Una aproximación a la izquierda brasileña de los años sesenta. Partidos y organizaciones armadas

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Tipo
Documento
País
Organización
Fecha
2008-05-08
Categoría
Comunicado
UNA APROXIMACIÓN A LA IZQUIERDA BRASILEÑA DE LOS AÑOS SESENTA

PARTIDOS Y ORGANIZACIONES ARMADAS

Por Inés Nercesian*

Una de las características de la izquierda brasileña durante la década del sesenta, al igual que en el resto de América Latina, fue su importante fragmentación. Un primer recorrido por el mapa político desde 1922 (año en que se constituye el Partido Comunista), obliga a detenerse sobre aquellos años, por la gran cantidad de nuevos partidos y organizaciones armadas.

Si desde la proclamación de la República en 1889, hasta 1960, sólo se habían creado dos partidos de izquierda: PCB y PORT (Partido Obrero Revolucionario Trotskista; 1953), a partir de los sesenta y en menos de diez años, hicieron su aparición catorce nuevas organizaciones, dos de las cuales: PC do B (Partido Comunista de Brasil; 1962) y ORM – POLOP (Organización Obrera Comunista – Política Obrera; 1961) fueron creadas antes del golpe de Estado, mientras que las otras emergieron luego de la instauración de la dictadura Institucional de las Fuerzas Armadas.

A las discusiones largamente acumuladas entre reformistas y revolucionarios dentro de la izquierda brasileña, se le sumaba en 1960: el debate chino – soviético, la URSS y los crímenes del stalinismo, la experiencia china, vietnamita y sobre todo la de la Revolución Cubana, que instalaba en la región la posibilidad de la revolución socialista de la mano del foquismo como método de lucha.

Estos debates, ideas y experiencias revolucionarias en el mundo, fueron recepcionadas y reinterpretadas por la izquierda de Brasil, dando lugar a nuevas discusiones sobre las estrategias y métodos de lucha más convenientes para la transición al socialismo. Esto implicó, en casi todos los casos, el rompimiento y la formación de una nueva organización, o bien el nacimiento, desde el vamos, separadas del tronco de la izquierda tradicional, conformada fundamentalmente por el Partido Comunista y en muy menor medida por el Trotskismo.

A su vez, la coyuntura política brasileña de los sesenta, con el golpe de Estado en 1964, fue otro elemento clave en esta formación de nuevas organizaciones de izquierda. El golpe fue leído como una derrota por gran parte de la izquierda, que prácticamente ni imaginaba la posibilidad de la instauración de una dictadura; en este sentido, era la evidencia de la necesidad de replantear estrategias y tácticas de lucha, lo que llevó a numerosos debates y rupturas insalvables en el interior de los partidos.

Estos cambios en la izquierda brasileña, deben entenderse, entonces, en dos direcciones. Por un lado, la fragmentación como un dato compartido a nivel mundial a partir de las nuevas experiencias revolucionarias. Y por el otro, considerándola especialmente en la coyuntura histórica de dictadura institucional teniendo en cuenta el golpe de estado y la instauración del régimen militar desde la perspectiva de la relación dialéctica entre Estado/sociedad civil. En el marco de un régimen que clausuraba el espacio político y eliminaba sistemáticamente las libertades civiles, con muertes, tortura y desapariciones no resulta difícil comprender que los métodos, estrategias y tácticas de lucha debían ser transformados; a partir de allí, las diferencias entre los grupos.

Con anterioridad al golpe de 1964, se registraban cuatro partidos de izquierda (PCB, PC do B, ORM POLOP, y POR), y luego de la irrupción de los militares en el poder, en la coyuntu inmediatamente posterior al golpe, se llegaron a contabilizar en total catorce partidos y organizaciones armadas (Disidencias, MR8, PCBR, ALN –fracciones que se desprendían del tradicional PCB-; PCR, PC do B AV –se desprendían del PC do B-; POC, COLINA, VPR, VAR Palmares– se desprendían de la ORM POLOP-; POR - se encontraba con anterioridad al golpe- y 1 MNR- que apareció en 1966).

De Jãnio Quadros a Costa e Silva

Para entender los años sesenta, es importante realizar al menos una rápida mirada por la historia política del Brasil republicano; ésta se puede dividir en tres grandes períodos: República Velha (1889-1930), de dominación oligárquica; el de la política de masas (1930-1964), con dos subperíodos, uno autoritario (1930-1945), cuya máxima expresión es el Estado Novo (1937-1945), y otro democrático populista (1945-1964); y el de la dictadura militar (1964-1985), con su decisión de institucionalizar una nueva forma de Estado sobre la base de los principios de la doctrina de seguridad nacional. Y, a partir del 1985, se inicia un cuarto período, que puede llamarse de
democratización o transición a la democracia2.

La década del sesenta se inicia con el gobierno de Jãnio Quadros, un populista de derecha, que asumió con el apoyo de los sectores de la burguesía – sobre todo aquellos ligados al capital multinacional – pero obtuvo votos de diferentes sectores sociales. Su incapacidad para resolver los3 problemas económicos heredados por su par anterior, Juselino Kubitschek, y su incapacidad de consolidar un sólido apoyo en la sociedad civil, lo llevó a su renuncia en agosto de 1961. Suponía y esperaba el respaldo de los empresarios y el apoyo absoluto de la coalición militar, pero eso no sucedió, por el contrario hubo un alto grado de indiferencia respecto de su renuncia.

A pesar del rechazo – por parte de: los empresarios, la burguesía vinculada a los capitales multinacionales y asociados y la estructura militar – que encuentra el reemplazo del presidente por el vice, João Goulart, este último asume el 7 de septiembre de 1961. Goulart asume con la intensión de llevar adelante un proyecto nacional reformista con reformas de base en distintos aspectos: reforma agraria, urbana, bancaria, electoral. Pero en marzo de 1964, su gobierno fue derrocado por un golpe de Estado, seguido de una dictadura institucional que contó con Castelo Branco como el primero de los cinco presidentes que asaltaron el poder hasta 1985.4

Luego del golpe, la Junta Militar dictó un Ato Institucional que instauró el estado de excepción en el país. El AI-1 contenía disposiciones que le concedían al presidente facultades patrimonio del legislativo. Se decretaron casaciones de mandatos elegidos y suspensión de derechos políticos. Al mismo tiempo, se llevó a cabo un proceso de “casa de brujas”, prisiones, censura a publicaciones e intimidaciones de todo tipo.

En materia económica, Castelo Branco trató de definir un perfil propio y dar una imagen internacionalista que rompía con el modelo nacional- estatista anterior, defendiendo el alineamiento con los Estados Unidos y la apertura del país a la entrada de capitales internacionales. Esto se manifestó a través de la derogación de la ley de Remesa de lucros que había impuesto Goulart, en el trato con las multinacionales; o bien directamente facilitando el crédito para las empresas extranjeras. Pero pese a todo, el flujo de capitales esperado no llegó, frustrando las expectativas del gobierno.

El crédito, escaso, provocaba quiebras en el comercio y la industria. Si bien la inflación bajaba, ésta aún no era controlada. Roberto Campos, el ministro de economía, buscó frenar el avance inflacionario a través del control de salarios, pero esto se tradujo en un proceso recesivo que implicó la suba de los índices de desocupación, más que en el fin del proceso inflacionario.

En este contexto se fue gestando una atmósfera general de descontento y oposición, no solamente entre los sectores “derrotados” por el golpe sino también en aquellos que le habían dado su apoyo, al ver que la economía continuaba en declive. El gobierno de Castelo Branco fue finalmente invadido por un total descrédito, sobre todo después del A-I 2 que implicaba: aumento de las casaciones a partir de la ampliación de la definición del “enemigo interno”, receso del Congreso, extinción de los partidos políticos tradicionales, imposición de elecciones indirectas para gobernadores y presidente de la república, entre muchas otras medidas del mismo carácter. A raíz del AI-2, y la eliminación de los partidos políticos tradicionales, se crearon dos nuevos: Arena (Alianza Renovadora Nacional), partido del gobierno creado bajo la alianza de UDN más algunos ex partidarios del PSD; y MDB (Movimiento democrático Brasileño) de oposición moderada al régimen formado por el PTB más otros ex partidarios del PSD.

Finalizado su mandato, Castelo Branco deja el gobierno para darle paso, el 15 de marzo de 1967, al ministro del ejército Costa e Silva. En el discurso de asunción, Costa e Silva, como Castelo Branco y sus sucesores, prometió democracia, diálogo y desarrollo.

En la dimensión económica hubo en este nuevo período, una considerable recuperación. Según señala Reis Filho, en 1967, el país registró un crecimiento industrial de 4, 8% que fue aumentando progresivamente en los siguientes años. Este crecimiento era producto de la combinación de algunas medidas del gobierno con una serie de condiciones favorables internas (ociosidad del sector industrial, demanda reprimida, saneamiento financiero ejecutado por el gobierno anterior) y externas (inicio de un boom en el mercado internacional: entre 1967- y 1973, el comercio mundial creció a una tasa de 18% al año).5 Es por esto que, este período se caracterizó más que por un “milagro económico”, -tal como se le llamó, y suele llamar-, por una recuperación económica que, en realidad, simplemente estrechaba la brecha entre el crecimiento económico potencial y el efectivo. Si embargo, a pesar de que la inflación haya bajado en estos años, producto de la política de control salarial, el salario mínimo real, seguía cayendo.

En el plano político, la promesa de alivio y tolerancia de la oposición, que había comenzado a llevar a adelante el gobierno de Costa e Silva, no tardó en mostrar sus efectos no deseados. Se fue constituyendo una alianza informal que reunía a varios sectores de la oposición: estudiantes, trabajadores, políticos y la Iglesia católica; ésta se había iniciado en 1967 y se conformaba ahora en 1968 como un verdadero movimiento social de masas6; además de las organizaciones armadas que aparecen también en estos años.

Fue en este contexto que el gobierno intensificó su ofensiva. El general – presidente decretó un nuevo Acta institucional, Nº 5, en diciembre de 1968, reinstaurando el terror de la dictadura. Según Daniel Aarão Reis Filho, este acto significó un golpe dentro del golpe.

El AI-5 concedía amplios poderes al ejecutivo y establecía el carácter permanente de los controles gubernamentales y las garantías constitucionales, concentrando aún más el poder en el Ejecutivo en detrimento del legislativo. Algunas de las atribuciones otorgadas al presidente están las de: cerrar el Congreso nacional, las asambleas legislativas estatales y las cámaras municipales, cesar mandatos electorales de miembros de los poderes ejecutivo y legislativo de los tres niveles, entre otras cosas. El acta, no tenía plazo de vigencia, sino que se sujetaba a decisión del presidente.

Finalmente se extinguió bajo el gobierno de Geisel en 1979. Sin embargo la dictadura avanzó aún más: en febrero de 1969 se promulgó el AI-8, por el cual se suspendieron todas las elecciones, incluso las municipales.

El gobierno del general Costa e Silva encontró su final el 28 de febrero de 1969 cuando, producto de un ataque que le provocó una parálisis de todo el lado izquierdo del cuerpo, debió abandonar la presidencia. En su reemplazo asume el general-presidente Costa e Silva en 1969 por Emilio Garrastazu Médici, dando inicio al período de mayor represión en la historia del régimen.

La larga dictadura institucional brasileña fue adquiriendo distintas características respecto al tratamiento a la oposición, que hacen distinguibles los más de veinte años de régimen en tres períodos, según este criterio. El primero 1964-1969, (con los gobiernos de Castelo Branco 1964-1967 y el Marechal Arthur da Costa e Silva 1967-1969), caracterizado como primera etapa en la institucionalización de la dictadura. Allí se hallaban las primeras medidas de cerramiento político que incluyó, con el AI 2, la eliminación de los partidos existentes. También en este período se observan los primeros pasos de represión y persecución a la sociedad civil a partir de la “Operación limpieza”, que implicaba la expurgación de todos aquellos que tuviesen algún cargo político o pertenecieran a alguna organización de tipo sindical, militar, cultural, sospechados de ser enemigos de la Nación. El segundo período corresponde en su totalidad al gobierno de Emilio Garrastazu Médici (1969-1974), y tiene como punto de inicio el AI 5, promulgado en diciembre de 1968 por el gobierno anterior.

Ésta fue la fase de mayor represión y recrudecimiento de detenciones, torturas y desapariciones, fundamentalmente para las organizaciones armadas clandestinas que, en su mayoría habían comenzado a existir a partir de los años 1967-1968. Y el tercer período se inicia en 1974 y culmina en 1985 (con los gobiernos de Ernesto Géisel 1974-1979, y João Batista de Olivera Figueiredo 1979- 1985), en donde este violento proceso de detenciones va a ir culminando progresivamente, atravesando un primer período de distensión y posteriormente uno de liberalización y democratización6.

Según el Brasil Nunca Mais7, la represión estuvo concentrada en dos fases: 1964-1969, fundamentalmente bajo el gobierno de Castelo Branco, donde hubo 2.127 nombres de ciudadanos procesados; y 1969-1974, período que corresponde por completo al gobierno de Médici, donde el número de procesados subió a más del doble, 4.460,a partir del AI 5 de diciembre de 1968. Además, también de acuerdo con el BNM, se observan dos fases en el tipo de acusación: entre los años 1964- 1968, el mayor número de acusaciones se encuentra en el ítem referente a la participación en movimientos nacionalistas, entre ellos militares, actividades estudiantiles, órganos de representación de la sociedad civil. Mientras que en el período 1969-1974, la acusación predominante pasa a ser la militancia en organizaciones partidarias prohibidas, sobre todo las organizaciones armadas. (BNM; 1985: 87).

Esto último, es un dato para entender la dictadura institucional desde la perspectiva de la dialéctica entre Estado y sociedad civil. Mientras el Estado cerraba los espacios de acción política, la izquierda se reorganizaba hacia la lucha armada. En este sentido, el régimen debía reorientar cualitativa y cuantitativamente sus mecanismos de represión. Es decir, mientras que las primeras actas institucionales se destinaban a clausurar la esfera de acción política de todas las organizaciones civiles (el ejemplo más claro es el AI 2 que prohibe todos los partidos existentes), a partir del AI 5 se terminaba de montar el aparato represivo que abría las puertas para la supresión más violenta de las libertades civiles. A partir de aquí, la represión iba a ser especialmente dura, sobre todo para las organizaciones armadas más radicales, e implicó en casi todos los casos, su disolución. En los años del general Médici, es donde no sólo se registra la mayor cantidad de procesados sino también casi la totalidad de muertos y desaparecidos. Durante los mandatos posteriores, la izquierda armada estará prácticamente disuelta, quedando fundamentalmente los partidos que propugnaban acciones de lucha por la vía pacífica.

Partidos y organizaciones armadas
Coyuntura previa al golpe de 1964

El PCB, fue creado en 1922, de la mano de un grupo de anarquistas que adherían a la revolución rusa. Según se establecía en el Estatuto redactado el mismo año de su creación: El partido Comunista tenía por fin promover el entendimiento y la acción internacional de los trabajadores y la organización política del proletariado en partido de clase para la conquista del poder y la consecuente transformación política y económica de la Sociedad Capitalista en Sociedad Comunista.8

Para los años sesenta, bajo la dirección de Luis Prestes,9 el partido había adoptado una posición progresista- reformista. Según ellos, a favor del progreso, estaban todas las fuerzas nacionales: la burguesía nacional, sectores del latifundio y mismo grupos de la burguesía internacional que tuviesen contradicciones con los monopolios norteamericanos. De modo que era necesario, unirlos con la clase obrera, los campesinos y la pequeña burguesía urbana, en un amplio Frente Único contra las fuerzas “retrasadas”: el imperialismo norteamericano y las relaciones semifeudales de la agricultura. Esta postura se acuñaba desde la Declaración de marzo de 1958 y las resoluciones del V Congreso de 1960. Allí el partido hacía una relectura de sus experiencias “golpistas” - tal como lo define Dinarco Reis un importante militante del propio PCB - de enfrentamiento con el gobierno de turno, porque eso los había llevado siempre a la ilegalidad.10 En adelante se optaría por la vía pacífica como medio para hacer efectivo un gobierno nacional y democrático, luchando por la defensa de la legalidad del partido.

A partir de estos dos sucesos clave para la historia del PCB, los comunistas propusieron un “gobierno nacionalista y democrático” impulsando a la clase obrera construir alianzas con la burguesía ligada a intereses nacionales. El carácter de la revolución brasileña, decía la Declaración de 1958, era: antiimperialista y antifeudal, nacional y democrática. Se adoptaría entonces, una vía pacífica para el comunismo partiendo de la formación de este frente único. De ahí, la importancia de la conquista de un gobierno nacional y democrático dentro de los marcos del régimen vigente; para lo cual, se tornaba imperativa la defensa de la legalidad constitucional y la oportuna participación en las disputas electorales. En este marco, en agosto de 1961, el Partido Comunista presentó un requerimiento en la Justicia electoral, de acuerdo con las determinaciones legales vigentes, en donde ser resolvía cambiar el tradicional nombre: el Partido Comunista de Brasil pasó a ser Partido Comunista Brasileño, PCB; sellando, de este modo, sus intensiones de pasar a la legalidad propugnando su participación en las elecciones formales.

Años antes de la Declaración, un suceso internacional haría temblar la integridad del partido.
En 1956 se realizaba el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la URSS) en Moscú. De allí había salido un documento atribuido a Kuruschev, que consistía, en un violento ataque a la persona de Stalin, en el señalamiento de la serie de arbitr ariedades y crímenes ejecutados en el período en que gobernó la Unión Soviética. Ese documento fue llamado “la denuncia del culto a la personalidad de Stalin”, porque se denunciaban los años en que se había engrandecido su personalidad, sin ningún tipo de críticas ni denuncias.

Entre los dirigentes del partido existieron dos posturas: una fue la línea de Prestes, que justificaba la política del PCUS como una defensa del leninismo ante el crecimiento del trotskismo; y la otra, liderada fundamentalmente por Arruda Camara, por entonces secretario general, que sostenía la necesidad de realizar una crítica severa al PCUS y al stalinismo. A partir de este hecho, hubo importantes militantes que se abrieron, como Agildo Barata, y los que no lo hicieron allí, ya comenzaban a sembrar sus diferencias con el partido que, poco más adelante, se harían insalvables, como es el caso de João Amazonas y Maurício Grabois.

Es interesante observar el testimonio de Agildo Barata respecto de los sucesos del XX Congreso: “Stalin ya no era más el camarada generoso y humano. El cariñoso Stalin era un déspota sanguinario y responsable por el asesinato frío de 13.000 militantes del PC de la URSS, inclusive del 80% de los miembros del CC (Comité Central) del PCUS.”11 Agildo Barata publicará luego, en su libro, la carta de renuncia dirigida al CC en 1957, en donde alega “Después de 22 años de militancia ininterrumpida en las filas del PCB, resolví, basándome en el artículo Nº1 de los Estatutos, en carácter irrevocable, solicitar mi dimisión como miembro del partido y miembro efectivo del Comité Central”.12

Para los años sesenta, el PCB, reclamaba el rompimiento con el Fondo Monetario Internacional y una política exterior independiente. Una reforma agraria radical, lucha firme contra la inflación, congelamiento de los precios en los productos de primera necesidad, el reajuste de salarios. Y en el plano político, la ampliación de la democracia con la extensión del voto de los analfabetos y soldados. El partido conservaba las expectativas de que Goulart llegara hasta el final con los proyectos de reformas, y fue por eso que aceptaron participar de conversaciones con emisarios del gobierno. Para los comunistas, cada vez más se acercaba la posibilidad de llevar a cabo las proposiciones de 1958 y 1960: el gobierno de coalición llegaría a un buen horizonte.

Finalmente, el golpe militar los tomará por sorpresa liquidando estas esperanzas; sin embargo, bajo la dictadura institucional, el partido continuará impulsando la vía pacífica para la transición al comunismo.

Según T. Skidmore, la prudencia de Prestes fue la que levantó la oposición de líderes del PCB como Amazonas y Grabois, quienes fueron apartados del partido para formar en 1962 una fracción disidente de línea china, PC do B.13 Éstos se oponían al frente único que defendía el PCB y proponían por el contrario, la formación de una organización revolucionaria de campesinos. Esta fractura tuvo su inicio en los debates originados entre los años 1958 y 1960; pero el corte definitivo vino luego del V Congreso, en el cual se había resuelto reclamar la legalización del partido a partir del un cambio de nombre.

En una carta dirigida al CC del PCB, fechada en agosto de 1961, Em defesa do Partido, este sector disidente, escribía: “Los elementos más retrógrados del país, en su lucha sistemática contra la vanguardia revolucionaria de la clase obrera, desde 1945, vienen afirmando que el hecho de nuestro partido tener como designación Partido Comunista de Brasil y no Partido Comunista Brasileño, significaba que el Partido no era brasileño sino un instrumento de la política externa de la Unión Soviética. Tergiversación tan cretina que jamás encontró eco en el seno del pueblo. (...)En realidad, esa alteración tiene un sentido más grave, se procura registrar un nuevo partido, con programas y estatutos que nada tienen que ver con el verdadero Partido Comunista”.14

El cambio de nombre fue leído por este sector del PCB como una capitulación, porque reforzaba el carácter reformista que, en adelante, adoptaría el partido.

Entre 1962 y 1964, el PC do B trataría de afirmar un perfil propio. Su diagnóstico planteaba un escenario sombrío: la situación de los oprimidos y explotados era aterradora: salarios bajos, miseria, crisis en la salud, educación, mortalidad infantil, hambre. Para ellos, todo el sistema capitalista estaba en “putrefacción”, en este sentido eran más radicales que el PCB.

Para el PC do B, la salida a esta situación sería la conquista de la independencia política del movimiento popular, para lo cual era indispensable crear un partido de verdadera vanguardia, para que no faltase al proletariado y a sus aliados la dirección política en los momentos críticos que se aproximaban. Según los líderes del PC do B, la lucha armada se imponía, y citaban como ejemplo los casos de Cuba, Venezuela, y las demás guerrillas de Latinoamérica. En un primer momento, el PC do B, reivindicó tanto la Revolución China y Cubana como la soviética. Pero ya en 1963, comenzaron a denunciar el revisionismo soviético defendiendo más fervientemente las virtudes del caso chino. “China asumía la misión histórica de vanguardia de los pueblos en lucha”.15 Para ellos, la revolución estaba próxima, el resto era inevitable.

Por su parte, el trotskismo también tuvo su lugar en Brasil representado por el POR T. La revelación de los crímenes de Stalin por el propio PCUS confirmaba las denuncias hechas mucho antes por Trotsky lo que reanimó el trotskismo en varios países. En Brasil, el Partido Socialista Revolucionario, ligado a la Cuarta Internacional (trotskista), se disolvió en 1952 y su lugar fue tomado por el Partido Obrero Revolucionario (Trotskista) en 1953.

La influencia de las ideas de Trotski no se restringieron al trotskismo ortodoxo del POR. El crecimiento del PCB y sus tesis reformistas impresionaban negativamente en algunos sectores intelectuales de Río, Minas y S. Pablo. Reunidos por su crítica al PCB, nació de ese medio cultural, en 1961, la ORM POLOP, Organización Revolucionaria Marxista Política Obrera. Su diferencia con el PCB partía de su rechazo al reformismo y nacionalismo. Para ellos no había alianza viable con la burguesía, el país debía constituir un movimiento obrero independiente de las clases dominantes, para lo cual era necesario formar un partido revolucionario de vanguardia. La burguesía – sostenían – establecería sólidas alianzas con el latifundio y el imperialismo en el proceso de desarrollo económico brasileño. Es decir, entre las clases dominantes no había contradicciones antagónicas, de modo tal que un gobierno nacionalista y democrático era impracticable. Al contrario de lo que planteaba el PCB, la burguesía no encerraba ningún potencial revolucionario.

Para estos comunistas, tal como sostiene Reis Filho, la sentencia era inapelable: la burguesía no resolvería el problema de la falta de capitales por su integración al capitalismo; no promovería una reforma agraria por sus alianzas con el latifundio; no aumentaría el nivel de vida del pueblo porque el proceso de acumulación de capitales en el país presuponía inflación y hambre. Para esta organización, el país, ya estaba maduro para llevar adelante un modelo socialista: no había alternativas intermedias “reacción o revolución, socialismo o imperialismo”, por lo tanto, era necesario derribar cualquier propuesta llevada adelante por los reformistas y nacionalistas.

El golpe, momento de reflexión y análisis de la derrota

La rápida instauración de la dictadura militar en el poder tomó desprevenidas a las organizaciones de izquierda, que no imaginaban que la alianza de la derecha avanzaría más rápida y efectivamente que ellos; por el contrario, pensaban que la revolución era inminente. De modo que el golpe fue leído como una derrota y como tal, la necesidad de replantear tácticas y estrategias de lucha. En este sentido, militantes de sus propias filas cuestionaron la forma de hacer política en general, fundamentalmente: el carácter pacífico y reformista del PCB y la forma jerárquica, burocrática y poco práctica de la ORM POLOP y PC do B. Después 1964, la izquierda que ya se hallaba dividida se fracturó aún más, aunque en realidad, el golpe no hacía más que precipitar las disputas e insatisfacciones ya latentes en los partidos.

El PCB atravesó un período de importantes luchas internas. Una de las escisiones que sufrió, estuvo dada por las bases estudiantiles, quienes inmersas en los primeros movimientos sociales, ganaban autonomía repudiando a las tradiciones internas de los partidos comunistas, siempre dependientes de las orientaciones y maniobras de la cúpula. A tal punto fue este rechazo que en 1965, formaron lo que se dio en llamar Disidencias. Éstas permanecieron por un breve período, dado que los acuerdos ente sus integrantes eran débiles y los dirigentes muy jóvenes e inexpertos, como para formar y estructurar una organización partidaria nacional.

Prestes y el PCB, aún después del golpe continuaron defendiendo su oposición a la lucha armada, según lo establecido en el Programa del V Congreso. Para ellos, el enfrentamiento con el régimen era una salida equivocada que terminaría siendo desfavorable para la izquierda. En el PCB temían que la guerrilla fortaleciese el pretexto para la derecha radical y se intensificara la represión aniquilando los pocos espacios de libertad hasta el momento existentes.

Esta opción por la vía pacífica fue la que provocó el enfrentamiento entre Luis Carlos Prestes y Carlos Marighella, uno de los cuadros más importantes del partido, para quien, la resistencia armada era el presupuesto para el fortalecimiento de la oposición a la dictadura. “Se sigue predicando el pacifismo por falta de empuje y de conciencia revolucionaria, que sólo nacen de la lucha. Para Brasil no hay más que una salida: la lucha armada”.16

Desautorizado por el Comité Central del PCB, Marighella viaja con pasaporte falso a la Habana, donde se celebraba Iº Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (Olas), entre julio y agosto de 1967; conferencia a la que los miembros del CC habían decidido no asistir por su posición poco feliz con la Revolución Cubana (a esa altura el CC le había retirado su solidaridad a la Revolución Cubana). En la conferencia se esbozó un pretencioso plan de desencadenar acciones revolucionarias en toda América; y éste era el proyecto que Marighella quería traer para Brasil. Estando allí recibió una nota del partido con la amenaza de expulsión, ante lo cual respondió con una carta comunicando su desafiliación. Antes, en diciembre de 1966, ya había dirigido una carta a la Comisión ejecutiva en donde declaraba su franca oposición a la línea vigente del PCB: “Deseo hacer pública mi disposición a luchar revoluc ionariamente junto a las masas y jamás quedar a la espera de las reglas del juego político burocrático convencional que impera en la liderancia”.17

En su regreso, tiempo más tarde, ya en 1968, fundó una organización revolucionaria clandestina que proponía el desarrollo de la guerrilla urbana con el objetivo de conseguir recursos para después llevar a adelante la guerrilla rural.18 Esta organización se llamó Acción Libertadora Nacional, ALN, y pretendía romper entre otras cosas, con el burocratismo –según ellos– que implicaba la concepción de partido en la tradición marxista leninista.

Carlos Marighella, enviado por el propio PCB, había estado en China durante 1953-54, en donde aprovechó para estudiar detenidamente la revolución dirigida por Mao Tse Tung. La influencia de este revolucionario se observa claramente en su opción por “una estrategia de guerra revolucionaria para Brasil”.19 cuyas tácticas debían ser: movilidad, guerra de movimientos, guerrilla urbana, guerrilla rural (aquí, otra ruptura con el PCB, quienes postergaban la lucha del campesinado, insistiendo en el protagonismo del proletariado en la transición al comunismo).

Sin embargo, Marighella va a sostener que, si de inspiración se trata, la de la ALN, viene sobre todo de Cuba y de Vietnam. La experiencia cubana tendrá un impacto clave para este revolucionario, fundamentalmente en lo que concierne al foquismo, (al que le introduce algunas modificaciones) y la organización de un grupo guerrillero a partir de un pequeño número inicial de combatientes. En aquella Conferencia de la OLAS en la Habana, el Che Guevara lanza desde Bolivia la consigna de “crear dos, tres, muchos Vietnam”, consigna que se convertirá en tesis adoptada y ratificada por esta asamblea a la que, Marighella, adhería.

En Junio de 1969, es publicado O Pequeno manual do guerrilheiro urbano escrito por el propio Marighella, y traducido luego a varios idiomas, que se trataba de una guía completa, con un impresionante nivel de detalle, sobre técnicas de preparación de guerrilleros y acciones armadas. El manual contenía: descripciones de las cualidades que debe poseer el guerrillero urbano, logística del guerrillero, preparación técnica, objetivos, formas de acción.20

La ALN, llevó a cabo una serie de acciones espectaculares, de las cuales las más importantes fueron: 1) Toma de la Radio Nacional de San Pablo, 2)Asesinato del mayor norteamericano Charles Chandler, en 1968, 3) Secuestro del embajador norteamericano en 1968, 3) secuestro del embajador alemán, entre otras.

Esta organización fue una de las más importantes del Brasil y con mayor impacto en el resto de Latinoamérica: el movimiento mejor estructurado, sin ser burocrático, con un nivel operativo muy bien ajustado y con una orientación ideológica bastante clara. El primer golpe que sufrió la ALN, fue a raíz de la muerte de Marighella, en noviembre de 1969, víctima de una emboscada en la capital paulista. En 1973, durante la estadía en el poder de Garrastazu Médici, perseguida duramente por la represión, la organización se disuelve.

En 1968, el PCB sufrió otra escisión. Varias disidencias del tradicional partido se reunieron bajo la conducción del periodista intelectual Mario Alves y Jacob Gorender (ambos expulsados por sus diferencias con el PCB en enero de 1968), para formar una nueva organización que fue el PCBR. Este nuevo partido, aprovechaba las siglas del anterior, y le agregaba el adjetivo Revolucionario.

Hay un episodio muy ilustrativo del clima de la época. En febrero de 1968, se realiza un encuentro entre estos dos revolucionarios con Amazonas, Grabois y Pomar, los más importantes líderes del PC do B, con las intensiones de buscar puntos en común y llegar a algún acuerdo conjunto. Según cuenta Jacob Gorender, esto no fue posible porque, además de las diferencias doctrinarias, para ellos era inaceptable la subordinación a China, justamente después de haberse librado de un partido que dependía de la Unión Soviética. Ésta fue una de las posturas de la mayoría de las organizaciones que se lanzaban a la lucha armada, había una fuerte necesidad de impulsarse a la acción sin tener que depender de las decisiones de sus Órganos Centrales.

El PCBR rompía con la línea del PCB que insistía en la necesidad de formar una alianza con la burguesía. Para ellos el carácter de la revolución brasileña, debía ser socialista. Sostenían que la burguesía no era una fuerza revolucionaria; la revolución brasileña no puede ser una revolución democrático burguesa que tenga por objetivo la formación de un estado nacional burgués y la expansión del capitalismo.

El PCBR, sostenía que la revolución popular derrumbaría el poder de la burguesía y los latifundarios, para liberar al país del dominio imperialista; pero esto sólo podría efectuarse a través de la lucha armada. Todas las formas de lucha de masas, legales e ilegales eran admitidas con tal de que fueran aporte a la lucha armada. A diferencia con la teoría del foco, se afirmaba que la lucha armada no se disociaba de las luchas de masas ni tampoco excluía el potencial de los aglomerados urbanos, donde también sería posible promover acciones armadas. Pero el escenario primordial de la lucha armada debía ser el campo y su forma principal, la guerrilla rural.

Hacia fines de 1968, Mário Alves, en el cargo de secretario general del PCBR, viajó para Cuba, donde obtuvo el reconocimiento del partido por parte de los dirigentes cubanos, y entrenamiento guerrillero de sus militantes, pero éstos debían ser encaminados por intermedio de la ALN. Quedaba claro pues, que los líderes cubanos consideraban a la ALN como la organización preferencial en el Brasil.21

A partir de abril de 1969, el PCBR desencadena una serie de acciones armadas. Luego, la dura represión que sobrevino años después, terminará con cientos de militantes del partido presos.

Otra de las organizaciones que se desprendió del PCB fue el MR 8, Movimiento Revolucionario 8 de octubre, en honor al Che Guevara. Ésta se originó en 1966 conocida también como “DI da Guanabra”. El MR 8 tenía una buena representatividad en el medio universitario de los estudiantes pero no tuvo el mismo éxito con sus intenciones de unificar las Disidencias en el ámbito nacional. Ellos trataron de adquirir un perfil propio, defendiendo una alternativa que se situaba entre los que preconizaban acciones armadas inmediatas, ALN, y los que preferían la construcción previa de un partido de nuevo tipo, PCBR. Ya a fines de 1968 se hizo visible su inclinación por el campo de las organizaciones comprometidas con las acciones armadas.

El MR 8 consideraba que el carácter de la revolución debía ser socialista y sus acciones debían ser a través de la lucha armada. Con su victoria, ya en el poder, las tareas inmediatas debían ser: nacionalización de los grandes monopolios, destrucción de las instituciones burguesas, destrucción del Ejército burgués y repartición de las armas a las clases explotadas, economía planificada, pleno empleo y mejoras en las condiciones de vida, transporte, alimentación, educación y salud para todos. En 1970, varios de los militantes fueron presos. De todos modos, a pesar de eso, la estructura de la organización continuó bastante sólida, asumiendo una opción de lucha más moderada.

El proceso de fragmentación no se limitó al PCB. En la POLOP, si bien trataron de salir excentos de las responsabilidades de la derrota, atribuyendo el fracaso a los reformistas y populistas, las diferencias tampoco tardaron en aparecer.

Las Disidencias de Porto Alegre se aproximaron a POLOP para formar un nuevo partido: el POC, Partido Obrero Comunista. Coincidían con POLOP en la crítica a la alianza con la burguesía y en la necesidad de llevar a cabo la lucha armada, pero diferían en algunas concepciones de organización de la lucha.

En 1968, las bases de Río y Minas Gerais formaron un nuevo partido, COLINA, Comando de Liberación Nacional, formado por disidentes de la POLOP de estos dos lugares, más subalternos excluidos de las Fuerzas armadas que fueron parte del MNR (Movimiento Nacional Revolucionario). Esta organización tuvo fuerte presencia en los movimientos estudiantiles y obreros. Defendían la guerrilla y las acciones armadas criticando el burocratismo de POLOP, y denunciando incompatibilidades entre sus criterios de organización y las exigencias de la práctica revolucionaria.

Para ellos, las luchas de masas eran secundarias e incapaces de ofrecer una alternativa revolucionaria; ésta sólo podía venir del foco guerrillero, cuya formación se desarrolla en la clandestinidad. Tenían un punto en contacto con ALN: concebían a la guerrilla rural como fuerza motor de la lucha. Ésta debía disponer de bases de apoyo ya preparadas en las ciudades, las cuales servirían para fines logísticos, propaganda política, reclutamiento de cuadros, expropiación de fondos y acciones de inmovilización del enemigo como ser, destrucción de fuentes de energía, medios de comunicación y transporte.

Para esta organización, la Declaración General de la Conferencia de la OLAS fue también clave: en la primera de sus publicaciones se encontraban las resoluciones de la Conferencia, más artículos traducidos sobre la guerrilla en América Latina. Ya para el 1968, estaban inmersos en la lucha armada.

En San Pablo se dio un proceso similar al de Minas y Río. En 1968 surgió una nueva organización llamada, VPR, Vanguardia Popular Revolucionaria. Ésta tenía prácticamente la misma formación que COLINA: un sector disidente de POLOP, en este caso de San Pablo, más subalternos excluidos de las Fuerzas Armadas que habían participado del MNR. Por este motivo, estas dos organizaciones estuvieron bastante cerca, incluso, a mediados del `69, COLINA y VPR se unieron para crear la VAR Palmares (Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares). Finalmente, en los primeros años de la década del `70 esta organización se disuelve producto de las prisiones y persecuciones de la dictadura.

En 1967 nace el MNR, Movimiento Nacionalista Revolucionario, que no era desprendimiento de ningún partido o movimiento de izquierda anterior. Fue una organización compuesta básicamente por: sargentos, cabos y marineros excluidos de las Fuerzas Armadas y políticos ligados al ex gobernador Leonel Brizola. A ellos, los reunía la creencia de que no había otra salida que la lucha armada.

La organización se instaló en Caparaó, y en noviembre de ese mismo año se dio el comienzo oficial del entrenamiento de los guerrilleros. Los recursos para financiar la guerrilla venían de donaciones de simpatizantes de Brasil y políticos que vivían en el exilio. Con ese dinero, los militantes compraban armas y alimentos. Pero, a pesar de todos los preparativos y de los ambiciosos planes, la guerrilla de Caparaó, cayó de forma melancólica en el inicio del año `97. Fueron presos varios de los guerrilleros, procesados y condenados por muchos años. De este modo, la organización se disolvió y algunos de sus ex militantes fueron a parar a: COLINA, PCBR y VPR.

Por su parte, el PC do B tampoco estuvo al margen de estas rupturas. En 1966 sufrió su primer escisión: el PCR, Partido Comunista Revolucionario, con sus núcleos en la zona Mata nordestina. Desde el punto de vista de la concepción general, el nuevo partido no se diferenciaba de su matriz: adoptaban también la estrategia de la guerra popular, y ponían énfasis en la zona rural. La peculiaridad respecto del PC do B era que consideraban que el Nordeste constituía el punto más agudo de la contradicción entre el imperialismo norteamericano y el pueblo brasileño. En este sentido, era el área prioritaria para las acciones armadas. Esta organización denunciaba la inacción traidora del PC do B y por eso se abrían para pasar a la acción inmediata.

También criticando la inacción del PC do B, en 1967 aparece una nueva organización formada por militantes que reivindicaban la China Popular y algunas bases estudiantiles. Ésta se llamó PC do B AV, Partido Comunista de Brasil Ala Vermelha (Roja) en contraposición al partido de origen que, según ellos, era el Ala Branca (Blanca). Fue creado a partir de la expulsión de algunos militantes del tradicional PC do B, por discusiones en lo que respecta a la democracia interna y métodos de lucha. Éstos, impulsaban la lucha armada inmediata a partir de la conciliación entre la guerra popular y el foquismo. Entre 1967 y 1969, la organización participó de diversas organizaciones armadas. Más tarde, en 1969, harán una autocrítica de esta línea dura adoptada ya que la brutal represión posterior, acabó con esta organización.

Recapitulación

La gran cantidad de partidos y organizaciones armadas que hicieron su aparición en el Brasil de los sesenta se destaca sobre todo si se la observa en la perspectiva temporal que desde 1889 hasta la década. Sin embargo, esta gran cantidad de organizaciones no se tradujo en la formación de un actor político unificado que derrocara la dictadura institucional que asaltó el poder entre los años 1964 -1985.

Hubo dos elementos clave que explican en parte esta transformación de la izquierda de la década: por un lado, las discusiones que se sumaron a partir del análisis de las experiencias internacionales, reinterpretadas y pensadas para el caso brasileño, en donde se analizaban actores, formas de acción, método de lucha, etapas – o no – de la revolución. Los procesos de la URSS (Stalin / Trotsky), China, Vietnam, y muy especialmente Cuba, fueron tomados como ejemplo o contraejemplo para llevar a cabo la transformación social en el país, provocando diferencias en torno a la adopción de uno u otro de los modelos referidos. Los debates que ocupaban la agenda de la izquierda en ese entonces que se reunían en torno a tres ejes problemáticos centrales: revolución socialista o revolución por etapas, alianza o no con la burguesía, lucha pacífica o armada.

Por el otro, la coyuntura histórica de golpe de estado e instauración de una dictadura que clausuraba los espacios de acción política y eliminaba sistemáticamente las libertades civiles, con muertes, tortura y desapariciones. Estas persecuciones, sumadas al descrédito que produjo, para los partidos y organizaciones tradicionales, el golpe de estado que prácticamente no encontró resistencia, provocó el desencantamiento y separación de gran cantidad militantes. A partir de la derrota se vio la necesidad no sólo de replantear los métodos y estrategias de lucha que se utilizaron hasta el 1964, sino también, de cuestionar formas de organización internas: democratizar las decisiones que se tomaban en los partidos, e incluso, en algunos casos, de cuestionar su dependencia a sus Órganos Internacionales, como la URSS y China.
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NOTAS

1 Se tomaron los partidos y organizaciones armadas más importantes. Luego del golpe militar apareció un gran número de organizaciones pequeñas que se desprendían en su mayoría de los partidos ya existentes. Aquí no se consideraron todas esas organizaciones muy pequeñas o con existencia muy breve.

2 Periodización tomada de Ansaldi, Waldo: “Continuidades y rupturas en un sistema de partidos políticos en situación de dictadura: Brasil, 1964-1985” , en Silvia Dutrénil Bielous, coordinadora, Diversidad partidaria y dictaduras: Argentina, Brasil y , Instituto de Investigaciones DUruguayr. José María Luis Mora, México DF, 1996.

3 Kubitschek, proponía un modelo desarrollista promoviendo un tipo de desarrollo industrial bajo la permeabilidad de inversiones de capitales extranjeros. Su gobierno duró hasta 1960 y fue, junto a Euricio Gaspar Dutra (1945-1951), uno de los únicos dos presidentes que pudo terminar su mandato en el período que va desde 1945-1964. Según Helio Silva, esto es una evidencia de la crisis institucional que atravesó el país desde el 1946 en adelante, con la crisis del populismo. (1975)

4 Si bien la dictadura militar brasileña presenta características singulares respecto de sus pares Latinoamericanas, por el carácter de dictadura institucional con formato representativo,- tal como la define Waldo Ansaldi - (el régimen contaba con la inclusión del funcionamiento de partidos y del Congreso y convocatorias a elecciones); su ilegitimidad de origen, casaciones, represión y persecución política que impulsa, hacen que su estadía en el poder no deje de ser por asalto.

5 Reis Filho Daniel Aarão: “Ditadura militar, esquerdas e sociedade no Brasil”, en Internet consultado 16/7/2003: www.gramsci.org

6 Ansaldi Waldo, : “Continuidades y rupturas en un sistema de partidos ...”, op. cit.

7 Éste fue un proyecto realizado con un grupo de especialistas en el año 1979-durante el gobierno de Figueiredo- por un período de 5 años y terminado en 1985, cuando se realiza su primera publicación. El trabajo contempla el período 1964-1979 y es una recopilación de casi la totalidad de los procesos que pasaron por la Justicia Militar entre abril de 1964 y marzo de 1979: fueron obtenidas copias de 707 procesos completos más decenas de otros incompletos. El libro Brasil: Nunca mais, es un resumen de toda aquella información reunida.

8 Documento en Internet, consultado 23/10/2003: www.vermelho.org.br/pcdob

9 Luis Carlos Prestes había sido el líder del movimiento tenentista (movimiento militar encabezado por tenientes, que tuvo su expresión en los años veinte. Su reclamo, poco sólido articulado, comenzó con un marcado tono defensivo-corporativo y luego es extendido en nombre de los intereses nacionales); y como tal, había conducido lo que fue la Columna Invicta ó Columna de Prestes que, muy meritoriamente, recorrió gran parte del territorio de Brasil durante los años 1924-1926. Si bien la tradición ideológica de Prestes no venía del Comunismo, ya para los años treinta se acercaba al partido ofreciendo su nombre, que luego de esa marcha heroica, había alcanzado un altísimo prestigio.

10 Desde su constitución en 1922, el PCB fue puesto en la ilegalidad a los pocos meses (durante lo que fue la República Velha y el período autoritario), y a partir de entonces sólo fue legal entre 1945 y 1947 (durante el período democrático populista) y después de 1985, (democratización) finalizada la dictadura militar.

11 Testimonio de Agildo Barata, teniente ex cuadro clave del PCB, que tuvo una participación importante en la insurrección armada de 1935, en: Barata, Agildo: “Agildo Barata. Vida de un revolucionario (Memorias)”. Alfa-Omega, São Paulo, 1978.

12 Agildo Barata; op. cit.

13 En el V Congreso, además de definir el cambio de nombre del partido, se confirman las “medidas disciplinares” tomadas por el Comité Central en relación a los dirigentes que habían asumido una posición de lucha abierta contra la nueva línea política que adoptaba el PCB (basada en las Declaraciones de marzo de 1958). Fueron expulsados por considerarlos antipartidarios: Arruda Câmara, Amazonas, M. Grabois y Orlando Pioto.

14 Documento publicado en el periódico A Classe Operária, en abril de 1962, Em defesa do Partido; en Internet 23/10/2003: www.vermelho.org.br/pcdob

15 Reis Filho, Daniel Aãrao: A revolucâo faltou ao encontro, os comunistas no Brasil. Editora Brasilense, San Pablo,1989.

16 Carlos Marighella: Escritos revolucionarios,. Endrade, Argentina, 1970.

17 Citado por Dênis de Moraes: “Carlos Marighella, 90 anos”, en Internet consultado 23/11/2003: www.gramsci.org

18 Mocellin, Renato: As reaçoes armadas ao regime de 64. Guerrilha ou , Editora do Brasil, Brasil, terror? 1999.

19 Según Mao Tse Tung, la guerra ha existido desde la aparición de la propiedad privada y las clases, es la forma más alta de lucha para solucionar las contradicciones entre clases, naciones, Estados, grupos políticos. Cada guerra revolucionaria se desarrolla en las condiciones propias del país según sus circunstancias y carácter específicos. Además sostiene que: en el marco de una guerra revolucionaria es necesario tener en cuenta: estrategia: ciencia que se dedica a estudiar las leyes de la dirección de operaciones militares que influyen sobre la situación de guerra en su conjunto; mientras que la tarea de la táctica es estudiar las leyes de la dirección de operaciones militares de carácter parcial.

20 En Internet, con fecha 15/10/2003 www.derechos.org se encontró una versión circulada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EEUU fuerzas contrarrevolucionarias centroamericanas y a a egresados de la Escuela de las Américas en los ños 1980. Esa, parece ser una traducción al castellano a elaborada sobre una traducción al inglés del original en portugués. Además, el mini manual se puede hallar en: Marighella, Carlos: Escritos revolucionarios, Endrade, Argentina, 1970

21 Jacob, Gorender: Combate nas trevas, edição revista e ampliada; 6º. ed, São Paulo, 2003.
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