Comandante Jorge Briceño, presente en la lucha

COMANDANTE JORGE BRICEÑO, PRESENTE EN LA LUCHA

Al Pueblo Insurgente de Colombia
A los Revolucionarios Latinoamericanos y del Mundo
Al Pueblo Trabajador Panameño

El día 24 de septiembre tuvimos conocimiento de la noticia de la muerte del Comandante Jorge Briceño, miembro del Secretariado y del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo, FARC-EP, tras descomunal bombardeo a su campamento.

Hombre de origen campesino, nacido en el seno de una familia guerrillera, conoció desde pequeño los rigores de la pobreza y la represión que en Colombia gobierno tras gobierno desatan contra sus hermanos de clase. Fue sin duda este origen y esta realidad la que marco la vida insurgente del Comandante Briceño, llegando a asumir las más altas responsabilidades en su organización y ser reconocido como uno de sus principales dirigentes.

La sensible pérdida de este dirigente de la revolución latinoamericana, ha querido ser presentada como la antesala de la derrota de las luchas insurgentes que libra el heroico pueblo colombiano desde hace más de 50 años. En su orgía de sangre y sadismo la narcotizada oligarquía colombiana encabezada en la actualidad por Juan Manuel Santos, sus aliados imperiales del norte, y las grandes cadenas televisivas han festinado la muerte del Comandante Briceño y demás combatientes farianos que lo acompañaban. Las fuerzas militares realizaron el desigual ataque haciendo uso de una alta tecnología, apoyándose en una flotilla de más de 50 aviones y helicópteros cargados con bombas cuyo uso ha sido prohibido por las Naciones Unidas (bombas de racimo y fósforo), y complementando el alevoso operativo militar con un alto contingente de soldados que fueron destinados por tierra para ejecutar a cualquier posible sobreviviente del bombardeo.

El odio de la clase dominante colombiana contra el Comandante rebelde no es de extrañar, ya que fue precisamente este humilde hombre de origen campesino, que no tuvo estudios en academias militares, quien al frente de sus guerrillas infringió los más duros reveces en el campo de batalla a las tropas del Ejército colombiano durante los últimos años. Ello explica también la campaña de satanización de que es objeto el aguerrido combatiente, a quien se le han endilgado toda clase de acusaciones para descalificarlo ante su pueblo, objetivo que no podrán alcanzar.

El incremento de las acciones de guerra del Estado narcoparapolítico colombiano en contra de su pueblo, implica la profundización de la aplicación de la doctrina contrainsurgente (made in USA) de Seguridad Nacional, que conjuga los operativos de tierra arrasada, el asesinato de dirigentes y el aniquilamiento de la base social de la guerrilla, pretendiendo de forma fallida eliminar las fuerzas insurgentes y a la población que las apoya, desconociendo de esta manera las causas que han originado el conflicto armado, el cual se basa en las profundas desigualdades sociales que imperan en la sociedad colombiana y la salvajidad con que las clases dominantes han impuesto su proyecto de país y privilegios de clase al resto de la sociedad, siendo el fenómeno del paramilitarismo la expresión paraestatal más bárbara y que demuestra a que niveles están dispuestos a llegar estos sectores para preservar dichos privilegios.

Los resultados de está política de exterminio que libran las clases dominantes contra el pueblo colombiano, arrojan cifras escalofriantes, las cuales se traducen en 3.5 millones de desplazados internos; 2,700 sindicalistas asesinados en los últimos 25 años; 137 periodistas asesinados; 2,400 víctimas de los mal llamados “falsos positivos”; 32,348 personas desparecidas en las últimas dos décadas; más de 1,240 indígenas asesinados solo en los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez; la expropiación a sangre y fuego de millones de hectáreas de tierras fértiles y productivas, propiedad de humildes labriegos, efectuadas por fuerzas militares y paramilitares para entregárselas a las mafias que controlan el país; y cientos de fosas comunes diseminadas por todo el país, descubriéndose la última de ellas en La Macarena (Departamento del Meta), considerada la más grande de las fosas comunes encontradas en Latinoamérica en donde se presume que hay más de 2,000 personas enterradas.

Mientras los halcones de la guerra de los Uribe y los Santos apuestan por una salida militar al conflicto colombiano, las fuerzas insurgentes de las FARC-EP y del ELN reiteran su voluntad de buscar una salida política al conflicto social y armado, pero advierten que la misma no puede entenderse como un acto de rendición, dicha propuesta esta basada en la necesidad de llevar al pueblo colombiano una paz verdadera que conlleve la anhelada justicia social y la erradicación de la pobreza que ha sido la causa real generadora del conflicto.

El pueblo insurgente colombiano inspirado en los ejemplos de heroísmo y sacrificio de los Comandantes Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Raúl Reyes, Iván Ríos, Jorge Briceño, Camilo Torres, Manuel Pérez, Manuel Vásquez Castaño, Antonio Vásquez Castaño, Oscar Santos y de tantos hombres y mujeres que un día empuñaron las armas para combatir las injusticias sociales y la explotación, lejos de caer en abatimientos y derrotismos, levantan las banderas de lucha por las que generosamente estos hijos del pueblo entregaron la vida, la cual estuvo caracterizada por su tenacidad, capacidad política y militar, disposición al combate y su inquebrantable lealtad al pueblo colombiano, por quien juraron vencer o morir.

En Panamá hemos venido denunciando desde finales de la década de los noventa del siglo pasado, como a nuestro país se le ha ido involucrando en la lógica guerrerista de Washington en la región, que a través del Plan Colombia busca atacar al pueblo en armas colombiano y desestabilizar a los gobiernos democráticos de Bolivia, Ecuador y Venezuela, para lo cual se han militarizado tanto la Fuerza Pública panameña como la frontera común de 266 KM2.

Pero los hechos más graves se han presentado desde el año 2009, cuando la policía panameña a través del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), ha tomado participación activa en acciones bélicas, entrenadas para ello por fuerzas militares gringas y colombianas, se ha incrementado el pie de fuerza, el tipo de armamento, se han creado 11 bases aeronavales, el intercambio de información y lo más grave han sido las declaraciones irresponsables del Ministro de Seguridad Pública José Raúl Mulino quien proclamó la guerra a la insurgencia colombiana, al declarar a la insurgencia enemigo común y señalar el cambio de actitud de las fuerzas militares panameñas en la región fronteriza del Darién, al pasar de una actitud pasiva a una ofensiva en contra de las fuerzas irregulares y en total asocio con las fuerzas armadas colombianas, dejando atrás el supuesto “papel neutral de nuestro país en dicho conflicto”. Es un deber de las fuerzas democráticas, patriótica y progresistas panameñas no solo denunciar esta política irresponsable y genuflexa del gobierno de Ricardo Martinelli, ante los mandatos de Estado Unidos, sino oponernos activa y militantemente a esta escalada guerrerista que solo traerá luto y destrucción a nuestro país y apoyar la salida política al conflicto por la que bregan la insurgencia y sectores democráticos en Colombia.

Finalmente reiteramos nuestro homenaje militante a este bravío Comandante guerrillero, teniendo la certeza de que su sacrificio no fue en vano y que miles de jóvenes colombianos y latinoamericanos, continuarán su incansable batallar empuñando el fusil bolivariano en las luchas sociales y revolucionarias, que hoy se libran en el Continente por la liberación definitiva de Nuestra América.

“COMANDANTE JORGE BRICEÑO, NI UN MINUTO DE SILENCIO, TODA UNA VIDA DE COMBATE”

“LA PELEA ES PELEANDO, LIBERACION O MUERTE”

DIRECCION NACIONAL
MOVIMIENTO DE LIBERACION NACIONAL 29 DE NOVIEMBRE (MLN-29)

PANAMA, 1 DE OCTUBRE DE 2010