Así se habla, Piedad

ASÍ SE HABLA, PIEDAD

El discurso de la senadora Piedad Córdoba en el marco del Seminario ideológico del PT en México DF denunciando al ilegítimo gobierno del señor Uribe, gobierno mafioso y narco-paramilitar, es la voz del decoro de la mayoría de los colombianos que se resiste a ser acallada y que reclama una conducción distinta para el país.

Estamos fatigados de las arbitrariedades y el horror de la “Seguridad Democrática” pro-yanqui, de tener que soportar a un gobierno impuesto con sangre, fraude y cocaína. Fatigados de una institucionalidad podrida hundida hasta la coronilla en ese abominable muladar que un mundo asombrado ha empezado a conocer con el nombre de “narco-para-política”, uno de los tantos alias del terrorismo de Estado.

Como dice Piedad, los gobiernos verdaderamente democráticos –no sólo de América Latina, sino del mundo- debieran romper relaciones diplomáticas con esa mafia asesina que gobierna desde Bogotá.

El gobierno de Colombia es ilegítimo e ilegal, aquí y en Cafarnaum. Desde el ángulo que se le quiera mirar es un gobierno repugnante por la criminalidad que representa.

Sólo el embajador gringo dice que “más legítimo que el gobierno de Colombia no hay otro en el mundo”. Si no supiéramos que eso es lo que le dictan desde Washington podríamos confundirlo con un pobre mentecato de la diplomacia, aunque no estamos seguros de que no lo sea.

Para el mundo civilizado es inaudito que Washington apoye esa inmunda mafia empotrada en el Palacio de Nariño, pero en Colombia es bien sabido que tanto Uribe como Bush, “son cucarachas del mismo calabazo”.

Por algo la bananera estadounidense “Chiquita Brand” financió por varios años las masacres paramilitares en el Urabá y el Magdalena. Desde 1828, cuando se llamaba “United Fruit Company”, esa empresa violenta ha escrito con sangre la explotación del obrero bananero de Colombia. Y la carbonera Drummond también debe ser investigada por el asesinato sistemático de líderes sindicales y de población civil que rodea las minas a cielo abierto y la vía férrea.

Cuando el embajador Wood afirma que “la narco-para-política es la cura, no la enfermedad”, está defendiendo la vinculación del gobierno de los Estados Unidos con ese engendro criminal que lesiona la patria y desangra al país.

El pueblo de Colombia necesita la solidaridad de todos los pueblos del mundo; que se condene este mal gobierno fascista dirigido desde Washington, desgracia nacional y amenaza para América Latina y el Caribe.

Así se habla, Piedad. A usted no se le fueron las luces como dice Petro, como tampoco se le fueron a los que protestaron enérgicamente en Bogotá la reciente visita del cabecilla del imperio. Denunciar a la mafia narco-paramilitar presidida por Uribe no es “vil ofensa contra Colombia” como pretenden el Ministro del Interior, el cardenal Rubiano, Cesar Gaviria y otros turiferarios de la “Seguridad Democrática” que confunden a Colombia con las mafia que se ha tomado el gobierno.

El Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia convoca a las fuerzas democráticas y revolucionarias del país a continuar los pasos conducentes a construir una alternativa decorosa de gobierno, que se proponga la solución política del conflicto, que rechace el guerrerismo opresor del Comando Sur, que abra las puertas al proceso de paz a través del canje humanitario de prisioneros, que exija la salida de las tropas extranjeras de Colombia, y que haga posible por primera vez el ejercicio de la democracia verdadera, la soberanía plena y ante todo la igualdad y la justicia social. Uribe debe renunciar por ilegítimo e ilegal.

Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia
Bloque Caribe FARC-EP

Desde la clandestinidad, marzo 15 de 2007