Más allá de la niebla

Crónicas de Montaña.

MÁS ALLÁ DE LA NIEBLA

Cuanto admiro al Che… decía el caminante
en la montaña entre sudor y cansancio….

Con el animo de cumplimiento fiel al trabajo revolucionario, donde se prioriza la atención a las comunidades campesinas denominadas por la “civilización” de difícil “acceso”, por primea vez ingresamos a la Victoria, remota población de la extensa región amazónica, paradójicamente cabecera cantonal de la zona alta de la provincia más olvidada del país, con un índice de indigencia del 55%.

Entre montañas y ríos, cascadas y caídas de límpida agua, recorrimos el trecho que al dejarlo a lo lejos de la niebla, se divisaba enormes montañas azules como monstruos dormidos. Sin perder tiempo caminamos al son y ritmo del comunero que nos guiaba por el sendero verde oscuro, a orilla del caudaloso Rió Cocanes que nos llevará a la añeja población denominada Esperanza, nombre de la mujer que en tiempos de explotación cauchera, sobrevivió de ser asesinada por los trabajadores del caucho como ultima opción ante la hambruna y penuria de alimentos en el alejado valle montañoso, al llegar nuevas provisiones, la vida se lo perdono y en su honor el pequeño poblado lleva su nombre.

Del camino largo y fangoso de huellas silvestres desconocidas, de habituales dantas, osos de anteojos y tigrillos, la verde montaña muestra su exuberante vegetación subtropical. El paisaje limita la aventura y es respuesta al esfuerzo de campesinos que abrieron trocha antiguamente en busca de oro y tierras en busca de nuevas esperanzas y tranquilidad.

En suerte de un Lázaro… levántate y camina, avanzamos al poblado comunero, talante fue la llegada entre comuneros desconocidos, la expectativa crecía por el arribo de los peregrinos que traen nuevas noticias y esperanzas de cercenar las difíciles condiciones de vida de los campesinos pobres.

En fin un paisaje y una realidad que descubre una vez más la patria oculta, tan lejana y cercana a la vez, un mundo doloroso, claro que si… pero también un mundo de frescura y ternura propia del comunero, condición ésta, que refleja solo esperanza y rebeldía de todo un pueblo.

Desde la Selva Esperanza

cc. Mateo
Comuneros – Ln
Ecuador
2006