Luchas populares y dificultades para Uribe

LUCHAS POPULARES Y DIFICULTADES PARA URIBE

Noviembre 19 de 2008

Los pueblos de Nariño, Putumayo y Bogotá han desarrollado multitudinarias manifestaciones exigiendo el respeto a sus ahorros producto del trabajo honrado de años. Incluso en los dos primeros departamentos se dieron verdaderas asonadas que enfrentaron la arbitrariedad policial y la absurda manera de tratar la problemática de las “pirámides” que permitió el Presidente y su equipo económico en acuerdo con sectores financieros. Corearon consignas pidiendo la “revocatoria” de Uribe.

La declaratoria de “conmoción interior” marcó la incapacidad y el autoritarismo para tratar el paro de los trabajadores de la justicia hace un mes, ahora la “emergencia social” de nuevo indica las dificultades para gobernar ante la exigencia popular en el caso de las “pirámides”. En medio de ello los trabajadores de la DIAN y la Registraduría no se dejaron intimidar y salieron a la huelga.

Anteriormente, a pesar de las fuertes ofensivas, los corteros de caña derrotaron primero la acción represiva de la fuerza pública hasta forzar al gremio patronal ultraconservador y explotador, ASOCAÑA, a sentarse a negociar luego de haber vencido la resistencia de Uribe y sus ministros de asuntos laborales y económicos que al inicio de la huelga la declararon “problema de orden público” y manifestaron no estar dispuestos a conversar con “terroristas”.

La Minga Indígena de Resistencia también obligó a Uribe a sentarse a discutir con las comunidades del Cauca “tratadas como terroristas”, tras obligar al gobierno confrontando la brutalidad policial que dejó muertos y heridos.

Estos hechos de masas no han partido siempre de diferentes fuerzas sociales organizadas, o como en el caso de “las pirámides”, los ahorradores se han organizando al paso de las convocatorias a demostraciones de fuerza y denuncia.

Pero en medio de sus diferencias, estas lides tienen unos factores en común: la presión de la acción social de masas directa ha suscitado contradicciones al seno de la coalición de gobierno lo cual han sabido aprovechar los convocantes de esas acciones, al tiempo que todos los sectores en lucha han logrado doblegar la arrogancia gubernamental, conquistado solidaridad y simpatía, simultáneamente han estimulado el rechazo general a las políticas de Uribe y a su reelección.

Si bien no estamos ante una situación completamente nueva en la correlación de fuerzas en el movimiento, lo cierto es que la tenacidad y amplitud de las luchas populares de septiembre a noviembre ha logrado sacudir el acuerdo de la coalición de gobierno, a veces ubicada como un espectador del accionar de Álvaro Uribe y su incompetente e indigno gabinete, han logrado poner en duda la conveniencia de la reelección de Uribe en las mismas filas de la resquebrajada coalición gobernante.

De esta manera, en ese ambiente, las cortinas de humo se hacen más frecuentes pero menos efectivas en casos como los asesinatos de jóvenes para producir “falsos positivos” que costó las destituciones de tres generales, cuatro coroneles y 20 oficiales y sub-oficiales del servicio de inteligencia; ellas no lograron amainar la lluvia de exigencias de justicia de las víctimas del terrorismo de Estado, dejando más al desnudo la ilegalidad e ilegitimidad del gobierno, que ya tiene en derechos humanos nuevos cuestionamientos, incluyendo los de su propio amo del norte.

Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)