El desespero de Uribe

EL DESESPERO DE URIBE

Agosto 30 de 2008

Las rabiosas y desatinadas declaraciones del presidente Uribe el lunes 25 de agosto dispararon, como nunca en seis años de gobierno, los editoriales y declaraciones de líderes burgueses llamando a "desarmar los espíritus", a "actuar con mayor serenidad", a pensar en "la búsqueda de una solución para el funcionamiento armónico de las ramas del poder", e incluso indicaron que "todo huele mal y no puede sepultarse en la cantinela de la popularidad". Es evidente la pugnacidad en las alturas del Estado y entre Uribe y los oligarcas damnificados por las exclusiones de sus políticas de gobierno.

Antes fue el DAS de Noguera, ahora grabaciones desnudan funcionarios cercanos al Presidente como sus secretarios de prensa y jurídico, quienes en la sede de gobierno se entrevistaron a escondidas con abogados y agentes de la mafia y el paramilitarismo liderado por el tenebroso asesino “don Berna”. Sólo sacando la ropa sucia de sus viejos compadres del oficialismo liberalismo que hoy le hacen oposición, calumniando polistas y repitiendo la bravata del “ofendido y calumniado” Uribe podía atender una rueda de prensa, luego de que la Corte Suprema de Justicia anunciara que llevaría ante el fiscal de la Corte Penal Internacional hechos que marcan “un complot de sectores del gobierno” contra el tribunal.

Los vínculos mafiosos y paramilitares que desde la fiscalía seccional sostiene el grupo familiar y político antioqueño del ministro de interior y justicia, Valencia Cossio, también dejaron claro el modelo de “Control Total” con compañías de seguridad privada, con veteranos paramilitares, manejadas por el Estado desde la Superintendencia del ramo y las comandancias de policía, diseñadas para adelantar la reingeniería paramilitar del gobierno con el papel del inamovible Alto Comisionado de Paz y de su cómplice, el uribista ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, que hoy funge como precandidato presidencial “independiente”.

El desgaste aumenta con los continuos y graves escándalos por concierto para delinquir, narcotráfico, paramilitarismo y la corrupción sin límites que rodean al gobierno politiquero y lo distancian más de lo que Álvaro Uribe llama un “debate político” para rehuir el verdadero debate político, sacarle el cuerpo a la acción judicial y rehabilitar al Congreso paraco.

¡Que se vaya Uribe! …es una consigna clave para combatir al tirano de turno y sus maniobras reeleccionistas, crea nuevos espacios para las acciones populares de oposición al régimen y al gobierno más debilitado por los crecientes efectos de la crisis general del gobierno, incluyendo los frutos negativos en el escenario internacional con las dudas que inspiran la carta y la visita del fiscal de la Corte Penal Internacional que –siendo un aparato al servicio de la burguesía- señala su desconfianza en la persecución del gobierno a los reos por crímenes de lesa humanidad y en el truco de extraditar paramilitares.

Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)