que para engañar al enemigo y para que el pueblo creyera realmente lo que estábamos planteando, así es como se inventó que éramos 14 organizaciones llegando a un acuerdo que así se tenían que presentar. Por lo tanto pedimos a nuestro pueblo perdón por haberle hecho creer lo de las 14 organizaciones, cuando en realidad eran las estructuras del PROCUP-PDLP que por razones tácticas del ataque a las fuerzas centrales del enemigo lo decidimos así. Llega el 28 de junio de 1996 y se hace la presentación pública de nuestro EPR como parte de un esfuerzo nacional, desde los preparativos se nota el encono y actitudes aldeanas de parte del comité estatal y el comisionado nacional al conjunto de las fuerzas partidarias y del ejército. A pesar de esto los planes estratégicos se siguen desarrollando y se determina por la dirección nacional ejecutar las acciones militares en el plano nacional, el 28 de Agosto de 1996.

En el transcurso del desarrollo de los planes partidistas se empieza a descubrir que algunos responsables de los estados mentían porque –dentro de su lógica– según la cantidad de supuestos cuadros que tenían eran sus necesidades y las teníamos que satisfacer, se descubrió que algunos de estos, estaban satisfaciendo sus necesidades personales y que no vivían de una manera austera o como algunos otros compañeros que casi vivían miserablemente, sino que su vida la satisfacían con la francachela, amén de otras situaciones de corrupción, eso va agudizando la crisis porque para esconder todo esto se amparaban en una supuesta posición política, por la facilidad que había dado el partido de ampliar el comité central, pero la mayoría de los integrantes no respondía a tener la capacidad ni la disposición de serlo, creyendo que al serlo iban a tener prebendas y desahogos económicos, pero al estar dentro del CC, ven el trabajo, el esfuerzo, la discusión y la disposición de trabajo y se amparan en una supuesta intención de horizontalidad para poder hacer sin consultar a nadie situaciones que se podían hacer, siempre y cuando participara la seguridad del partido (su inteligencia) y va haciendo cada quien lo que le satisface personalmente, violando principios hasta llegar a “ajusticiar” a personas que creyeron eran policías. Al descubrirse una serie de desviaciones del lineamiento, en lugar de enfrentar su responsabilidad cometen el delito de la deserción argumentando diferencias políticas y en cuanto desertan se abre un juicio político jurídico y se les degrada, pretenden defenderse y vociferan que se llevan el 90% de nuestras fuerzas, esto último nos causó hilaridad en lugar de enojo.

Fue así que en el año de 1998 algunos se indisciplinan y un compañero hace que por su manera burda y rompiendo todo principio de seguridad, al satisfacer un problema personal ocasione que el enemigo empiece a tener pistas sobre nuestro partido; algunos de los que se consideraban “jefes” abandonan su puesto de combate y encargan a los demás que no tienen la experiencia suficiente para salvar al partido. Sin embargo, son los demás que con una manera de contrainteligencia ubican al enemigo casi en todos sus aspectos, estando descubiertos, nuestra ética no nos permite hacer lo que ellos están acostumbrados a hacer: golpearlos y exterminarlos.

Ante esta situación hay más discusiones, discusiones que se vuelven pueriles porque desde su infelicidad como sujetos, por la disciplina necesaria y que ellos aceptaron voluntariamente, por incapacidad política, ven la coyuntura unos de renunciar y otros de desertar, so pretexto de hacer nuevas organizaciones, grupos que en un momento se unen; mediáticamente tienen apertura pero con el tiempo van desapareciendo y los que quedan hacen subgrupos y se dedican de una u otra manera a calumniar, pero no cabe duda que esto nos ha ayudado poco a poco a aclarar las cosas, lo que nos ha permitido retomar nuestra presencia en el seno de nuestro pueblo, lo que a su vez quiere decir que la depuración hasta estas fechas nos ha favorecido; aunque esto no quiere decir que no hayamos cometido errores tanto personales como tácticos, pero valió la pena demostrar que siendo autocríticos y a pesar de los errores cometidos, tenemos que seguir reflexionando para no volverlos a cometer y cada uno de nosotros romper con los errores cometidos para no volverlos a repetir, y eso no nos exenta de cometer otros.

Violamos un principio fundamental de nuestro lineamiento político porque antes de tener una actitud ante el enemigo, valiente y capaz, debemos tener una actitud ante la vida, para transformar al mundo tenemos que transformarnos nosotros mismos en cada uno de nuestros actos de la vida cotidiana y eso intentamos, y decimos intentamos porque el revolucionario solamente se sabrá si lo es o lo fue, hasta el último suspiro de su vida, luego entonces a los que nos satanizaron, los que nos calumniaron y que hoy ocupan lugares dentro de la política nacional, que están en otra posición económica pero que no han sido deshonestos consigo mismos y que son progresistas o se dicen de izquierda o hasta los que participaron y no protestaron ante las masacres del Estado por ser pusilánimes pero que no se hicieron multimillonarios, sean personajes de los medios o de otros partidos, tenemos que darles el derecho del beneficio de la duda, considerar que se puedan reivindicar estando al lado de las causas justas y que deben empezar por deslindarse de personajes y regímenes autoritarios y asesinos.

La unidad fortalece, pero esa unidad es sobre discusiones, sobre argumentos porque no podrá ser por rencores, y eso que nos han tratado de lo peor, porque también tenemos muchos compañeros asesinados, porque nuestros indígenas no desean que les paguen el maltrato o el racismo, ellos se han estado ganando un lugar con sus principios y con sus capacidades para que sean respetados, porque se han dado cuenta que no todos sus usos y costumbres son adecuados que aunque hayan sido catequistos –como decimos entre nosotros– no son ángeles ni querubines porque no somos absolutamente puros, ya que estando dentro de un sistema como el nuestro, también existen los que se enriquecen a costa de su propia gente, abigeos y un sin número de actos delincuenciales porque se les ha hecho más fácil adoptar los vicios del capitalismo que luchar contra él. La unidad es por la base, que las bases discutan con las bases, debemos desechar un disfrazado paternalismo porque una forma de racismo es defenderlos de los peligros que el capitalismo ofrece.

Es cierto que nos asesinan, es cierto que nos meten a la cárcel y eso es tan peligroso como cuando el Estado y sus representantes cooptan a las personas ya sea por necesidades afectivas, por dinero, con programas gubernamentales, por la adulación de los individuos y de los medios de comunicación o aprovechando a los que tratan de redimir a los indios. Empecemos por hacer algo concreto y lo concreto es convencer a nuestro pueblo y tratar de estar a nivel nacional con alternativas concretas, con un Programa de lo que queremos la mayoría y el país requiere, hagamos una fuerza capaz de acotar, de reclamar lo que no se está haciendo bien y de hacer renunciar a quien sea elegido y represente a esa parte del pueblo que lo eligió si no cumple, para que no seamos parte de los que por comisión u omisión e incapacidad dejamos que ascendiera la ultraderecha al poder en el 2000 y que hoy no tengamos el valor de auto criticarnos y le echemos la culpa a los demás y hasta a los del voto útil. Hoy es el momento de prepararse y concentrar nuestras fuerzas políticas y militares para que junto con la mayoría del pueblo no permitamos la continuidad de la ultraderecha y la derecha y defendamos con todas las formas de lucha la democracia.

Muy posiblemente hoy, demos el beneficio de la duda a quien el pueblo elija para que lo represente y no debemos generalizar en términos absolutos porque es lo que nos hace perder objetividad, lo único que podríamos lograr con esa actitud es que la derecha o la ultraderecha se regodeé y nosotros como izquierda continuemos repitiendo un vicio de origen: ser sectarios entre nosotros mismos. Icemos la bandera de la unidad fortaleciéndonos y así estar con las fuerzas progresistas y todo aquel que esté de acuerdo con las causas justas.

Tenemos que sumar y construir nuevas fuerzas con una preparación político militar que respalde nuestras decisiones y logre que el Estado comprenda de una vez por todas que el pueblo está decidido a defenderse de todo el tipo de agresiones al que lo tienen sometido.


¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARÁ!

COMITÉ CENTRAL
DEL
PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR


República mexicana, año 41, septiembre de 2005