Los planes militares del imperialismo en Colombia

LOS PLANES MILITARES DEL IMPERIALISMO EN COLOMBIA

Colombia, enero de 2006

Presentación

Estas notas sobre la situación militar en Colombia, son actualizaciones que reafirman los planteamientos del artículo de la revista Unidad y Lucha “Sobre la realidad militar de Colombia” , firmado por el CEC del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista).

Las previsiones contenidas en dicho artículo se han confirmado en la realidad, hoy estamos ante el fracaso del Plan Patriota, pilar de la “seguridad democrática” que tenía dos objetivos básicos:
- intimidar con el terrorismo de Estado al movimiento obrero y popular para apaciguar sus luchas y
- derrotar la guerrilla o, al menos, golpear duro a sus principales núcleos de fuerza y más destacamos dirigentes. La identifican como un acumulado revolucionario de gran significación en la preparación de la insurrección popular armada.

Nuestro propósito es detenernos en la parte militar de la “seguridad democrática”, lo concerniente a la represión a las luchas de masas no serán objeto de este documento.
Como predijo el escrito para la revista Unidad y Lucha, el balance de fuerzas en el teatro de operaciones militares dejó a la insurgencia en condiciones de lanzar una ofensiva táctica de gran impacto en la opinión, como la derrota militar asestada en Vistahermosa (Caquetá) en diciembre de 2005. Esta ofensiva insurgente apuntalará el quiebre político de Álvaro Uribe Vélez, alentando la moral del pueblo y las fuerzas progresistas, democráticas, de izquierda y revolucionarias que se oponen al régimen con vocación de ser gobierno y ser poder.

Con mucha razón, el analista militar, Alfredo Rangel Suárez , al referirse a las condiciones favorables a una ofensiva guerrillera afirmaba: “Lo más preocupante es que esto va a coincidir con el momento de la mayor escalada guerrillera de los últimos años, que la misma guerrilla ha denominado “la ofensiva final” y que probablemente realizará en los meses previos a las elecciones presidenciales. Para el momento de esa ofensiva contra el Gobierno, la guerrilla contará con mayor libertad de movimiento gracias a las desmovilizaciones de los paramilitares promovidas por el mismo Gobierno. Son las paradojas de un conflicto armado cuya existencia se niega y se dirige con base en la propaganda y no en el cálculo estratégico.”

Cifras de la guerra de Álvaro Uribe

A.- La confrontación militar

- Intensificación del conflicto armado en los 3 años de AUV .
- 6,080 combates por iniciativa de las FFMM, 201% más que en los 3 años iniciales del gobierno de Pastrana.
- En el primer año de AUV hubo un crecimiento de los combates de 148% con respecto al tercer año de Pastrana; aumento del 10% en el segundo año y decrecimiento en un 21% en el tercer año, con Plan Patriota desarrollándose y llegando al techo de operación de las FFMM : 65% contra las FARC, 17% contra el ELN, 3% contra otras fuerzas insurgentes y 15% en contra de los paramilitares, si bien vale anotar que estos combates son sólo contra un sector del paramilitarismo, el que no se plegó a los planteamientos de conversaciones en El Ralito y que, por tanto, ha generado dificultades al seno de las FFMM que han tenido en ellos una punta de lanza en la guerra sucia contra el pueblo.
- Los combates por iniciativa de la guerrilla pasaron de 924 a 1.565, un aumento del 69% con “la guerrilla replegada”, según apreciaciones de los violentólogos que no tienen asidero en la realidad ni de las FARC ni del EPL, que han estado combatiendo; pues la baja combatividad del ELN corresponde más a dificultades internas de diferente tipo, que a la ofensiva del Plan Patriota.
El que la guerrilla haya modificado su modo de operación enfatizando en la clásica guerra de guerrillas, con acciones de fuerzas pequeñas, y haya disminuido radicalmente los métodos de la guerra de movimientos con grandes agrupamientos de unidades, no es equivalente a un repliegue sino a una maniobra militar válida para los ejércitos guerrilleros que enfrentan una situación de mucha desigualdad de fuerzas, dado que en el sur del país las FFMM llegaron a concentrar cerca de 18,000 efectivos para un operativo con la utilización del Comando Conjunto. No se incluyen en estos datos los combates combinados de las fuerzas guerrilleras que aumentaron en un 350%, señalando un aumento significativo en la coordinación de operaciones.
- 7,645 combates en total a agosto de 2005.
- 99 ataques a bases fijas del ejército y la policía; 602 a unidades móviles (incremento del 86%). Esto obedece a la táctica de guerra de guerrillas que aumentaron las emboscadas.
- Se lanzaron 1,075 ataques contra la economía nacional (quema de automotores, infraestructura petrolera, vial, energética y a locales comerciales), con un aumento del 78% de ataques a las comunicaciones y del 41% contra instalaciones de energía.
- 5,312 retenciones, 28% por las FARC. Desciende la cifra de retenciones en el gobierno de AUV en un 48%, pero del total de retenciones aumentaron las realizadas por delincuencia común y las redadas indiscriminadas en barrios populares y poblados rurales reportados como captura de “terroristas”, que luego los fiscales debían liberar por carencia de pruebas.
- Aumentó en un 11% el número de retenes de la guerrilla (696) en el gobierno actual comparado con los 3 primeros años de Pastrana. La seguridad vial presenta retrocesos en 16 departamentos del país a pesar del plan Meteoro “Vive Colombia viaja por ella”.

B.- La economía de la guerra

- Los gastos del presupuesto nacional para defensa y policía fueron de 11 billones de pesos en el 2004, 11.84 billones para el 2005 y serán de 9.45 billones de pesos en 2006 si se aprueba el presupuesto presentado por el Gobierno al Congreso el 29 de julio de 2005.
- De los 11.84 billones de 2005, 49% fueron para las FFMM, 29% para la Policía Nacional y 22% para establecimientos públicos de Mindefensa.
- Colombia destinó en el 2004 el 4.5% del Producto Interno Bruto en Gasto en Defensa y Seguridad (GDS) equivalentes al 29% del total de los gastos del gobierno. A partir de 1990 el GDS a sido creciente, para ese año fue del 2.1% del PIB, para el 2000 fue del 3.5% del PIB. Las cifras anteriores no incluyen los recursos aportados por el imperialismo yanqui para el desarrollo de los planes tácticos y estratégicos (ver recuadro)
- Los gastos fueron, en parte, financiados por el impuesto para preservar la seguridad democrática, decretado en agosto de 2002, para capitales superiores a $169.5 millones de pesos, recaudándose $ 2.6 billones de pesos.
- Las metas de crecimiento según Mindefensa a diciembre de 2005 son:
• 17 Brigadas móviles del ejército.
• 7 Batallones de alta montaña.
• 14,000 patrulleros adicionales en la policía.
• 32 grupos GAULA.
• 54 escuadrones móviles de carabineros.
• 27,006 soldados campesinos, adicionales.
• 4,355 infantes de marina, adicionales.
• 20,000 uniformados para Plan Carabineros, adicionales.
• Aplazamiento SLR 13,000 efectivos.
• 14 AEFUR (grupos antiterroristas urbanos)

El total de uniformados adicionales será de 95.000 a diciembre de 2005, que representa un incremento del 34% y un gran total de 374.125 efectivos; Colombia tiene el ejercito más grande de Sur América, incluso más grande que el de Brasil.

Plan Colombia, Iniciativa Andina y Plan Patriota

Recursos destinados por Estados Unidos para el combate al narcotráfico y a la insurgencia (VER GRÁFICO EN EL DOCUMENTO ADJUNTO)

Plan Colombia

La Secretaria de Estado de EEUU , Condolezza Rice, en su visita a Colombia anunció oficialmente el final del Plan Colombia (El Espectador 01-05-05) lo cual no significa la terminación del apoyo económico y militar a la lucha contrainsurgente, enmascarada con la tan vieja como engañosa publicidad de lucha contra el narcotráfico.

Cifras del Plan Patriota
- 800 militares norteamericanos involucrados directamente (incluyendo participación en conducción de tropas en combate), más 600 contratistas aprobados por el Congreso gringo, se juntan con los efectivos destinados a Plan Colombia. Plan diseñado por el Comando Sur de EEUU, se plantea que es una campaña de largo plazo, de la cual se han cumplido dos fases.
- 18,000 soldados colombianos (10% de la fuerza disponible en el país).
- US$ 180 millones aprobados por el Congreso de los EEUU. Se calcula que cuesta US$ 300 millones anuales (van dos años)
- EEUU autorizó el uso de 16 helicópteros Black Hawks del Plan Colombia, incluyendo los que inicialmente estaban sólo para lucha antinarcóticos.
- Acción directa de los gringos en operaciones militares contrainsurgentes.
- “la Batalla final contra las FARC”, “la operación militar más importante en la historia de Colombia”, “Columna vertebral de la Seguridad Democrática”.

Resultados de la estrategia imperialista

A.- En lo económico
El Plan Colombia diseñado en los EEUU por el gobierno Clinton-Pastrana y continuado por Bush-Uribe para la erradicación del cultivo, procesamiento y comercialización de la coca, desenmascarado como un plan contrainsurgente, ha llegado a su fin, según lo ha declarado la Secretaría de Estado de los EEUU. Hoy toda la atención y recursos se centran en el denominado Plan Patriota, como lo demuestran la ampliación e intervención militar directa con más “asesores”, renovados recursos económicos que se suman al ascendente gasto militar y una propaganda rimbombante como parte de la estrategia.

El cambio de nombres de los planes imperialistas es una manera de enmascarar los sucesivos fracasos.
Los resultados militares, aparentemente, no pueden ser peores, pero dejemos que analistas libres de ser acusados de terroristas, sean los que expresen opiniones sobre los fracasos y limitaciones de los planes militares imperialistas:
Según el New York Times, “los traficantes colombianos siguen suministrando el 90% de la cocaína consumida en EEUU y el 50% de la heroína, justo como hacían cinco años atrás”. (El Espectador, 01-05-05)
“Colombia concentra cerca del 80% de la producción mundial de coca, la caída en la oferta no se ha visto reflejada en aumento de precios en los mercados de Europa y los Estados Unidos. Un reciente estudio de la Casa Blanca estadounidense muestra que a pesar de los esfuerzos de la Iniciativa Antidrogas Andina para contener la oferta, el precio de un gramo de cocaína puro a caído de US$ 161 en 2000 a US$ 107 en 2003. Este hecho ha generado dudas sobre la efectividad de la política al interior del Congreso de Estados Unidos, lo que podría comprometer la ayuda de ese país hacia Colombia en el futuro.” (Ponencia de Mauricio Cárdenas al Foro “Sostenibilidad de la Seguridad Democrática”. Febrero 23 de 2005.

Otros estudios plantean que a pesar de la reducción de la exportación de cocaína, los recursos fueron utilizados ineficientemente y debieron ser dirigidos en mayor proporción a fortalecer la fuerza pública .

El aumento de extradiciones no sólo de narcotraficantes sino también de guerrilleros, fumigaciones indiscriminadas, bombardeos, despliegue militar, violaciones flagrantes de los derechos humanos en áreas de desarrollo más intenso de la confrontación a escala nacional y especialmente en el sur, en nada cambió la situación de la oferta de droga que está saliendo del país al mundo; igual o peor situación se presenta con el componente no militar del Plan Colombia.
Según una investigación solicitada por el Senado de EEUU a la Oficina General de Rendición de Cuentas de EEUU –GAO-, ante la solicitud de mayores recursos por el gobierno yanqui, se encontró que los precios en el mercado se mantienen estables, hay disponibilidad de cocaína y los esfuerzos realizados en Colombia en interdicción, erradicación por aspersión, y desarrollo alternativo no entregan resultados positivos, pues el numero de beneficiarios es pequeño, lo cual enfrenta desafíos de implementación. Además, no puede ser sostenible, poniendo en tela de juicio la efectividad de este tipo de cooperación.

A esto se suma la incapacidad del gobierno colombiano de generar empleo lícito digno, la falta de cooperación de la comunidad internacional que ha entendido que cualquier recurso que se destine se dedicará al esfuerzo militar, la profunda crisis económica que no permite destinar recursos a este fin, sino dedicarlos a la guerra.

En síntesis, podemos afirmar que el hasta ahora denominado Plan Colombia, en su componente antidrogas, aparentemente a fracasado, lo cual no significa que EEUU no seguirá invirtiendo recursos como ya están presupuestados US$ 741.7 millones de dólares para el año 2006 ; hoy en tela de juicio ante las perdidas económicas ocasionadas por los desastres naturales de los huracanes Katrina y Rita, las alzas del barril de petróleo y el desprestigio político del presidente Bush.

El capitalismo mafioso

Pero es preciso profundizar en el análisis de la estrategia global económica imperialista, especialmente en el planteamiento de la Casa Blanca de “contener la oferta”, pues sabemos que los capitales mafiosos se entrelazan con los intereses de las multinacionales, los gobiernos imperialistas y dependientes y el capital financiero internacional que se encarga de blanquear las ganancias obtenidas por trafico de narcóticos, trata de blancas, venta de armas, etc., etc., en los denominados paraísos fiscales, dando origen a lo que se ha denominado lumpencapitalismo.

Damos cabida a la hipótesis que señala que los acuerdos del El Ralito indican la existencia de un núcleo de oligarquía financiera fortalecido con los dineros surgidos del narcoparamilitarismo, apoyado por Bush y encabezado por Uribe, que está lanzado a tomarse los megaproyectos y se relaciona con el impulso del TLC.

Estos negocios ilegales serían un importante recurso de los imperialistas para sortear la crisis económica que tiene su base en la dificultad para satisfacer la reproducción ampliada del capital y lograr la cuota máxima de ganancia en medio de la reducción del mercado debido al mayor empobrecimiento de las masas y su menor posibilidad de realizar la plusvalía con la venta de mercancías legales.

Los imperialistas asumen esta táctica para recoger las cuantiosísimas fortunas logradas con el narcoparamilitarismo, las cuales necesitan un punto de inversión o de lo contrario las aprovechan otros imperialistas y los bancos suizos que manejan las cuentas secretas. No es la primera vez que las mercancías ilegales se usan con el fin de paliar crisis y potenciar la reproducción ampliada del capital, como registra la historia de la conquista de América, el tráfico de esclavos, las guerras del opio, el contrabando de tabaco y armas, entre otras truculencias mafiosas de los capitalistas del mundo.

Efectivamente, el capital financiero en su voracidad sin límites para ampliar sus ganancias, rompe todos los diques morales y legales. “Su evolución exponencial ha venido asociada a la desregulación de los flujos de capital, a la decadencia de los Estados y a la ruptura de las formas tradicionales de funcionamiento y acumulación de las empresas” ; lo cual no es nuevo pero configura una forma de acumulación capitalista que involucra gobiernos imperialistas y dependientes. “La expansión mafiosa de los años 90 constituye un dato decisivo del proceso de globalización neoliberal.”

El tráfico de drogas a mediados de los 90 fue cuantificado en unos 500 mil millones de dólares y actualmente en unos 700 mil millones de dólares, movidos por el capital financiero internacional, en especial los del G-8; En Colombia siendo el principal productor de cocaína del mundo, solo queda el 3% del negocio (algunos lo calculan en máximo el 8%).

La dinámica de esta narcoeconomía se explica, en primer lugar, por el abundante consumo (demanda) en los países desarrollados, el comercio (oferta) lo controla el capital financiero con el lavado de dólares. Entonces ¿Cómo explicar la persecución a la producción y no al consumo? El Plan Colombia, Iniciativa Regional Andina y el Plan Patriota hacen parte de la regulación del mercado para centralizar el capital de la droga y canalizar la oferta manteniendo los precios, que como vimos han estado relativamente estables.

En segundo lugar, se comprende porque existe una confluencia de intereses del capital mafioso con las trasnacionales y los gobiernos de las metrópolis que se benefician del negocio y lo quieren ampliar a la sombra de los TLC y los acuerdos bilaterales. Pero finalmente desvían la atención descargando todas las culpas en los países Andinos productores a los que hay que reprimir en un acto de doble moral. La DEA, realmente, es una institución estatal imperialista pro narcóticos, que busca es la concentración y la centralización de la jugosa plusvalía resultante de este negocio ilegal.

Lo anterior desenmascara su decisión de dirigir su ataque principal contra la insurgencia, el movimiento revolucionario y contra los pueblos que se levantan en lucha contra el imperialismo.

La estrategia global y local del imperialismo tiene varias aristas, por un lado, se ufanan de ir ganando la guerra contra el “terrorismo”, pero se cuidan, a los ojos de los pueblos, de mostrar sus verdaderos objetivos e intereses económicos, políticos, sociales y militares, para justificar sus reclamos de mayores recursos para la guerra, ningún presupuesto les satisface.

Ellos dicen que van ganando. Pero es inocultable que logran éxitos en algunas batallas pero les falta manejar variables o les resulta imposible manejar todas las variables para poder lograr sus cometidos. La inconformidad popular que genera el polo de miseria de la acumulación capitalista, que tiene su antípoda en el enriquecimiento de un puñado cada vez menor de oligarcas financieros, igualmente tiene en la crisis económica algo irreversible, como lo destaca el análisis del imperialismo de Lenin , que conserva plena actualidad y valor científico.

Decir que van ganando la guerra, también es una manera de ocultar sus reveses y los golpes asestados por los pueblos en lucha. Por otra parte, sus fracasos en tácticas especificas, algunas veces son compensados por las ganancias obtenidas en otros frentes; por ejemplo, el fracaso militar del Plan Patriota les deja ganancias en el negocio del narcotráfico, pero esta situación es insostenible en el tiempo y al final profundiza aun más su crisis en todos lo frentes.

“Seguridad democrática” y economía nacional

Se supone que a mayor seguridad mayor crecimiento económico, pues se crea confianza para la inversión capitalista extranjera y nacional. Lo paradójico es que la reducción del conflicto permite un mejor aprovechamiento de los recursos productivos incentivando la acumulación de capital aumentando el potencial de crecimiento futuro, pero esta cuesta y el reflejo del aumento en el gasto público en defensa y seguridad, tiene un impacto fiscal negativo que puede tener efectos adversos al crecimiento económico.

Algunos estudiosos del tema plantean que los costos económicos del conflicto pueden oscilar entre el 0.4 y 3.0 del PIB ; precisamos que la actividad que desarrollan los grupos al margen de la ley, aunque ilegal, le aportan al crecimiento, por ejemplo los cultivos ilícitos, los costos del conflicto superan los beneficios en términos de crecimiento del producto, por lo que el balance siempre resulta negativo.

Entre 1999 y 2003 el conflicto colombiano costó $ 16.5 billones de pesos, 7.4% del PIB (Pinto, Vergara y Lahuerta, 2005). Para el mismo nivel de capital y trabajo, con mayores niveles de conflicto (menor productividad) se obtiene una cantidad inferior de producto. Según Fedesarrollo, “el incremento en la intensidad del conflicto a partir de ese año genero que entre 1980 y 2004 la productividad cayera en promedio 0.4% al año.”

Los expertos económicos realizan toda clase de malabarismos para negar lo que ellos saben y difunden, pero las matemáticas no fallan, entonces pasan al terreno político donde se suman al coro de áulicos del gobierno y el imperialismo, para cantar loas a los “éxitos” de la Seguridad Democrática, por ejemplo, escribe Fedesarrollo (encuesta de opinión empresarial) que la tendencia de los últimos tiempos muestra una mayor inversión privada que fue del 21.8 en el 2003 y 14.3 en el 2004. ¿Cuál tendencia de ascenso?, además si les creyéramos cabe preguntarse, a quien beneficia? Será a la inmensa masa de pobres e indigentes que aumento en el país y en el mundo según cifras de la ONU.

Como gran cosa Fedesarrollo y el gobierno muestran otras cifras como las entregada por la encuesta de confianza del consumidor, con un índice de 12 puntos, que nadie sabe para que sirve, pues uno de los graves problemas de la crisis económica es que no hay demanda, no hay consumo, porque no se tiene con que vivir o sobrevivir.

Desde luego que el sentido es crear las condiciones subjetivas para la aplicación de nuevas medidas económicas que afectarán aun más a los pobres, ya los señores industriales le dijeron al gobierno que los libere de impuestos.

¿De dónde saldrán los recursos para sostener la estrategia? …vuelve el galimatías. Gritan los áulicos de Uribe: ¡la inversión en defensa y seguridad es rentable! …pero hay gastos que se deben prever como los costos de la reinserción de insurgentes y paramilitares, la ayuda a desplazados, las recompensas a los desertores, el fortalecimiento de la “justicia”, etc.

Las medidas las conocemos: mayor endeudamiento externo, privatizaciones, nuevas reformas tributaria, laboral y pensional. Aumento del déficit fiscal, reducción de los gastos en otros sectores (vivienda, educación, salud). Según fuentes de DNP , Banco de la República y Fedesarrollo , desde 1996 el gobierno central ha sido deficitario, incluso sin tener en cuenta los GDS , es decir el esfuerzo fiscal propio ha sido negativo y por lo tanto los GDS han contribuido a profundizar déficit fiscal y a su consecuente incremento en la deuda pública. Allí se prenden las alarmas sobre la sostenibilidad de la estrategia, más aun cuando estamos al borde de una crisis petrolera y los gastos en pensiones no esperan.

Así las cosas, la situación es complicada para el gobierno de Uribe y el imperialismo, ambos con presiones políticas a su interior, lo cual no les impedirá someter a mayores sacrificios a sus pueblos, con los costos que implica para la campaña de reelección de Uribe. Las contradicciones entre capital y trabajo, entre el imperialismo y los pueblos se agudizan, generando condiciones propicias para el desarrollo de la lucha popular por el poder.

B.- En lo militar
- Porosidad en las fronteras, por la concentración de fuerza en el interior, se habla de más de 100 rutas (corredores) de penetración terrestre.
- Choques permanentes con el gobierno venezolano y no logran involucrar plenamente al inestable gobierno ecuatoriano a la estrategia Andina.
- Desprestigio de Uribe por la ley de “justicia y paz” (2005), que cuenta con extendido rechazo nacional e internacional por la legalización del paramilitarismo sin tener para nada en cuenta la verdad como base de la justicia, ni la reparación a las víctimas del terrorismo de Estado.
- No hay control total de las vías, cada dos días hay un reten y dos actos de piratería. Al igual que la vía Pasto-Tumaco, las carreteras Cali-Buenaventura, y Bogotá-Medellín están cerradas en la noches siendo dos principalísimos corredores viales del país.
- Los prolongados paros armados en Arauca, Putumayo y otros lugares no han podido ser controlados, a pesar de la gran concentración de fuerza pública.
- Incremento de la actividad guerrillera, como lo demuestran las cifras al comienzo de este escrito. La insurgencia se ha mantenido activa en su táctica de guerra de guerrillas y aumentaron las bajas de las FFMM.
- Las fuerzas militares están llegando al tope de sus posibilidades operacionales; difícilmente harán presencia contundente en otras zonas del territorio nacional o no podrán incrementar la cantidad y duración de sus operaciones.
- Los golpes de la guerrilla en especial de las FARC, generaron un impacto psicológico negativo dentro de los sectores de opinión acerca de la efectividad de la política de seguridad de Uribe Vélez. Las inmensas expectativas generadas por el propio gobierno sobre su prematuro “rotundo éxito” contra la insurgencia, hacen más importantes las acciones militares insurgentes.
- Sectores de la burguesía echan de menos una política de seguridad urbana, pues crece la criminalidad en las ciudades, es decir que ni en las fronteras ni al interior funciona la “seguridad democrática”.

El fracaso del Plan Patriotas

Controlada la oferta de cocaína y heroína en el mercado internacional en beneficio de las multinacionales, los gobiernos corruptos y las organizaciones ilegales, los objetivos del Plan Colombia, pasan a desarrollarse como Plan Patriotas, abiertamente contrainsurgente. Esta es por ahora, la más grande iniciativa militar desarrollada por el imperialismo y el gobierno contra el movimiento insurgente. Así lo ha expresado el mismo Uribe con calificativos descritos antes y magnificados por los medios de comunicación; se habla de librar a los pobres del “flagelo del terrorismo”, con ese cuento se han cometido toda serie de tropelías contra las masas, a quienes se dice defender creando un impacto negativo en lo político, pues la reacción de las mismas no se hace esperar, expresándose en diferentes formas de lucha y protesta en todo el territorio nacional.

“El que no esta contra el terrorismo es terrorista” dice el fascista Uribe, que en lugar de ganarse a la población, agudiza las contradicciones de clase, por eso afirmamos que el fascismo se quiere imponer desde arriba, ante la imposibilidad de hacerse a una base social, asimilando el golpe dado al referendo.

La insurgencia cuenta con el apoyo de las masas, la lucha armada es una opción valida y vigente para expresar su rechazo a la opresión. La guerrilla cuenta con un amplio respaldo de masas que le ha permitido moverse con facilidad en su táctica de guerra de guerrillas, lo cual de paso le asegura la preservación de la fuerza.

La guerrilla no ha perdido la iniciativa, combinando defensiva-ofensiva-defensiva táctica y operacional, mientras que las fuerzas armadas han confundido la ofensiva táctica con la ofensiva estratégica y conducen la guerra sobre la base de la defensa estratégica, persiguiendo un fin negativo como es la contrainsurgencia.

El fin negativo se relaciona con el desgaste de la guerrilla para lo cual es necesario que el tiempo este a favor del que persigue el fin negativo; pero la realidad es que el gobierno se erosiona en todo terreno, en especial el militar y la guerrilla se mantiene firme.

Un error criticado al Plan Patriota por los expertos, es el haber concentrado una gran cantidad de fuerza en Caquetá, descuidando el resto del país y las FARC supieron aprovechar esta situación golpeando en otras áreas, dando muestras de flexibilidad, movilidad y capacidad para inducir al enemigo a cometer errores.

Las FARC aprovecharon los errores en la organización de las fuerzas enemigas, atacaron con acierto sus flancos, concentrando el golpe principal en puntos decisivos, derrotando columnas por separado; aprovecharon su conocimiento del terreno y el desconocimiento que del mismo tenia el enemigo y revirtieron una situación numéricamente desventajosa. Se puso en juego el acumulado de 40 años de experiencia.

El despliegue de las FARC en el sur, desbarajusta el Plan Patriota en su concepción y organización. Pone en evidencia todas sus fallas estructurales, como lo acaba de registrar con agudeza el General Valencia Tovar, quien ha señalado que:
“varias veces se ha hecho mención en esta columna de la región Putumayo-Nariño como área de gravitación estratégica decisiva en el conflicto armado colombiano. La intensa actividad terrorista que se viene desarrollando desde el comienzo del presente año, indica a las claras la importancia que le asignan las FARC. Terrorismo combinado con acciones guerrilleras de alcance táctico, pero que, sumadas a las anteriores, constituyen innegable amenaza estratégica. En estas circunstancias, la región descrita y su protección avanzada en las montañas del Cauca con su población indígena que pretende una neutralidad imposible, configura el Teatro de Operaciones más importante del momento actual y, por lo tanto, demanda la variación del eje de esfuerzo estratégico del Estado, de la persecución contra la cúpula de las FARC hacia la recuperación de la zona de máxima gravitación. Es imperativo aceptar que allí se desarrolla un episodio decisivo de la confrontación con un adversario que puede ser terrorista en esencia, pero cuyo poder militar imprime a sus acciones carácter inequívoco de guerra".

En la conducción del Plan Patriota son evidentes los desencuentros (falta de unidad de mando) entre lo político y lo militar. Así se desprende del hecho de haber nombrado tres ministros de defensa como resultado de los conflictos con los generales de la cúpula militar; también se desgaja de la renuncia de tres generales por discrepancias con la creación de los “comandos conjuntos”, y del hecho de las destituciones de oficiales sin que medie un criterio distinto al de las intrigas de los políticos cercanos a la Presidencia y las presiones yanquis.

La sencillez de la unidad de mando de la guerrilla comparada con el enredado y burocratizado sistema a través del cual el gobierno conduce el Plan Patriota y la guerra, casi habla por si mismo.

Desde el abrupto rompimiento de las conversaciones con el gobierno de Pastrana, las FARC han recibido algunos golpes militares, pero sobre todo han dado muestras de maniobras que incluyen el repliegue ordenado, evitando golpes o desbandada de la fuerza; lo mismo hace ahora cuando las condiciones no les son propicias para el choque, como ocurrió a finales del 2005 y lo corrido del 2006, que ha obligado al gobierno y el alto mando militar a admitir las derrotas y bajarle tono al lenguaje descalificante de la guerrilla que rodea la política anti terrorista yanqui.

También hay que reseñar que la guerra de información realizada en el marco de las operaciones militares, se convirtió en un bumerang, pues la “inminente captura de miembros del Secretariado de las FARC” jamás se cumplió y los resultados en capturas las lograron en el exterior del país y a dirigentes intermedios.

Balance militar general

- Hay clara iniciativa militar insurgente con los combates de Vistahermosa del 25 de diciembre, con paro armado del Catatumbo que recibe la nueva brigada móvil que demuestra, una vez más, que las FUDRA no funcionan bien en esos terrenos abruptos. Las acciones del Putumayo que golpean la economía también dan continuidad a las acciones en Urabá, Arauca, Chocó y otros lugares del país.

Si bien la mayoría de acciones más importantes las realizaron las FARC no sólo ellas están operando; hay acciones conjuntas e iniciativas bélicas de cada organización insurgente, como lo indican los partes de Bloque Suroccidente y en Arauca del ELN; igualmente, se dan acciones del EPL y otros agrupamientos guerrilleros.

- Las pérdidas enemigas no se limitan a las bajas (muertos y heridos), es notable la recuperación de material bélico.

- El ejército gubernamental no está en capacidad inmediata de impedir esta ofensiva, a pesar de sus numerosas tropas profesionales y los asesores gringos.

- Estas acciones insurgentes tienen impacto estratégico porque el imperialismo y la oligarquía en la nueva fase del Plan Colombia, o Iniciativa Andina, pero más en particular con el Plan Patriota, lanzó una ofensiva militar con el propósito de destruir la insurgencia, de terminar la guerra asestando un durísimo golpe que incluía la detención o baja de los principales dirigentes de la guerrilla.

- La iniciativa táctica toca elementos estratégicos, así la ofensiva-defensiva en la operatividad militar cambien en el teatro de operaciones.

Inicialmente, en esta nueva fase del Plan Colombia, la guerrilla se defendió del plan militar imperialista dando fuerza a la guerra de guerrillas y ya volvió a formas de guerra de movimientos para defensa de su control territorial, lo cual es un claro indicativo de su ofensiva militar.

El golpe moral al enemigo también es una repercusión estratégica, de allí llama la atención la prioridad que da Uribe al pago de indemnizaciones a familiares de soldados muertos y a lisiados y al manejo de la opinión pública, pues está en juego la confianza en los resultados del ejército títere.

El que estas acciones estén creando más grietas ínter burguesas, incluso en el llamado uribismo también dicen mucho de su repercusión estratégica. El debate entre cuadros burgueses sobre la necesidad de diferenciar combates militares de “actos terroristas” cuestiona el libreto imperialista que habla de una “amenaza terrorista”, lo cual tiene repercusión estratégica porque lleva implícito el reconocimiento de la insurgencia como fuerza beligerante. Eso lo demuestran las opiniones del reputado analista militar Alfredo Rangel , integrante del grupo político uribista Cambio Radical que dirige Vargas Lleras, gran apoyo y posible recambio de Uribe, así como de Humberto de la Calle que lanza voces críticas por el uso de calificativos para los hechos de Vistahermosa que enmascaran que se trató de una acción militar.

- La guerra es la prolongación de la política por otros medios, de allí que los combates insurgentes victoriosos están volviendo a poner en la palestra sus objetivos políticos. Al tiempo, se explica que traigan consecuencias en el manejo burgués del prestigio de Uribe, no sólo por la reelección, sino en términos generales por la gobernabilidad a futuro cercano.

- La respuesta de tierra arrasada en nombre de la “erradicación de la coca” en serranía La Macarena es una aplicación de la parte más pérfida del Plan Patriota (“quitarle el agua al pez”) que traerá nuevas corrientes de desplazamiento de centenares de campesinos que el Estado pretende “liberar de la esclavitud de la coca” o tratarlos abiertamente como milicianos.

- El accionar guerrillero que se intensifica trae efectos negativos para la creación de comandos conjuntos de las FFMM, los que pueden ser resultado de una lectura equivocada de la situación interna de la insurgencia y de los logros militares del Plan Patriota. Claro, advertimos que el comando conjunto de la Costa está en relación con posicionar estratégicamente en la Guajira al Comando Sur del ejército yanqui, para desarrollar planes militares agresivos contra Venezuela.

La conclusión

Salta a la vista que el Plan Patriotas fracasó en esta etapa, pero tanto las FARC, el EPL, las otras guerrillas y demás los revolucionarios racionalizarán esta experiencia. Igualmente, el imperialismo, el gobierno y su ejército títere hacen lo propio y no se detendrán en su objetivo principal de infligir una derrota estratégica al movimiento insurgente. Ya hablan de una revisión a su estrategia militar.

Los defensores de la “seguridad democrática” aúllan reclamando la reelección del títere fascista, como garantía del guerrerismo contrainsurgente; pero tenemos claro que esta política de Estado continuará independientemente de si presidente es Uribe o un recambio de su figura con la misma política.

El esfuerzo de los amantes de la democracia, la soberanía y el progreso para Colombia y su pueblo, se está centrado en derrotar nuevamente el engendro político fascistizante y neoliberal y no solo a Uribe.

Comité Ejecutivo Central
Partido Comunista de Colombia (m-l)

Mando Nacional
Ejercito Popular de liberación, EPL

¡40 años de lucha por el poder popular y el socialismo!