República Mexicana, 28 de abril de 2008

En memoria de los caídos en las
luchas de Cananea y Río Blanco.

A nuestros hermanos
trabajadores migrantes.

En memoria de los compañeros de
las FARC y de los jóvenes mexicanos
asesinados por el gobierno de
Colombia, su ejército y la CIA.




A LOS TRABAJADORES DE MÉXICO Y DEL MUNDO
AL PUEBLO DE MÉXICO.
A LAS ORGANIZACIONES REVOLUCIONARIAS

Este 1º de mayo Jornada Internacional de lucha, desde las trincheras de la resistencia política, saludamos con respeto a todos los revolucionarios de México, de América y del mundo.

En el 122 aniversario del asesinato de los obreros de Chicago que por demandar una jornada de trabajo de ocho horas fueron detenidos y asesinados por los explotadores dueños del poder, rendimos un homenaje a su memoria y un reconocimiento a su valor, por haber defendido con dignidad el derecho de los trabajadores a tener mejores condiciones de trabajo, aunque en ello les fuera la vida. Asimismo a los obreros textileros mexicanos, a los de las fabricas de Río Blanco y Cananea, y a sus mujeres, quienes los apoyaron y junto con ellos lucharon y resistieron valientemente la represión del gobierno porfirista y su ejército Estos hombres y mujeres siguen siendo un ejemplo vivo para todos los trabajadores del mundo en la lucha y la defensa de sus derechos.

Esos explotadores y asesinos que actualmente no han disminuido en su ambición y voracidad, con la globalización capitalista se disputan la riqueza natural y humana de países y regiones del mundo para someterlos aún más a sus intereses imperialistas con la complicidad y complacencia de los gobiernos entreguistas. Esos nuevos vendepatrias, son los que en el México nuestro, reprimen, torturan, asesinan y desaparecen a estudiantes, maestros, campesinos, indígenas, obreros, textileros, mineros, periodistas, a los luchadores sociales, a quienes pretenden criminalizar para tratar de impedirnos hasta nuestro derecho a pensar, a levantar la voz y reclamar una vida digna. Porque a tantos años de distancia de la lucha valerosa de los mártires de Chicago y de muchos otros trabajadores anónimos de distintas regiones del mundo, las condiciones no han cambiado.

Por el contrario, se ensancha la brecha entre ricos y pobres. Por un lado, ellos, los poderosos, los dueños del capital, los terratenientes, los grandes banqueros, los dueños del poder político y del dinero, los que quieren adueñarse de la nación, los manipuladores dueños de los medios de comunicación, los que supuestamente defienden el “Estado de derecho” y todos los días violan la ley y la Constitución. Y por el otro lado, nosotros, los pobres, los explotados, los que con nuestro trabajo enriquecemos a los poderosos; los perseguidos, los que por defender nuestros derechos somos criminalizados, detenidos, desaparecidos y asesinados; los reprimidos, que por levantar la voz nos vemos enfrentados a los cuerpos policíacos y militares; los marginados, los que carecemos hasta de lo elemental: alimento, salud, vivienda, educación; los emigrantes, los que tenemos que abandonar nuestro país para buscar lo que se nos niega en nuestra patria. Nosotros, el pueblo organizado que se resiste a seguir siendo víctima de la explotación y la represión, y a seguir tolerando tanta arbitrariedad, injusticia e impunidad.

Actualmente, con el régimen del usurpador Felipe Calderón, el panorama para México se ve más incierto y difícil para la clase trabajadora y sus familias. Como es un gobierno ilegítimo, producto de la corrupción y la imposición, para tratar de sostenerse ha recurrido al ejército, cobijándose con él a cambio de canonjías: aumento de presupuesto, aumento de salario, impunidad y carta abierta para sus fechorías y la violación de los derechos humanos de la ciudadanía, en nombre del supuesto combate al narcotráfico y al crimen organizado, cuando en realidad ambos (narcotráfico y crimen organizado) son producto del Estado, existen en contubernio con él y con la complicidad del gobierno en turno.

En el país, el pan de cada día es el ejercicio del terrorismo de Estado instrumentado con la represión, la persecución, la detención arbitraria, la desaparición forzosa, el asesinato. Terrorismo de Estado, que aunado a la criminalización de la lucha social y al terrorismo de los medios de comunicación encargados de alimentar una corriente de opinión que trata de justificar lo injustificable: la reedición de la guerra sucia que se dio en los 60 y 70, todo con el fin de desalentar la protesta, la manifestación, la movilización, la lucha del pueblo organizado.

El gobierno usurpador también ha mostrado, desde su origen corrupto, su servilismo hacia el imperialismo norteamericano, haciendo todo lo posible para entregarle los recursos naturales con que contamos y que son patrimonio de la nación. Atentando contra la soberanía de nuestro país, pues de lo que se trata es de mantener al pueblo en la dependencia, la miseria y la marginación. De ahí su interés por que se apruebe su propuesta de reforma energética y su afán por calificar a las manifestaciones en contra de la privatización del petróleo como “posiciones en contra del progreso del país”

De algo podemos estar seguros: de este gobierno como de los anteriores gobiernos del prian, no podemos esperar nada. Ellos defienden sus intereses personales o de grupo y los intereses del pueblo para ellos no cuentan. Buscan la presidencia, una diputación, una senaduría o un puesto público para vivir como reyes a costa del trabajo y el sudor del pueblo. Del gobierno calderonista sólo podemos esperar más muerte, miseria y hambre.

De ahí la necesidad de que todos los pobres nos incorporemos a la lucha, que nos organicemos políticamente, que desarrollemos todas las formas de lucha, que unamos todos nuestros esfuerzos para, juntos, luchar por la transformación revolucionaria de la sociedad. Desde aquí saludamos el esfuerzo de las distintas organizaciones revolucionarias, que desde sus trincheras y mediante diferentes formas de lucha están, como nosotros, en el empeño por hacer realidad el sueño de construir una sociedad basada en la libertad, la justicia y la democracia.

Hacemos un llamado al pueblo de México a que se incorpore a la lucha de resistencia y al combate, a la organización, a la participación política, a tomar en nuestras manos el destino que queremos para nosotros y nuestros hijos. Recordemos que sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Que la sangre derramada por los héroes conocidos y por tantos otros anónimos que han luchado y ofrendado su vida, para dejarnos una patria soberana no haya sido en vano.

Unamos nuestras luchas en una sola que nos haga más fuertes en nuestro enfrentamiento con el enemigo. Unamos las luchas de los mineros de Pasta de Conchos, de los indígenas, de nuestros hermanos migrantes, de los campesinos, de la APPO, de los maestros de la CNTE, de los estudiantes, de los trabajadores del ISSSTE, de la defensa del petróleo. Hagamos un esfuerzo por impedir las agresiones en contra del pueblo, respondamos organizadamente ante ellas y no permitamos que queden impunes. Preparémonos para la resistencia y el combate; luchemos por la libertad de todos los presos políticos del país, por impedir que sea criminalizada la lucha social; por acabar con el asesinato del pueblo a manos del Estado, sus cuerpos represivos y sus autoridades.

Luchemos por la soberanía del país, porque seamos nosotros, el pueblo, quien determine su futuro y porque no nos roben la esperanza de ver a México como un país libre y soberano, en donde priven la justicia y la democracia.


¡JUSTICIA, TIERRA, TRABAJO, DEMOCRACIA Y LIBERTAD¡

ORGANIZACIÓN INSURGENTE 1º DE MAYO
República mexicana, a 28 de abril del 2008

¡LA VERDAD OS HARÁ LIBRES!