No podemos seguir expectantes... ¡Muerte al neoliberalismo!

TENEMOS QUE DESPERTAR, NO PODEMOS SEGUIR EXPECTANTES ... MUERTE AL NEOLIBERALISMO!

COMANDO CENTRAL DEL ELN

Si queremos acabar la pobreza los colombian@s tenemos que derrotar al neoliberalismo. Los pueblos son quienes construyen su destino y hacen su historia, en la búsqueda del bienestar y su felicidad.

Todos los derechos y valores como patrimonio de la humanidad, se han erguido en las grandes batallas de los pueblos. Desde que surgió el Capitalismo, una forma de vida que sirvió para acumular riqueza para unas pocas familias; muchas ideas utópicas surgieron en contraposición a éste modelo; hasta que se constituyó una teoría, una corriente de pensamiento, luego en una ciencia y hacerse realidad: El Socialismo.

Prácticamente en menos de un siglo, casi la mitad de la humanidad vive hoy esa realidad; pero otro gran porcentaje lucha por lograrlo y un número reducido se impone con la fuerza para impedirlo; como son los imperios y las transnacionales, el FMI y la pretensión de Bush de constituirse en el gendarme mundial, con golpes de estado a gobiernos legítimamente constituidos, el asesinato de sus dirigentes, la invasión de países para doblegarlos y saquear sus riquezas.

En el mundo entero vemos hoy las calles de las grandes ciudades repletas de enormes manifestaciones de ciudadan@s que claman contra la pobreza. Acabar con la pobreza se está convirtiendo en la consigna fundamental del nuevo siglo, pero dentro de otro modelo, dentro de otro sistema; donde la verdadera democracia participativa sea soberana y transforme la realidad actual.

El dilema en el continente es: 1. Seguir siendo colonia y sometidos a los designios del imperio norteamericano y las multinacionales, bajo el consentimiento de las oligarquías y 2. Luchar por la independencia y soberanía como Nación.

En Colombia, muchos siguen creyendo que el país es el que nos muestran por la televisión o la radio, las revistas y los periódicos del sistema?.

Tenemos que despertar, no podemos seguir expectantes, observadores y que otros nos hagan la realidad, nos la fabriquen a su gusto y a sus intereses; tenemos que actuar, en los debates, en la organización y movilización por lo nuestro, el de los humildes, los marginados, los no escuchados. La libertad cuesta y mucho sacrificio; pero de miedo no podemos morir; hay que arriesgar, resistir y luchar por un mejor porvenir; la resignación en Colombia en este momento es complicidad. “Pueblo indolente –nos enseñó la heroína Policarpa Salavarrieta “La Pola” cuando era conducida al cadalso frente al expectante pueblo aterrorizado- no sabes el precio de la libertad”.

Aquí en el país, seguimos en un conflicto social y armado, porque la oposición ha sido aniquilada físicamente. Donde los inocentes, el pueblo raso son los acusados y sus víctimas; mientras los verdugos o victimarios, la oligarquía, son los jueces. Sin embargo, los pueblos han buscado y encontrado otras formas de ejercer su soberanía, en su organización y movilización; esa es la ola renovadora del nuevo siglo, en el continente.

En Colombia no podemos seguir luchando solo por las reformas o lo que hace AUV en los “consejos comunitarios” tratar problemas cotidianos, de “cocina” como dicen algunos. Aquí se necesita discutir y analizar los problemas sustanciales que tienen en crisis al país hace rato; con urgencia realizar profundas transformaciones si verdaderamente queremos ponernos a la orden de los pueblos y la historia.

Dos vías o rutas han marcado en los últimos tiempos el camino. La de AUV, imponerse por la fuerza y reformar las instituciones anquilosadas del viejo estado burgués; o construir un gran Movimiento Nacional por la Paz que permita analizar y construir todas las demandas del pueblo; donde se construya otra forma de ver la sociedad, de respetar su organización y que ella sea la rectora de su administración y su propio gobierno.

Por eso no basta con gritar: Abajo los impuestos!

Hoy como está la estructura tributaria en Colombia son los pobres quienes pagan el 75 por ciento de los impuestos, los que sostienen la pandilla burocrática; y quienes reciben el beneficio por esta tributación son los ricos que pagan menos impuestos. La oligarquía hace creer que aporta el 60 por ciento del total de los impuestos, pero no es así, lo cierto es que solo contribuyen con el 15,8 por ciento.

Los pobres incluidos los indigentes aportan al IVA el 44 por ciento del recaudo, el 26 por ciento del total corresponde a la retención en la fuente por salarios, honorarios y negocios. Por estos conceptos los recaudos ascendieron a 42.3 billones de pesos en el 2005.

Los que verdaderamente mandan en el país son los que no pagan los tributos que les corresponden. En la lógica del conflicto interno que existente en Colombia: Los ricos no ponen ni la plata, y los pobres, ponen la plata y su vida.

En términos populares, “compramos el cuchillo para que nos lo entierren nuestros propios verdugos”. Aún está por verse si el impuesto servirá para acelerar el final de la guerra, después de más de 40 años o para prolongarla aun más. Entonces, estamos ante un sistema viciado y anquilosado. Coincidimos con Antonio Caballero: “La guerra les interesa solo a los ricos, la oligarquía, sus asesores” y le faltó decir al principal, al imperio.

Tengamos memoria; por qué el pueblo no ha hecho respetar el referendo del 2003 y si existe una imposición contraria a su voluntad?; por eso, son legales, pero ilegítimos. Hasta cuando durará su legalidad?; de eso depende la existencia del neoliberalismo en Colombia.