La burguesía y el proletariado

Las clases y su correlación en la lucha por democracia y el poder popular (Parte I)

LA BURGUESÍA Y EL PROLETARIADO

Colombia, julio de 2005

1. La situación de la burguesía

Un rasgo destacado de la situación de la burguesía es la exacerbación de sus contradicciones internas, las cuales tienen mucho que ver con el peligro de ruina económica que asecha al sector no-monopolista y con la reducción de espacios para los negocios de algunos conglomerados monopolistas en el agro, los textiles, las confecciones, las comunicaciones, áreas de los derivados del petróleo, entre otros que se verán perjudicados con la aplicación de la imposición imperialista del TLC-ALCA y los previsibles efectos, en la acumulación de capital y en el dominio de negocios, de la aplicación la "Ley de Justicia y Paz" que facilita la legalización de jugosos capitales resultantes del tráfico de drogas ilícitas de los narco-paramilitares, que han ido adquiriendo poder político en contubernio con personajes oscuros como el fascista Uribe Vélez.

Así como las motivaciones económicas, también la existencia de diferencias políticas azuza las contradicciones ínter burguesas que generan nuevos desacuerdos con el gobierno fascista de Uribe en temas como: la caracterización y tratamiento del conflicto armado, el procedimiento gubernamental ante el estado de ánimo de masas marcado por el descontento con el deterioro social y por el estímulo de las luchas de los pueblos de los países vecinos y de toda Latinoamérica, que anuncian mayor peligro para la llamada "gobernabilidad" burguesa. Pero, en general, es erróneo situar estas contradicciones ínter burguesas sólo en la esfera de lo político o en si se reelige o no a Uribe.

La crisis militar que estalló el 26 de mayo con la destitución de los 4 mayores generales, integrantes de la cúpula del ejército, exceptuando a su comandante Castellanos, precedida de la destitución de su anterior comandante, el parageneral Martín Orlando Carreño, muestran que esa discusión militar tiene un fondo político de pugnas por el poder y choques con algunas exigencias militares del Comando Sur. Además, la corrupción al interior de las FF.AA y demás organismos represivos han saltado como escándalos internacionales impidiendo el lavado de cara de estos genocidas desprestigiados ante el común de la población por sus nexos con el narcotrafico.

Estas contradicciones tienen su base material en los problemas económicos antes citados y por ello está matizada con posturas de rechazo a ciertas medidas yanquis en lo comercial y lo militar.

Los choques ínter burgueses tienden a profundizarse y el imperialismo y la oligarquía no tienen las suficientes herramientas económicas para tranquilizar al capitalismo no-monopolista (Tesis 12. LN, Conclusiones del XV Congreso del PC de C (m-l), www.pcdec-ml.com).

Bien subraya José Stalin que estas contradicciones son parte de las reservas del proletariado, que es necesario identificarlas para poder maniobrar inteligente y audazmente, aprovecharlas en la acumulación de fuerzas y librar al proletariado y sus organizaciones políticas y sociales del riesgo de quedar a la cola de una fracción burguesa, dejar solas a las capas medias o quedarse como espectadores de las crisis políticas. Reciente ejemplo del peso que pueden adquirir estos fenómenos es la situación interna de Ecuador y la forma como cae Lucio Gutiérrez y hoy se mantiene el pelele Palacio, quien lo sucedió.

Estas contradicciones, sus motivaciones, hacen previsible que en la primera vuelta de la contienda por la presidencia de la república de Colombia en mayo del 2006, mínimo se presenten tres candidatos por el frente burgués: Uribe o su agente directo, un candidato gavirista como recambio del uribismo y un candidato pastranista. Además, estaría el candidato alternativo del movimiento popular de oposición al régimen.

Limitaciones del proyecto de "Estado Comunitario"

El proyecto de Uribe Vélez, "Hacia un Estado Comunitario", es un plan de Estado fascista, un fascismo impuesto desde arriba, que no ha logrado unificar a toda la burguesía, que carece de la amplia base social de apoyo que le quieren fabricar con el abuso de la manipulación de las encuestas y los "sondeos de opinión" pero que, como anotara certeramente Jorge Dimitrov:

La dictadura fascista de la burguesía es un poder cruel, pero precario.

¿En qué consisten las causas principales de la precariedad de la dictadura fascista?

El fascismo, que pretende superar las divergencias y las contradicciones existentes en el campo de la burguesía, viene a agudizar todavía más estas contradicciones.

El fascismo intenta establecer su monopolio político, destruyendo por la violencia los demás partidos políticos. Pero la existencia del sistema capitalista, la existencia de diferentes clases, la agudización de las contradicciones de clases conducen inevitablemente a sacudir y derribar el monopolio político del fascismo. No es el país soviético en el que la dictadura del proletariado es ejercida también por un partido único, pero donde este monopolio político responde a los intereses de millones de trabajadores y se apoya cada vez más sobre la construcción de la sociedad sin clases; en un país fascista, el partido de los fascistas no puede mantener por mucho tiempo su monopolio, porque no está en condiciones de proponerse la misión de suprimir las clases y las contradicciones de clase. Suprime la existencia legal de los partidos burgueses, pero algunos de ellos siguen viviendo ilegalmente y el Partido Comunista avanza, incluso dentro de la ilegalidad, se templa y dirige la lucha del proletariado contra la dictadura fascista. De este modo, el monopolio político del fascismo tiene necesariamente que derrumbarse bajo los golpes de las contradicciones de clase.

Otra de las causas de la precariedad de la dictadura fascista estriba en que el contraste entre la demagogia anticapitalista del fascismo y la política del enriquecimiento más rapaz de la burguesía monopolista permite desenmascarar el fondo de clase del fascismo, quebrantar y reducir su base de masas.

Además, la victoria del fascismo provoca el odio profundo y la indignación de las masas, contribuye a revolucionarlas e imprime un poderoso impulso al frente del proletariado contra el fascismo. (J. Dimitrov, I El fascismo y la clase obrera. 1935)

Cuando hablamos de la necesidad imperialista de continuar con su agresivo proyecto de dominación, con Uribe o sin Uribe, de nuevo nos vuelve a la memoria Jorge Dimitrov, que en unos de sus escritos sobre el fascismo plantea:
"...Los círculos imperialistas intentan descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Para esto, necesitan el fascismo.

Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para esto, necesitan el fascismo.

Intentan adelantarse al crecimiento de las fuerzas de la revolución mediante el aplastamiento del movimiento revolucionario de los obreros y campesinos y el ataque militar contra la Unión Soviética, baluarte del proletariado mundial. Para esto, necesitan el fascismo.

En una serie de países -particularmente en Alemania- estos círculos imperialistas lograron, antes del viraje decisivo de las masas hacia la revolución, infligir al proletariado una derrota e instaurar la dictadura fascista.
Pero característica de la victoria del fascismo es precisamente la circunstancia de que esta victoria atestigua por una parte la debilidad del proletariado, desorganizado y paralizado por la política escisionista socialdemócrata de colaboración de clase con la burguesía y, por otra parte, revela la debilidad de la propia burguesía que tiene miedo a que se realice la unidad de lucha de la clase obrera, que teme a la revolución y no está ya en condiciones de mantener su dictadura sobre la masas con los viejos métodos de la democracia burguesa y del parlamentarismo." J. Dimitrov, I El fascismo y la clase obrera. 1935

2. La clase obrera y el trabajo obrero

a) Visión general

Colombia como país capitalista atrasado, industrial-agrario, dependiente del imperialismo especialmente del yanqui, a pesar de los fenómenos de desindustrialización impulsados con la intensificación de la globalización imperialista, sigue contando con una numerosa e importante clase obrera, cuya fuerza de trabajo es fuente esencial de la creación del valor que refleja el Producto Interno Bruto del país y es generadora de la plusvalía que incrementa las ganancias de los explotadores nativos y las multinacionales que se enseñorean en nuestra economía.

El gobierno de Álvaro Uribe, que en la campaña presidencial del 2002 (Manifiesto Democrático) no se ocupó ni demagógicamente para hablar del proletariado, que sólo lo menciona para atacarlo, de entrada puso a sus parlamentarios a ejecutar recortes económicos, laborales y sociales a los obreros y declararon una ofensiva feroz que vienen llevando adelante con medidas notorias como la reforma laboral, de la seguridad social y pensional; con la reestructuración del Estado, los nuevos reglamentos de trabajo, la penalización de la huelga y el terrorismo de Estado en fábricas de propiedad privada o estatal y en las poblaciones obreras como la capital petrolera, Barrancabermeja.

Esto le ha costado al presidente un débil apoyo de los trabajadores que aumentan su odio de clase al tirano, lo que anuncia mayor actividad obrera en lucha contra sus políticas.

Si bien Uribe ha logrado engolosinar algunos sectores obreros con las cooperativas de trabajo asociado, compra de acciones y el contrato sindical, como ocurre con los metalúrgicos de la principal acería del país, Paz del Río, y con sindicatos del sector eléctrico filiales de Sintraelecol. Los resultados prácticos de la demagogia del régimen no son muchos por la agudización de la crisis del sistema capitalista-imperialista que limita sus maniobras, pero algunas medidas reformistas-asistencialistas promovidas por la socialdemocracia internacional han desviado a la clase de un accionar firme y ascendente contra el capital.

También ha logrado atraer sectores de trabajadores con iniciativas para tratar de vincular al movimiento sindical a sus arreglos con los paramilitares concentrados en Santa Fe del Ralito, tramitadas por oportunistas que han utilizando el falso argumento de "contribuir al desmonte del paramilitarismo y a la paz".

En este cometido a contado con el apoyo de la política de conciliación de clases de la socialdemocracia y otros derechistas que posan de demócratas y mantiene importantes posiciones en las organizaciones de los trabajadores.

Pero esto tiende a modificarse positivamente, el proletariado viene recuperándose de los efectos negativos de la traición de los desmovilizados de los 90s que generaron un grave debilitamiento de las fuerzas de izquierda. A lo largo de 15 años, las mayorías de los explotados han experimentado el arrivismo y la descomposición personal de esos personajes que ahora ya se ven obligados a no utilizar más su demagogia de cambio social que utilizaron para engañar y tapar su traición a los trabajadores y al pueblo. Hoy, para su mayor descrédito, impulsan descaradamente la conciliación o concertación con la rabiosa política explotadora, antisocial y antisindical de la reacción, para lo cual no han dudado en ser funcionarios del gobierno fascista de Uribe.

De lo anterior no se deriva linealmente que las fuerzas derechistas tengan poca influencia ideológica entre los obreros, todavía pesan mucho la pérdida de fuerza de los verdaderos marxista-leninistas, la desconfianza en el triunfo revolucionario y la intimidación del terrorismo de Estado que logra contener muchas acciones impetuosas y combativas, dejando desnuda la importancia de adelantar la lucha por la apertura democrática contra el terrorismo de Estado y por el desmonte del paramilitarismo.

De allí que en el plano nacional general, el liderazgo individual y la presencia colectiva obrera revolucionaria en estos momentos sean débiles en lo político, lo sindical y en las demás organizaciones sociales.

Hay un sindicalismo obrero poco visible en huelgas y luchas nacionales de gran repercusión.

Organizaciones como el sindicato de la industria petrolera, la Unión Sindical Obrera "USO", que ha reconocido buena parte del pueblo como fuerza decisiva, con capacidad para concretar y liderar luchas políticas y reivindicativas exitosas, se ha despintado como se han desdibujado las expectativas de avance que generó el surgimiento unitario y combativo de la CUT a finales de los 80s.

El proletariado fabril ha mermado mucho su participación en movimientos huelguísticos en empresas privadas y en los movimientos de protesta convocados nacionalmente por las centrales sindicales.

Si bien esto es así, en el 2004 resaltan las huelgas exitosas del proletariado petrolero y de los bananeros de Urabá.

Lo cierto es que cuando los proletarios se han hecho sentir con sus luchas, en el país no pasan desapercibidas sus repercusiones en la economía, la sociedad y la política.

La clase obrera no está derrotada

En Colombia, la clase obrera ha sufrido duros golpes, ha perdido importantes batallas, organizaciones y líderes, pero está aprendiendo de las derrotas y aún resiste y lucha contra la ofensiva del capital y gana algunas batallas porque no está derrotada. Por ello, entre otras razones, la instauración de la dictadura burguesa abiertamente fascista en Colombia, es vista por la oligarquía y el imperialismo como un proceso "Hacia el Estado Comunitario", asunto dentro del cual entra a jugar la carta de reelección de Uribe pero no es la única carta o camino para continuar el trabajo por ese diseño autoritario de extrema derecha.

"Así, el fascismo, que ha surgido como resultado de la decadencia del sistema capitalista, actúa a fin de cuentas como un factor de su ulterior descomposición. Así, el fascismo, que ha asumido la tarea de enterrar al marxismo, al movimiento revolucionario de la clase obrera, él mismo lleva, como resultado de la dialéctica de la vida y de la lucha de clases, al desarrollo de las fuerzas llamadas a ser enterradoras, las enterradoras del capitalismo." Realza Jorge Dimitrov en la obra antes citada.

El proletariado agrícola bananero de Urabá se sacudió del inmovilismo socialdemócrata y del partido liberal con la huelga del 2004 y forzó a Uribe a ir a su región y reversar la iniciativa de imponer el contrato sindical arrasando sus conquistas laborales y sociales.

Los proletarios azucareros de los ingenios La Cabaña y Pichichí, en el Valle del Cauca, han expresado el deseo de lucha en combativas huelgas desarrolladas en el primer semestre del 2005, advirtiendo que están a la retoma de importantes páginas de su historial de lucha, a pesar de estar fuertemente golpeados por la guerra sucia paramilitar, la tercerización y carentes de una dirección con clara visión clasista.

También se destacan las batallas combativas defendiendo pliegos de peticiones y las convenciones colectivas de sindicatos obreros que han logrado preservar conquistas. Esto al lado de duras y silenciosas luchas por la cabal aplicación de la democracia sindical y por la construcción de organizaciones de rama industrial y de servicios que actúen como tales.

Hay un gran enfrentamiento a las prácticas inmovilistas y entreguistas de la burocracia patronal, entreguista y desmovilizadora, que en muchos casos está formada por personajes descompuestos amparados en sus antecedentes de pertenencia a la izquierda; algunos de ellos se han convertido en aristócratas obreros como resultado de las dádivas individuales que les ha dado la burguesía, a veces plasmadas en el texto de los convenios laborales.

No es tarea fácil, pero muchos signos favorables indican que, lenta pero seguramente, en vista de la importancia de los obreros como clase fundamental en la vida del país y la saña de la ofensiva del capital, se logrará superar esta gran dificultad o contra-tendencia al ascenso de las acciones populares palpable en la falta de más luchas obreras.

Recalcamos que en el proletariado colombiano no hay una situación contraria a la tendencia al ascenso de la lucha de masas que constatamos en el país y el continente. Así existan diferencias regionales y sectoriales en la situación político-organizativa y en el estado de ánimo, el proletariado no ha dejado de luchar. Esta presencia y liderazgo obrero revolucionario se viene recuperando en los planos regionales y algunos fragmentos de la economía nacional, luego llegará el momento en que se note de nuevo la vitalidad de la clase de los proletarios.

Lo más general en las causas del debilitamiento actual del rol obrero, es afirmar que el diseño imperialista del proceso de fascistización e imposición del neoliberalismo ha colocado la acción represiva al centro combinándola con la destrucción de sindicatos y la imposición del sistema a contratos o la tercerización. Con el terrorismo de Estado la burguesía ha intimidando fuertemente a los trabajadores, eliminado a curtidos líderes de masas y cuadros políticos de izquierda para debilitar la vanguardia revolucionaria y asegurar éxitos en la gran ofensiva contra las conquistas económicas, sociales y laborales del proletariado.

La ofensiva ideológica contra el movimiento obrero
El imperialismo también se propuso ahondar el combate ideológico contra el proletariado con la difusión de teorías para negar la validez del socialismo científico, la necesidad histórica del partido comunista y la construcción del socialismo, apoyados especialmente en los efectos de las traiciones revisionistas en la URSS y China, muy detalladas en la línea internacional de PC de C (m-l). Se intensificaron las calumnias contra las organizaciones y luchas revolucionarias.

Destacamos la insistente descalificación del derecho a la rebelión, la huelga, el paro y otras formas de acción directa de masas. Se ha promovido el pacifismo burgués con fieros ataques a la combinación de todas las formas de lucha de masas, sin la cual es imposible detener o derrotar esa ofensiva multiforme de la burguesía que si combina todas las formas de acción privilegiando la violencia reaccionaria con inseparables formas de terrorismo de Estado, puestas al centro en la política internacional del imperialismo yanqui. Para ello han contado con la invaluable ayuda activa del oportunismo derechista que en ciertos lugares usa el traje de "izquierda democrática".

La consecuencia general de esa política criminal y antisocial, ha sido el debilitamiento del movimiento obrero mundial, que nuestra corriente internacional marxista-leninista, agrupada en la Conferencia de Partidos y Organizaciones M-L, en unidad de acción con otros revolucionarios, lucha con decisión para transformar esa situación.

La vida y la lucha hoy dan nuevas posibilidades a los comunistas y demás revolucionarios para lanzar una ofensiva ideológica y política. Los triunfos cercanos del pueblo venezolano y las batallas en Ecuador y Bolivia, sumadas a la esperanza de Uruguay y las grandes movilizaciones contra la invasión a Afganistán e Irak; son éxitos que se dan al pasar los años que han facilitado llegar al desengaño masivo al no llegar las promesas de bienestar luego de la llamada "caída del muro de Berlín". La única realidad es que se ha profundizado el atraso y la miseria de la mayoría de habitantes de esos países otrora socialistas o de democracias populares que regresaron a la cadena imperialista-capitalista.

b) El papel de la juventud obrera

La actividad juvenil viene creciendo en el país luego de muchos años de bajón, dentro de este sector social se destaca la juventud obrera. Es necesario anotar que los jóvenes obreros hacen parte de las acciones que surgen del reanimamiento del movimiento estudiantil de enseñanza media.

El núcleo juvenil obrero más numeroso y activo son los trabajadores-alumnos del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, a pesar de la división organizativa a su interior como efecto del papel negativo de las influencias de posturas oportunistas y personalismos.

Ellos han enfrentado con la movilización los distintos esfuerzos de privatización de esta institución estatal dedicada a la formación profesional tecnológica, técnica y semicalificada. En sus banderas de lucha expresan con nitidez el clamor por el empleo estable, mejores salarios y bienestar social que necesita la juventud trabajadora. Esta lucha avanza unitariamente con instructores y trabajadores de la entidad agrupados en Sindesena y Sintrasena, conquistando solidaridad y simpatía del movimiento sindical y popular.

La lucha juvenil en el SENA es acompañada por estudiantes de algunos institutos técnicos y tecnológicos dependientes del ministerio de educación y entes administrativos regionales y locales.

Pero esta emergencia juvenil aún no resuelve la cruda realidad de la notable falta de preparación de un relevo generacional en las direcciones, cuando los más veteranos dirigentes sindicales se están pensionando y no se han preparado el suficiente número de jóvenes para asumir el liderazgo en los sindicatos.

c) La organización de la mujer obrera

En Colombia, bajo el eslogan de "los movimientos sociales", se viene desarrollando un trabajo creciente de organización de las mujeres del pueblo que incluye un gran contingente de mujeres trabajadoras de diferentes edades y etnias.

Mujeres de notable formación intelectual y presencia social, provenientes de la capa media, son las principales líderes de la mayoría de estos agrupamientos y la socialdemocracia es la corriente ideológica predominante a su interior.

Buena porción de estos liderazgos ha tomado la bandera del feminismo buscando eliminar o lesionando seriamente el sentimiento de clase y la lucha por los intereses de clase en que se debaten las cotidianidades de las mujeres del pueblo. Muchas organizaciones de la mujer toman como dirección principal las llamadas "reivindicaciones de género", a menudo abordadas principalizando asuntos secundarios como el reconocimiento o "visibilización" de la mujer en el lenguaje y la exigencia mecánica del equilibrio con los hombres, pidiendo igualdad en los cargos en el Estado y las organizaciones sociales y políticas, con el gran argumento de la igualdad de los sexos.

La mujer obrera y trabajadora, como ser humano, tiene el derecho de exigir igualdad de condiciones para el desarrollo de su personalidad, pero ello plantea en primer lugar el enfrentamiento a los explotadores oligarcas y el imperialismo como causante principales de la carencia de las libertades políticas y reivindicaciones económicas y sociales que niega el sistema opresor y mantiene atada a la mujer a usos y costumbres que la marginan de la lucha política y la vida social en todos los aspectos.

Cuando los colectivos feministas de corte socialdemócrata abordan el tema de las imposiciones a la mujer en la vida familiar, evitan hablar de la explotación capitalista y la utilización de la mujer como fuente de incremento de la cuota de plusvalía que se apropia el explotador capitalista. De esta manera, en vez de promover la liberación femenina, están creando distractores para mantenerlas en el reformismo que no atenta contra los intereses del capital.

d) Los obreros desempleados y la proletarización de la pequeña burguesía

Existe un creciente "ejército proletario de reserva", los obreros desempleados aumentan a cada día como efecto de la desindustrialización derivada de la apertura económica, la llamada globalización y la agudización de la crisis general y el estancamiento cíclico del capitalismo, complementada con la descomposición de la capa media que lanza a las filas del proletariado a miles de pequeños y medianos propietarios de campos y ciudades.

El tema del empleo y la lucha por conquistarlo es la bandera más destacada y sensible en este sector de nuestros hermanos de clase, que debemos distinguir muy bien para no dejarnos enredar con la caracterización burguesa de "economía informal".

El movimiento sindical clasista debe diseñar formas organizativas y de lucha que permitan atraer a los proletarios desempleados y conducirlos a la lucha contra el sistema capitalista.

La influencia política entre los trabajadores al servicio de contratistas privados, las llamadas cooperativas de trabajo asociado y las empresas de empleos temporales o tercerizadoras, es muy importante.

No hay que olvidar la utilización o desviación burguesa de cooperativas de origen e inspiración obrera o de izquierda hacia el campo de la llamada "tercerización laboral". Debe actuarse revolucionariamente dentro de ellas con planes precisos para encausarlas hacia la lucha económica por mejores salarios y condiciones laborales y de vida, al impulso de la sindicalización y llevarlas a participar en la lucha política contra el régimen.

e) Los obreros pensionados

Los jubilados también son parte de la clase obrera aunque no estén en la producción, incluso la burguesía los tiene como fuerza de trabajo de reserva, que no ha dudado en utilizar para romper huelgas. También los ha utilizado mucho como clientela electoral engañándoles con ofertas de mejora de sus mesadas.

La ofensiva legal contra las mesadas y contra el derecho a la jubilación de todos los trabajadores está llevando a la lucha a este sector obrero. Los parlamentarios de los partidos tradicionales de la burguesía han perdido peso y las asociaciones de pensionados se están dinamizando en la búsqueda de la unidad de acción con todos los sindicatos y promueven la participación activa en la opositora Gran Coalición Democrática.

Estos hechos positivos tienen mucha relación con hoy contar, entre los pensionados, con la presencia de veteranos cuadros y militantes comunistas y de otras posiciones revolucionarias que se han jubilado y han ido desplazando a viejos dirigentes clientelistas y patronales de los partidos tradicionales. Muchos de estos pensionados revolucionarios han mejorado sus condiciones materiales para seguir en la lucha política en defensa de su clase al contar con mayor tiempo disponible.

Sólo una visión gremialista puede desaprovechar este acumulado tan valioso, manteniéndolos en el marco de la "defensa de los pensionados".

Además, los ataques a los derechos adquiridos en pensiones con la reforma constitucional de junio del 2005, nos obligan a pensar en cómo mantener sólidos nexos de clase, en la lucha y con la solidaridad concreta, entre las organizaciones de los jóvenes estudiantes que se preparan para ser obreros, los sindicatos obreros y las asociaciones de obreros pensionados. Así elevaremos la conciencia general de clase, hoy afectada por enfoques generacionales que se exageran y llevan a facilitar el divisionismo de los trabajadores que impulsa el capital para pagar menores salarios a los jóvenes, no negociar convenciones colectivas con los trabajadores empleados y desproteger a los ancianos pensionados.

d) Los cambios en el movimiento obrero de Colombia

En el trabajo obrero en las condiciones de hoy es fundamental comprender los cambios a implementar en el desarrollo de la actual lucha ideológica y política, atendiendo los cambios experimentados al interior de cada fuerza política y el estado del Movimiento de Oposición al Régimen, que da una lucha cada vez más enconada por el cambio y contra el proyecto fascista de Estado Comunitario encabezado por Uribe.

La esencia del problema de la actual débil presencia y el papel de la clase obrera no radica en la crisis del movimiento sindical como equivocadamente se suele argumentar desde los vacíos político-teóricos y las posturas economicistas y anarcosindicalistas.

La crisis sindical en Colombia es, ante todo, una manifestación de un problema político esencial: las notables debilidades del movimiento obrero, entendido como la acción consciente del proletariado para lograr su liberación social mediante la toma del poder, para lo cual es determinante la efectividad de la acción del Partido Proletario y la existencia de un movimiento revolucionario de las masas interesadas en la revolución. Estos factores existen en Colombia pero sus fuerzas no están en su mejor momento.

La dinámica que gana el movimiento democrático y progresista de oposición contrasta con la debilidad de los marxistas-leninistas y las organizaciones revolucionarias que manifiestan falta de más sólidos nexos con las masas populares del país. Estos factores, al relacionarlos dialécticamente con el sucio rol de los oportunistas de todo matiz y la gran ofensiva del capital con su modelo neoliberal y de terrorismo de Estado, configuran las principales causas de la actual débil participación y presencia combativa de nuestra clase en la lucha sindical y política de masas.

Hoy registramos cambios internos regresivos en las fuerzas políticas que en los 80s a 90s fueron parte de grandes esfuerzos unitarios en todas las formas de organización y de lucha.

Pero también estamos de cara a la aparición o reanimamiento de fuerzas políticas nacionales, sectoriales o regionales del campo popular, revolucionario y democrático que desean luchar y trabajar en unidad de acción con los marxistas-leninistas y demás revolucionarios.

Igualmente, son visibles los cambios de actitud política a favor de la lucha contra el régimen y el trabajo con la izquierda de sectores progresistas y de izquierda al seno de organizaciones socialdemócratas como el PDI (Partido Polo Democrático Independiente) y parte del ala del partido liberal que se aproxima a posiciones de izquierda y a desarrollar relaciones con la izquierda.

Nuevas realidades de la lucha de clases traen nuevas fuerzas y depuran el proceso de escorias dejando "el oro en el crisol".

En medio de grandes limitaciones, los marxistas-leninistas avanzarán si persisnten en el esfuerzo por mejorar la calidad del aporte político mostrando más capacidad para afrontar las dificultades del trabajo unitario, ganando flexibilidad e iniciativa política en la lucha contra los enemigos principales y para tratar las contradicciones al seno del movimiento de oposición al régimen.

Pero esto no ocurre con todas las corrientes de la izquierda, muchas muestran rigidez, falta de combatividad, grupismo, unilateralidad teórica, falta de consecuencia práctica, deficiente centralización política y organizativa, estancamientos y retrocesos ideológicos y políticos a nombre de modernizarse y "desarrollar el marxismo adecuándolo a la realidad latinoamericana"; situaciones que hacen más complejo el trabajo unitario.

Para la recuperación del trabajo revolucionario extenso y profundo en la clase obrera los revolucionarios deben aprovechar la especial oportunidad que dan los comportamientos políticos abiertamente anti obreros del actual gobierno del fascista Uribe, quien ha ido mucho más lejos que anteriores presidentes en la persecución al movimiento obrero y el movimiento sindical.

Así mismo, favorece el trabajo obrero el notable descrédito ante grandes sectores populares de los patronales de los partidos tradicionales de la burguesía y de los oportunistas salidos de las filas revolucionarias que, como "los esperanzados", en los 90s fungieron como renovadores, rectificadores y poseedores de verdades sobre asuntos que, según ellos, no resolvía el marxismo-leninismo.

Ampliar la base social de masas

Una tarea clave para enfrentar el fascismo que se impone desde arriba es trabajar por la base, desde abajo, hacia las masas proletarias y trabajadoras del campo y la ciudad, con un riguroso apegamiento a las prioridades según el peso específico de los sectores económicos y la necesidad de la alianza obrero-campesina y popular.

Esta tarea de masas hoy está muy reducida en su radio de acción y en la solidez por algunas manifestaciones burocráticas que en no pocos casos surgen de interpretar que el trabajo obrero y popular consiste en dar privilegio a la presencia en las reuniones de los colectivos unitarios y en desarrollar conversaciones entre dirigentes políticos y de organizaciones sindicales y populares para tejer acuerdos, dialogando muy poco con el pueblo. También, esta irrenunciable tarea y estilo de hacer política está afectado por las manifestaciones de gremialismo y anarcogremialismo, a veces, se expresan en prácticas que promueven un absurdo enfrentamiento entre la organización social del proletariado y el pueblo y las organizaciones políticas revolucionarias, democráticas y progresistas.

La perspectiva de ampliación de la unidad popular que se está construyendo crea mejores condiciones para ampliar el trabajo de masas por abajo y así dar solidez a la construcción del frente antifascista y antiimperialista, contra el neoliberalismo, que hoy pasa por el fortalecimiento del Movimiento de Oposición al Régimen, trabajo que no riñe con la necesidad de conformar en su seno un gran núcleo proletario o Frente Obrero que potencie el liderazgo político y social de la clase de los proletarios.

Este esfuerzo por la unidad, organización y lucha obrero-popular masiva debe fortalecer todas las formas de organización y de lucha, de manera tal que se afiance la vía revolucionaria al poder, el ejercicio de la acción directa de las masas y una elevada moral entre las masas y sus líderes para adelantar el combate contra la cruenta ofensiva del capital.

«Los pueblos -dijo Lenin- no pasan en vano por la escuela de la guerra civil. Esta es una escuela dura y en su programa, si es completo, entran también inevitablemente los triunfos de la contrarrevolución, el desenfreno de los reaccionarios enfurecidos, el ajuste de cuentas feroz del viejo poder con los rebeldes, etc. Pero sólo los pedantes declarados y las momias sin juicio pueden lloriquear, lamentándose de que los pueblos pasen por esa escuela llena de tormentos; esta escuela enseña a las clases oprimidas a librar la guerra civil y les enseña cómo triunfa la revolución, acumula en las masas de los esclavos actuales el odio, que los esclavos atemorizados, torpes e ignorantes llevan eternamente dentro y que conduce a los esclavos ya conscientes del oprobio de su esclavitud a las hazañas históricas más grandiosas». Citado por Jorge Dimitrov, en su obra "El fascismo y la clase obrera", 1935.

Teniendo presente estas enseñanzas históricas, nuestra propia y cercana experiencia, guiados por la línea política del PC de C (m-l) y el marxismo-leninismo, en medio de las tareas para fortalecer la lucha política de masas que está al centro en este momento de la lucha de clases en Colombia, resaltamos la importancia de fortalecer al EPL en el campo y la ciudad, defender la validez y jerarquía política y militar del movimiento insurgente, impulsar entre las masas la importancia de la aplicación de la violencia revolucionaria y la necesidad de organizarse para practicarla según las diferentes condiciones que plantea la lucha de clases.

Esto es indispensable en medio de una realidad agresiva del imperialismo que no ha descartado la invasión militar, ni el dar el salto fascista con el recurso de la dictadura militar o con figuras de gobierno como la "junta cívico-militar". Ellas no son contrarias a la mal llamada "tradición democrática" de Colombia, tradición que no es otra cosa que una forma engañosa de asegurar que los partidos tradicionales de la oligarquía se alternaran la presidencia del gobierno y se distribuyeran los cargos públicos durante el Frente Nacional, para luego de terminado dar paso a las disputas entre esos partidos por la alternancia en la jefatura del Estado y el gobierno, pasando --mediante el terrorismo de Estado y sus paramilitares-- por encima de toda voz u acción de las fuerzas políticas y sociales que se oponen al régimen.

2. Las fuerzas políticas en el movimiento obrero

Es evidente el deterioro respecto de la asimilación, difusión y aplicación consecuente del marxismo que vive el espectro de la izquierda histórica.

Ese deterioro no es uniforme, pero en todos los casos está motivado por el entrelazamiento del Terrorismo de Estado con la fuerte presión ideológica del enemigo de clase que ha calificado de "dinosaurios" a los firmes defensores del proyecto histórico del proletariado y su guía marxista-leninista.

En medio de esta situación se mantiene el gran valor ético de persistir en la lucha, el no arriar las banderas de la revolución social, así esas ideas se defiendan desde diferentes ópticas es un gran acumulado. Este es un gran triunfo de los revolucionarios obreros y de todo el pueblo.

El terrorismo de Estado y la guerra sucia; que ha hecho muy cruento el ya prolongado proceso de acumulación revolucionaria en Colombia. Los éxitos de las labores de infiltración de la policía política. Los reveses de procesos como el salvadoreño y las desmovilizaciones de los 90s en Colombia. La caída de la construcción socialista en la URSS a partir de los 60s, confirmada con la "caída del Muro de Berlín" y la pérdida del poder en las democracias populares surgidas entre los años 40s y 60s, son factores que se han entrelazado y forman parte clave en el bajón vivido en el movimiento revolucionario y de masas que lleva varios años superándose y consolidándose en medio de la actual tendencia al ascenso de las luchas populares masivas.

Pero este evidente deterioro no debe llevar al desgano en el trabajo por el afianzamiento de la izquierda en las posiciones revolucionarias. El desgano y la descalificación o calificación simplista, están en contra de su fortalecimiento manteniendo la lucha ideológica, sistemática y persuasiva, que ha caracterizado nuestro trabajo político con la izquierda.

Se trata de que todos los revolucionarios hagamos el esfuerzo que podamos para evitar que el acumulado revolucionario entre las masas y combatientes populares no vaya a perderse en el fango de las posturas vacilantes de corte socialdemócrata y el acomodamiento o la prepotencia propia del arribismo de sectores medios del pueblo.

3. Salidas a una situación compleja

La situación actual de nuestra clase y sus luchas es compleja, no se puede simplificar con fórmulas generales y es necesario examinar ramas de la economía, organizaciones, localidades y regiones concretas, en las cuales se confirma nuestra apreciación general pero con particularidades y singularidades a conocer bien para acertar en el tratamiento específico que deben dar las células y comités intermedios del Partido, apoyados en los instrumentos propios para el trabajo de masas.

Por ejemplo, veamos el caso del más importante sindicato de la rama energética y de gran tradición histórica por sus luchas nacionalistas y clasistas, la USO. Está arrinconada, sin iniciativa clara, entrampada en lo jurídico que tanto les gusta a oportunistas, burócratas y luchadores inexpertos.

No creemos que la combatividad de los petroleros esté acabada, está opacada por la pésima dirección político-sindical de las corrientes ideológicas dominantes. Su exitosa huelga de mayo del 2004 ve reducidos sus logros y efectos por no haber sido más contundente debido a las tesis de "huelga de masas" sin paro de producción, que impuso el oportunismo, facilitando una recuperación rápida al enemigo de clase.

Hoy es una USO debilitada por los errores y desenfoques de dirección de las mismas fuerzas que por sus largos años de conciliación con las violaciones a la Convención Colectiva llevaron a su burocracia a cohonestar con el Laudo Arbitral que criticamos oportunamente mostrando propuestas de solución. Se trata de corrientes que quieren cobrar y esconder sus traiciones y cobardías calumniando infamemente de "esquiroles" y "anti USO" (el sindicato son ellos) a los sindicalistas clasistas que les enfrentan.
Si miramos las direcciones sindicales en el ámbito nacional, en general están controladas por posiciones derechistas, así contemos con el hecho positivo de un mayor alejamiento de Uribe Vélez y todo lo que él significa, propiciando el impulso del frente antineoliberal con la GCD.

Estos hechos políticos, de connotaciones ideológicas y políticas favorecen el trabajo de la izquierda revolucionaria entre las bases y han facilitado movilizaciones como las del Primero de Mayo masivo y la jornada nacional de protesta del 12 de Octubre del 2004 con casi dos millones de participantes. Sin embargo, esto no ha impedido que al interior de la CUT los sectores más derechistas de la socialdemocracia y de los partidos oligárquicos tradicionales intenten ir a las mesas de concertación gobierno-patronos y persistan en la afiliación internacional a la derechista CIOSL-ORIT como expresión de una falsa solución a la lucha por la unidad de los proletarios del mundo.

El trabajo por desarrollar entre los obreros es muy exigente y lleno de obstáculos, demanda de cuadros y militantes dedicados con fervor a esta labor, acabando con las rutinas y los viejos métodos y estilos de trabajo, sacudiendo con energía las manifestaciones de burocratismo, gremialismo y anarcosindicalismo a nuestro interior.

Ahora, la fuerza del necesario trabajo unitario de Convergencia Democrática, amplia antineoliberal y antifascista, ha dado lugar a ciertos acomodamientos de los oportunistas y burócratas sindicales para camuflar su catadura patronal y pro capitalista, aumentándo las dificultades para desplazarlos con la fuerza de la democracia de las masas de las direcciones de organizaciones de obreros y otros trabajadores. La tarea de depuración de las filas de la oposición al régimen avanza y debe preparase y abordarse sin precipitudes, realizarla al calor de la lucha, con las masas, hasta barrer con esos nefastos liderazgos.

Esta realidad debe hacer al Partido proletario más consciente de la importancia de los esfuerzos para superar limitaciones y valorar más el papel del proletariado en la lucha de clases que avanza, así como de la importancia de aplicar el principio del internacionalismo proletario, activo y militante.

Desde luego, hay hechos positivos en la masa proletaria que manifiestan la tendencia a la reactivación del movimiento popular, algunos ya mencionados al inicio de este apartado sobre la clase obrera.

Son vitales los avances de la unidad de masas para el combate y entre corrientes que luchan por la democracia contra la oligarquía y el imperialismo, son cantera para forjar fuerzas revolucionarias y crecer nuestras filas e instrumentos, incluido el EPL, pues es constatable el interés de obreros del campo y la ciudad en la lucha armada revolucionaria, su disposición a participar en ella y en apoyarla.

Los marxistas revolucionarios no se limitan a diagnosticar

Los revolucionarios no nos postramos ante las dificultades, debemos transformar realidades movilizando a la clase obrera y la mayoría del pueblo.

Debemos educar a los obreros en la vocación de lucha por el poder como asunto esencial de la política y la revolución, mostrándoles la relación de ese objetivo con la batalla por un gobierno táctico como forma de golpear la entraña oligárquica, indicándoles las tareas precisas para jugar su papel en este momento de construcción del movimiento de oposición al régimen.

La dura experiencia de la vida de las masas, la construcción partidaria y el trabajo internacionalista activo, darán nuevas bases para contribuir a llevar a los sindicatos obreros y demás organizaciones sociales del proletariado a jugar el rol social y político que la historia les asigna y ningún otro sector o clase social puede jugar.

Las presentes iniciativas políticas y prácticas brindan condiciones para construir círculos políticos con obreros interesados en la revolución, fortalecer las células comunistas fabriles, vincular proletarios a las organizaciones políticas de masas, invitar a nuestros hermanos de clase al trabajo militar con el EPL y en otras formaciones militares del pueblo y a dar una lucha ideológica y política, sistemática, sólida y persuasiva con las masas y líderes honestos, para contener las vacilaciones de las fuerzas sociales que necesitan la revolución y de las corrientes políticas que luchan por la revolución sin abrazar el marxismo-leninismo.

Comité Central
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)