Hidalgo, 23 de noviembre de 2005

AL PUEBLO DE MÉXICO
AL PUEBLO DE HIDALGO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONALES E INTERNACIONALES
A LOS ORGANISMOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS

¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!


El anunciado fracaso del Instituto Estatal Electoral (IEE), de los partidos políticos y de los candidatos de éstos se cuajó al no poder derrotar al abstencionismo que a pesar de maquillar las cifras no se puede ocultar que rebasó más del 50% del padrón electoral, claro reflejo del rechazo a este régimen que no expresa el grado de democracia y representatividad que ostentan, así quienes gobernarán los 84 municipios carecen de respaldo social y legitimidad política.

Lo que para los hombres del sistema y políticos de oficio fue una jornada tranquila y sin incidentes mayores, motivo de conformista satisfacción, para el pueblo organizado y consciente fue una jornada electoral mediocre que oscureció dicho ejercicio –de por sí mediatizado– con la gran ausencia de votantes, como consecuencia de la falta de propuestas viables y sentidas para el pueblo trabajador.

Por cierto lo que vimos los hidalguenses fueron unas elecciones apuntaladas y blindadas por los carros antimotines que a la usanza de la dictadura pinochetista estaban estacionados en el centro de Pachuca, haciendo alarde del poder que hoy usufructúa el PRI y que sexenio tras sexenio su multicitada democracia es impuesta sobre la base del paramilitarismo y la militarización de las diferentes esferas de la sociedad.

A los autonombrados actores y protagonistas de la democracia se les olvida ocultar la verdadera prioridad que los mueve, porque a los partidos políticos y sus representantes sólo les preocupa no bajar proporcionalmente en la estadística electorera, ello significa pérdida de dinero y espacios de poder, es decir, la cancelación de jugosos negociosos que únicamente sirven para el sostenimiento de viejas y nuevas fortunas familiares.

El revés del PRI en las pasadas elecciones en nuestro estado se debe a la conjugación del grado de conciencia adquirido por la población y el hastío que manifiestan los diferentes sectores populares hacia las políticas neoliberales que impulsa desde hace décadas; las diferencias internas protagonizadas principalmente por las cabezas de los cacicazgos regionales y por último al rompimiento interno que desarticula parte del control corporativo (principalmente con los maestros y la CNC).

La ausencia de votantes y la pérdida de votos para el PRI también es el claro reflejo de la falta de credibilidad del pueblo, identificándolo como el responsable de la miseria y la marginación que privan en nuestro estado, en donde más del 50% de los habitantes viven con la compañía permanente de la desnutrición, causa fundamental de que amplios sectores sean vulnerables a las enfermedades gastrointestinales y respiratorias al menor cambio de temperatura.

Para los principales operadores del PRI la maquinaria alquimista electorera falló y el carro completo que intentaban se frustró al ritmo de “carcacha, paso a pasito ya vamos a ganar…”, cabe señalar que se consuelan con seguir gobernando un supuesto 75% de los hidalguenses.

En el marco del reacomodo de fuerzas entre el PRI y el PRD, cabe señalar que el de la Revolución Democrática con Guadarrama al frente de este partido se borran las pocas diferencias; dándose como algo “normal” la transmigración de votos y “militantes” que refleja un burdo y vulgar pragmatismo en la política porque para ellos lo que menos importa son los principios y programas políticos, menos la defensa de los intereses populares.

Guadarrama Márquez, el “neoluchador social” camuflajeado de amarillo y negro, color que no logra ocultar su verdadera esencia y vestimenta paramilitar hoy pega de gritos y se siente lastimado ante las mismas trampas y mañosadas que impulsó y puso en práctica cuando fue connotado priista, hecho que le valió ya en su nuevo rol ser recomendado para contribuir al triunfo “por todos los medios” de Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán como el instrumento alquimista coaccionador para voltear a priístas a favor de su nuevo partido.

Puede que hoy se presente como progresista pero su sola presencia pone en riesgo los triunfos donde verdaderamente ganó el pueblo, porque al utilizar sus métodos para a acceder al poder ponen en riesgo un proyecto con toda la buena intención de ser progresista el cual puede terminar en un rotundo fracaso al ser absorbidos por el poder ante la ausencia de principios.

El “crecimiento” del PRD más que un avance representa un retroceso por el costo que tiene que pagar al dejar importantes bastiones como los del Valle del Mezquital a cambio de acceder a nuevos municipios pero bajo un manso pragmatismo que ya anuncia la consumación de la debacle.

Podría parecer más que extraño que zonas perredistas pasan a manos del PAN, de un partido que también su posicionamiento se basa por medio de cacicazgos, pero que “gane” en las zonas más marginadas este partido que se caracteriza por tener una política racista, por impulsar la xenofobia, enarbolar un alto menosprecio hacia el indígena y aborrecer a los pobres, así como todo aquello que huela a pueblo refleja que sólo tiene éxito en los sectores de mayor atraso cultural y político.

Con el pasado proceso electoral se demuestra que si bien es cierto que hay programas entre los partidos políticos que en apariencia son antagónicos, el resultado usual es que en Hidalgo siguen gobernando sólo los poderosos de siempre como los Fayad, los Murillo, los Karam, los Lugo, los Austria, los Rojo, los Castelán, los Nochebuena, entre otros.

Las pasadas elecciones demuestran una vez más –como prueba irrefutable– que no basta con votar para transformar el país, porque ayer como hoy gobernarán en la mayoría de los municipios sanguinarios caciques, pero ahora se maquillan de “prominentes empresarios” y saltan a las principales ciudades del estado queriendo borrar su origen y pasado donde sus padres y abuelos gobernaron con la horca y el cuchillo, explotando y asesinando indígenas, sindicalistas y maestros.

Con indignación el pueblo organizado observa y distingue al neoportunismo que se encuentra arropado, enquistado y a la sombra de proyectos progresistas-democráticos autojustificando su infundado proceder al trocar los objetivos estratégicos por efímeros triunfos coyunturales y vanas promesas incumplidas, terminando siendo pasto de la contrainsurgencia.

Si la Guerra de Baja Intensidad (GBI) ha sido la estrategia y la táctica de los gobiernos neoliberales para contener el estallido social que se ve venir, el primer acto consciente de los luchadores sociales, de los hombres progresistas, de los intelectuales y profesionistas honestos, de los revolucionarios es no hacer eco de los instrumentos de mediatización y control del Estado.

No está de más señalar que la respuesta es la incorporación de todo el pueblo a la lucha anticapitalista con un carácter socialista, porque el neoliberalismo y la globalización sólo se combaten eficazmente con la unidad del pueblo que se expresa en la lucha independiente de los pobres de la ciudad y del campo bajo un programa, una estrategia y una táctica que tengan como fin la profunda transformación de la sociedad capitalista que vivimos.


¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!

COMITÉ ESTATAL DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO PDPR
COMANDANCIA MILITAR DE ZONA DEL EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARO EPR


Año 41.
Hidalgo, a 23 de noviembre de 2005.