La crisis y Obama

LA CRISIS Y OBAMA

Noviembre 18 de 2008

La elección de Barack Obama como presidente de la única superpotencia imperialista impacta al mundo, ante todo porque expresa la derrota electoral de una política odiada por los pueblos y las fuerzas amantes del progreso y la democracia que han visto el terrorismo de Estado arrasando pueblos con sus bombardeos y ahogando las economías con la especulación desenfrenada, la explotación de los trabajadores y la depredación del medio ambiente al esquilmar los recursos naturales. Todos ellos son símbolos de la década Bush, período siniestro que pretendía prolongar el derrotado candidato republicano McCain.

La idea de “cambio” se fortaleció con algunos planteamientos del presidente electo en temas como la guerra contra Irak, los derechos humanos en la cárcel de Guantánamo y en Colombia asociados a la discusión Tratado de Libre Comercio, así como a las necesidades sociales de amplias masas de estadounidenses olvidados y golpeados por dos gobiernos del republicano Bush.

En medida similar, el triunfo del demócrata Obama se asocia con las luchas contra la discriminación racial que aplica el capitalismo mundial, si bien Barack no ha sido un portaestandarte de acciones del tipo de las que dieron renombre a Luther King y mucho menos de las ideas de Malcom X, ambos inmolados, y utiliza su triunfo para tratar de reverdecer entre el pueblo el inaplicable “sueño americano”. De allí surgen algunas expectativas en África, América Latina y el Caribe.

Lo dicho por Obama no configura una opción para desmontar el imperialismo, los cambios anunciados serán en la manera de decir y hacer las cosas. Se darán modificaciones en los temas que no tienen grandes consecuencias en el panorama mundial y en América Latina buscará cambiar formas para frenar la tendencia progresista, democrática y de izquierda que anima a nuestros pueblos.

Con Obama también se logró la mayoría demócrata en el Congreso, mayoría de un partido imperialista que aprobó la agresión a Cuba y Vietnam en el gobierno de John Kennedy, que combatió el socialismo a muerte, desarrolló el armamentismo nuclear y la navegación permanente por los siete mares del planeta de una flota militar agresiva, entre otras acciones contra la soberanía de los pueblos y naciones como el “Plan Colombia” de Clinton que nos deja muerte y miseria. Esta es otra realidad política para afirmar contundentemente que la elección de Obama no cambia la esencia imperialista de los yanquis en la política y, mucho menos, en la economía donde ya está comprometido con el “salvataje” del gobierno Bush para favorecer al los banqueros a expensas del ahorro del pueblo norteamericano y guarda silencio frente a las conclusiones del G-20 que en la esencia son más de lo mismo.

Los pueblos y sus auténticos líderes sabrán aprovechar siempre los aspectos del gobierno de Obama que beneficien sus tácticas en la lucha por la liberación social y la independencia nacional, asunto bien diferente a ilusionarse con el presidente de una potencia imperialista tomando como base o razón aspectos de su discurso o el origen étnico, que en los casos de los halcones Condoleezza Rice y el general Colin Powell causaron hartas decepciones.

No se puede olvidar ni por un momento que los diferentes monopolios tienen bastante experiencia para no cometer el error de patrocinar y promover a la presidencia a quien vaya a combatirlos, a quien no esté dispuesto a defenderlos por encima de todo. Lo determinante son los intereses de clase que mueven al partido que escogió a Barack Obama apoyándose en un momento especial de crisis económica y política que demandaba llevar a su pueblo y al mundo la idea de “si se puede cambiar” la superficie, ocultando que el fondo sigue igual.

Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)