Algunos datos sobre el FUAR

ALGUNOS DATOS SOBRE EL FUAR

POR JOSÉ DOMINGO SANTACRUZ
FUENTE: SERVICIO INFORMATIVO ECUMÉNICO Y POPULAR

EL FRENTE UNIDO DE ACCIÓN REVOLUCIONARIA, FUAR

(MARZO-MAYO DE 1961)

La dictadura militar derechista hizo uso de la fuerza y de su poder para derrocar el gobierno de la Junta Revolucionaria, interrumpiendo el proceso de apertura y reformas democráticas que tuvieron lugar durante aquellos tres meses. Las acciones represivas en contra de las organizaciones democráticas y populares volvieron a estar a la orden del día, a partir del 25 de Enero de 1961.

El Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, estaba desintegrado; y cada una de sus principales organizaciones que lo formaban y sus dirigentes eran perseguidos. Sin embargo, las masas populares estaban en situación de combate. La dictadura militar de derecha no encontró a las organizaciones cruzadas de brazos. A nivel regional se contaba con el influjo de la victoriosa Revolución Cubana, que estimuló la incorporación a la lucha de amplios sectores populares y democráticos.

Las masas populares exigían respuestas contundentes a las acciones contrarrevolucionarias del Directorio Militar. Las ideas del socialismo proliferaron por todos lados, amplios sectores de profesionales, religiosos, intelectuales progresistas, el estudiantado universitario, de secundaria y las amplias masas trabajadoras se lanzaron a las calles exigiendo ponerle fin a la dictadura militar y abrirle paso a un gobierno democrático de amplia participación. La experiencia acumulada indicaba que la mejor respuesta en aquellos momentos era profundizar la organización, la lucha por la unidad de las y los trabajadores y dar pasos concretos para la formación de un FRENTE UNICO DE LUCHA, capaz de aglutinar el disperso movimiento popular, y seguir el camino de la revolución.

La Dictadura Militar pasaba por algunas dificultades no fáciles de enfrentar en aquellos momentos. Por un lado estaba el fuerte influjo de los primeros decretos de la Revolución Cubana, especialmente el de Reforma Agraria que impactaba en amplios sectores sociales y económicos del país. Por otro lado, aunque con menos impacto, se desarrollaba y avanzaba la propuesta por el Concilio Vaticano II y por tanto, de una importante reforma de la tradicional doctrina social de la Iglesia Católica y junto a ella el surgimiento de los PDC, algunos de los cuales surgieron con banderas social-reformistas. En el caso salvadoreño, el Partido Demócrata Cristiano surge a finales de 1960 con las banderas de una revolución sin sangre, una revolución verde, impactando en algunos sectores estudiantiles universitarios e intelectuales progresistas radicalizados.

La política norteamericana de apoyo a las viejas dictaduras militares objetivamente entró en una profunda crisis. La política divisionista y oportunista impulsada, financiada y protegida por el imperialismo norteamericano, igualmente, enfrentaba una fuerte resistencia de numerosos sindicatos y gremios del país.

Los métodos represivos tradicionales y la necesidad de nuevas respuestas en el marco de las nuevas doctrinas militares de las Guerras de Baja Intensidad entraban en graves contradicciones entre la vieja visión de la dictadura militar reaccionaria y conservadora del país y la necesidad de poner en práctica el Plan reformista de Kennedy de la ALPRO para contrarrestar a la revolución cubana y la necesidad de implementar la estrategia de GBI en proceso de diseño e implementación por la administración norteamericana en Vietnam, Indochina y otras regiones del mundo.

Sin entender mucho de los problemas objetivos arriba planteados, el Partido Comunista de El Salvador, con una visión un tanto parcial de las condiciones objetivas de la revolución, poniendo mayor énfasis al desarrollo del factor subjetivo, no vaciló en orientar la creación del FRENTE UNIDO DE ACCIÓN REVOLUCIONARIA, integrado por los elementos más desarrollados del movimiento social existente en aquellos momentos.

Como su mismo nombre lo indica, en esta ocasión la coyuntura exigía la creación de un instrumento de lucha combativo, que debía prepararse para elevar los niveles de resistencia y de combate más allá de la autodefensa activa. En esta ocasión había que ir mas lejos de una política de alianzas, se necesitaba de un FRENTE ÚNICO de todas las fuerzas sociales, democráticas y revolucionarias reunidas contra la dictadura militar de derecha, superando los niveles de consenso en la toma de decisiones.

La decisión del PCS fue crear el FUAR. Estaba fresca la experiencia del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, (1959-60). Solo que, a diferencia de éste, cuya estructura orgánica y funcionamiento había sido abierta, de masas, pluralista (amplio), cuyo funcionamiento dependía de las decisiones tomadas por el principio de consenso, el FUAR, en cambio, al definir objetivos políticos revolucionarios de cara al Poder, no podía ser abierto sino clandestino, el cual necesitaba mantener un accionar con formas de lucha abiertas o semi-abiertas, pero también clandestinas; el carácter reaccionario de la Dictadura militar así lo exigía.

La concepción y diseño del FUAR como parte de una estrategia revolucionaria, en la práctica, significó un importante avance para la construcción y desarrollo de un importante movimiento revolucionario bajo la forma de Frente Único.

El proceso de construcción condujo rápidamente a la organización de un Frente constituido únicamente por los elementos más conscientes de las diversas organizaciones de masas existentes en aquellos momentos.

Nuestra concepción sobre la política de alianzas en el sentido de que ésta debe conducir a la construcción y conducción de un Frente Único se aplicó con bastante creatividad. Pero, en la práctica, hasta cierto punto, nos olvidamos de combinarla con el aprovechamiento de las contradicciones en el campo enemigo. Y resulta que ambas tareas tienen un valor y un carácter estratégico. Ambas deben proponerse aislar, debilitar y derrotar al enemigo principal mas peligroso.

Con los años aprendimos que estas tareas solo pueden realizarse correctamente si el Partido resuelve acertadamente otros problemas fundamentales, tales como el carácter de la revolución, sus fuerzas motrices o el sujeto de la revolución como se le dice ahora, su enemigo principal y más peligroso, determinar de manera correcta los aliados que debemos ganar, trazar una orientación clara hacia el rumbo socialista y trazar acertadamente las tareas principales de la vía mas probable del proceso de lucha hacia la toma del poder.

Por ello no bastaba la orientación parcial de organizar y conducir un movimiento revolucionario bajo la estructura de un Frente Único, sin considerar la importancia estratégica de una alianza con las fuerzas democráticas y otros sectores con quienes era necesario concentrar las fuerzas contra el enemigo común, aprovechar las contradicciones y construir la correlación de fuerzas necesarias para la toma del poder.

Sin embargo, la experiencia del FUAR debe ser conocida y analizada en todos sus aspectos: orgánicos, programáticos, históricos, etc. Sin la cual difícilmente se podría entender el proceso de lucha posterior a él.

Aunque los detalles pueden ser analizados como caso especial, por separado del tema de las Alianzas, para fines de una mejor ilustración de su aporte mencionaré algunos detalles puntuales:

El 20 de Mayo de 1962, la III Plenaria Nacional conoció la propuesta de Plataforma o proyecto de Programa para una revolución de contenido democrático, el cual dicho sea de paso, no fue aprobado de manera definitiva en ese evento sin antes haberlo sometido a consideración del pueblo en general. Sin hablar de los contenidos de la Plataforma, con sólo el hecho de hablar de revolución ya exigía una toma de decisión política no fácil para los elementos no revolucionarios.

Sin embargo, bastaba que las personas o las organizaciones expresaran su interés y el compromiso de luchar contra el imperialismo yanqui y sus lacayos y títeres nacionales, era como el nivel de exigencia mínima para su ingreso al mismo. En esa III Plenaria, el FUAR claramente consignó “que el Programa de la Revolución Salvadoreña no puede ser elaborado aisladamente, sino que debe ser el resultado de la discusión del pueblo entero…”

Las Columnas que conformaban el cuerpo estructural del FUAR prácticamente no dejaban dudas acerca de quienes lo integrarían. Por eso no se hablaba de la integración de organizaciones sociales a una entidad basada en alianzas, sino de un frente revolucionario integrado por las y los militantes más avanzados de todas aquellas organizaciones sociales populares en su condición individual. Claro, mucha gente organizada no quiso quedarse al margen de aquel desafío. Por eso no había en aquellos momentos ningún sector social popular organizado que no tuviera sus representantes organizados en Columnas dentro de la estructura del FUAR.

El Proyecto de Plataforma del FUAR elaborada en 1962 para ser presentada a la III Plenaria Nacional contenía un minucioso estudio de la realidad socioeconómica y política del país, la cual revelaba las verdaderas causas del descontento nacional... Por ejemplo, según dicho estudio, “El Censo agropecuario de 1950 reveló que del total de la tierra agrícola solamente 719.160 hectáreas, el 46.99 % (1.028.405 Mz.) se encontraban en cultivo, mientras que 811.163 hectáreas restantes, el 53.01 % (1.159.963 Mz) se hallaba sin cultivar. Siendo en su mayor parte, tierra de buena calidad” (Presentó un cuadro en cifras para respaldar el estudio). Mientras 63.335 pequeñas explotaciones operadas por el propietario abarcaba 66.976 hectáreas, el 4 % del total de la tierra agrícola, 1.994 grandes explotaciones operadas por el propietario reunían 754.976 hectáreas, el 50 % del total de la tierra agrícola que era de 1.530.323 hectáreas.

Sin embargo, estas cifras no revelaban la verdadera realidad, ya que ni el número de las explotaciones revelaban el número de los propietarios, (un solo de estos era dueño de varias explotaciones), ni tampoco eran las únicas propiedades (las explotaciones). Había otras grandes extensiones de tierras ociosas registradas a nombre de los mismos propietarios. En realidad, eran unas cuantas familias, a lo sumo unos 1000 grandes hacendados, 3 % de los propietarios, quienes controlaban los dos tercios de las tierras cultivables de El Salvador, es decir, de aproximadamente un millón de hectáreas.

CONDICIONES POLÍTICAS NACIONALES E INTERNACIONALES

Los datos antes mencionados, no revelan la verdadera gravedad de la concentración de la riqueza y por tanto de las verdaderas causas de la crisis estructural del país, pero al menos nos dan elementos que la explicaban, sobre todo, porque siendo el país fundamentalmente agrícola, la concentración de la tierra en pocas manos significaba la principal fuente de contradicciones y de las frecuentes crisis políticas.

El censo agropecuario del país de 1950 reveló, además, que el 63 % de las tierras agrícolas se encontraban ociosas, muchas de ellas de buena calidad. El estudio realizado por el PCS y puesto en manos del FUAR, puso a la superficie las verdaderas razones de mantener esta realidad por parte de la vieja Dictadura Militar: mantener una inmensa masa desposeída, con una fuerza de trabajo dispuesta a venderla a cualquier precio. Los terratenientes quedaron al descubierto como los elementos más conservadores y reaccionarios, los que impedían el desarrollo de las mismas fuerzas de trabajo, las relaciones de un capitalismo dependiente.

Esta situación afectaba a otras clases y capas sociales que exigían soluciones de fondo. Los latifundistas, además de controlar la tierra, los bancos y las exportaciones de los productos elaborados en sus tierras, controlaban un Estado organizado y diseñado para proteger sus intereses, dispuestos a asesinar a sus opositores. Por ello, casi de manera absoluta los terratenientes agro-exportadores se convirtieron en el foco principal de las contradicciones y no sólo de luchas populares y democráticas, también de sectores de la misma burguesía dependiente o criolla como la definían en esos momentos.

El monopolio sobre la tierra, mantener sin trabajo a mucha gente que sobrevivía en un estado de miseria, en el fondo resultaba un grave impedimento para el desarrollo de la industria, cuya producción se apilaba sin un mercado con capacidad para su circulación. No era casual, por lo tanto, que el FUAR pasara a jugar un importante papel en el proceso de radicalización del estado de ánimo de las masas, en el aprendizaje del uso de diferentes formas de lucha, exceptuando la lucha armada que no logró desatarse, pero sí las formas de auto defensa activa que aumentaba y que se fue convirtiendo en un factor de pánico de las clases dominantes y también de gran utilidad para el desarrollo de la experiencia de combate de amplias masas populares.

EL FRENTE UNIDO DE ACCIÒN REVOLUCIONARIA, FUAR, como su mismo nombre lo indica, fue un experimento de aplicación de la política de Frente Único contra la dictadura militar de derecha, organizado por el Partido Comunista de El Salvador. Fue una especie de continuación del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, (1959-60). Solo que, a diferencia de éste, cuya estructura orgánica y funcionamiento en tanto abierta, de masas, pluralista (amplio), tomaba las decisiones con el principio de consenso. El FUAR, en cambio, con objetivos políticos revolucionarios de cara al Poder, funcionaba clandestinamente, combinando su accionar con formas de lucha abiertas o semi- abiertas contra la Dictadura militar, fue un paso importante en el proceso de construcción de un Frente Único, constituido por los elementos mas conscientes de las diversas organizaciones de masas. Bastaba que expresaran su interés y el compromiso de luchar contra el imperialismo yanqui y sus lacayos y títeres nacionales, dependiendo del tipo de actividad laboral o no para poder ingresar a cualquiera de las Columnas que conformaban el cuerpo estructural del mismo.

Prácticamente no había sector social popular organizado que no tuviera su representación dentro de la estructura del FUAR. Estaban frescas las acciones combativas del Frente Nacional de Orientación Cívica, FNOC, que seis meses antes había derrocado al Dictador José Maria Lemus y los tambores de la Revolución cubanos del 1º. De Enero de 1959 sonaban y vibraban en los corazones del pueblo salvadoreño. Diversos sectores sociales de nuestro país se sintieron contagiados y estimulados por esa gesta heroica del pueblo cubano, del Movimiento 26 de Julio dirigido por Fidel Castro y otros compañeros revolucionarios, que expulsaron al dictador Fulgencio Batista.

Eran momentos de mucho fervor revolucionario en todo el continente latinoamericano. La crisis económica, social y política había llegado a niveles muy altos. La política de penetración y dominio de la Administración norteamericana estaba en un punto crítico en el continente, cuya expresión más elocuente era el triunfo de la revolución cubana como respuesta. Su obstinada posición y actitud imperial eran tan claras en impedir ni siquiera un ápice de independencia y libertad, que ni siquiera le permitieron espacios a la reciente Junta de Gobierno que no vacilaron en cortarle las alas y derrocarla el 25 de enero de 1961. Ni siquiera tres meses la dejaron sobrevivir. Llega el Directorio Militar de derecha para retomar el viejo rumbo emprendido por la Dictadura Militar inaugurada por Hernández Martínez el 2 de Diciembre de 1931.

Esos 3 meses de apertura democrática de la Junta Revolucionaria fueron aprovechados por varias de las organizaciones populares dirigidas por el PCS. El mensaje a favor de cambios democráticos y revolucionarios llegaron a varios lugares del país y muchas de las promesas expuestas por miembros de la Junta de Gobierno, muy esperadas por los diferentes sectores sociales quedaban en el papel o llevadas por el viento de no hacer algo para impedirlo.

Las movilizaciones populares, los mítines de barrios y colonias, así como otras acciones de calle continuaban con el apoyo de muchos sectores eclesiales; se abrió espacio la representación proporcional en la Asamblea Legislativa.

En este marco surge no solo el Partido Oficial, el Partido de Conciliación Nacional, como era la tradición dentro del sistema político imperante, facilitando el paso de los militares a la silla presidencial. También surgió el Partido Demócrata Cristiano con planteamientos e ideas novedosas, derivadas del ambiente de reforma prevaleciente en la Iglesia Católica mundial, del cual surge el proceso del Concilio Vaticano II y con él la nueva Doctrina Social de la Iglesia.

El Mercado Común Centro Americano se abría paso en la región como parte del Modelo sustitutivo de Importaciones. La Oligarquía salvadoreña desafiaba las orientaciones reformistas de la ALPRO que la administración Kennedy se vio obligada a promover como parte de las medidas reformistas para enfrentar la crisis y la influencia de la Revolución Cubana. El Directorio Militar del 25 de Enero, que se interpuso ante una Junta Reformista, era evidente que no tenía el camino libre para volver a las viejas andadas con los mismos métodos de gobernar. Las reformas constitucionales eras necesarias aunque ello significaba un claro desafío a la dictadura, porque esas eran las indicaciones del norte...

Mientras los ecos de la nueva doctrina social de la Iglesia Católica resonaban fuertes en un país convulsionado y una Administración Kennedy se afanaba por su programa reformista para América Latina para atenuar el auge revolucionario de las masas entusiasmadas por la Revolución cubana, el Directorio no tuvo más remedio que abrirle paso a una política de zanahoria y garrote como táctica para manejar las posiciones recalcitrantes de una Oligarquía obstinada y una administración USA empeñada en detener la influencia revolucionaria cubana.

Como era de esperarse, las zanahorias no llegaron a la gente, pero sí los garrotazos y la crisis económica, que si bien fue cediendo ante el MCCA, las masas campesinas y sectores marginados continuaban soportando los problemas socio-económicos. Por ello los amplios sectores de las masas trabajadoras se fueron organizando en diferentes formas para hacerle resistencia a la represión y combatir a la dictadura militar.

Simultáneamente apareció la ORIT y sus políticas divisionistas. En esos días estaban de moda los dirigentes patronales, René Barrios Amaya, el Chele Saravia, el Negro Rodríguez y otros elementos vendidos, que habían traicionado a su clase para apoyar las orientaciones imperialistas en el seno del movimiento sindical. Es decir, dividir a la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, sacar de su seno a cuantos sindicatos estuvieran dispuestos a venderse y pasar a crear la Confederación General de Sindicatos, CGS, dependiente de la ORIT y de la CIA norteamericana. Con el financiamiento de la AFL-CIO y de la ORIT, crearon la Confederación General de Sindicatos, CGS, en 1958.

Ahora, en el marco de la Estrategia divisionista y liquidacionista del movimiento sindical independiente, en 1961, crean la Unión Comunal Salvadoreña, bajo la misma orientación del llamado sindicalismo libre.

La CGTS quedó bastante diezmada, con apenas 7 sindicatos que resistieron la embestida imperialista. Con esa membresía sindical ni siquiera se podía defender como una Federación y menos como Confederación.

Como respuesta, los trabajadores, bajo la orientación del PCS, crearon el CUSS, el Comité de Unidad Sindical Salvadoreño, con dos orientaciones concretas: dar la pelea por organizar nuevos sindicatos, y tratar de arrancarle a la CGS todos aquellos sindicatos que se fueron engañados por la complicidad de sus dirigentes corruptos. Un poco más tarde apareció otra orientación encaminada a trabajar y preparar condiciones para disputar las direcciones de los sindicatos controlados por las Federaciones corruptas afiliadas o no en la CGS. Varios Grupos de Acción Revolucionaria (GAR) surgieron al interior de dichas organizaciones, lo que permitió, en este ambiente, en medio de mucha euforia revolucionaria, el surgimiento y fortalecimiento del FUAR.

El trabajo organizativo se extendió a diferentes sectores sociales. En los estudiantes universitarios y de secundaria; en el sector magisterial, profesionales independientes e intelectualidad. La demanda de organizarse cundió en diversos lugares del país. El campesinado no se quedo al margen en materia de organización y lucha.

Los primeros pasos dieron sus frutos. Varias cabezas de columnas fueron creadas, de tal manera que bajo su responsabilidad se estructuraran los distintos Grupos de Acción. Con el crecimiento y desarrollo organizativo de cada una de las Columnas, la estructura misma del FUAR se vio en la necesidad de reestructurarse. En un lapso de tiempo corto, es decir, a los cuatro meses, se creó el Consejo Nacional, como instancia de conducción nacional, representado por las direcciones de las Columnas.

El trabajo organizativo, de propaganda, de educación y de movilización era tan intenso que fue necesario crear un aparato de apoyo del Consejo Nacional, del CEN y de cada una de la Direcciones de las Columnas. A finales de Julio de 1961, se reunió la Primera Plenaria Nacional, con acuerdos muy importantes encaminados a fortalecer la organización propia como frente, pero también del movimiento sindical y gremial; a finales de Octubre fue convocada la Segunda Plenaria Nacional, la cual analizó, evaluó y reafirmó la orientación política y los planes de acción combativos en contra de la Dictadura.

El 20 de mayo de 1962 tuvo lugar la 3ra. Plenaria Nacional, la reunión se llevó a cabo en el Edificio Chaín, lugar donde funcionaba la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador. Este Edificio estaba ubicado frente a la venta de vehículos y repuestos Crysler sobre la Calle Rubén Darío, entre la 23 y 21 Av. Norte.

La asistencia a esta plenaria andaba alrededor de 100 personas, que representaban a las 7 estructuras o llamadas “Columnas” del FUAR; además, había una mínima representación del Consejo Nacional y del Comité Ejecutivo Nacional, los organismos de dirección que estaban obligados a participar por derecho propio y uno o dos invitados especiales. Recuerdo a Roberto Carias Delgado, que fungía como Secretario General del Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM. Tratándose de una reunión clandestina, era una buena cantidad de personas, cuya organización y preparación significó un plan especial, minuciosamente elaborado: una parte debía entrar y dormir en el local; cada grupo de columna tenía asignado un tiempo, el cual debía respetarse disciplinadamente, de tal manera que en ese lapso debían entrar dos personas cada 2 minutos, con máximo de 3 minutos de espacio. Eso no podía violarse por ningún motivo, había que ser muy estricto, pues de lo contrario, se corría el riesgo de chocar con otros tiempos ya programados para los siguientes en el turno.

Los puntos de Agenda principales del evento, que recuerdo: Un Breve informe de la situación política nacional e internacional, el cual fue presentado por Juan (Schafik). Roberto Carias Delgado tuvo una breve intervención relativa a su participación en la reciente Conferencia Mundial por La Paz y el Desarme, realizada en Moscú, así como de los encuentros en su paso por Conakry, con el jefe del gobierno Sekou Toure.

En el análisis de la situación nacional se destacaron, entre otras cosas: las fuertes contradicciones entre los grandes terratenientes y otros sectores conservadores exacerbadas por las políticas de la administración de J. F. Kennedy de los EE.UU. con su Programa Alianza para el Progreso, ALPRA. En esos días ya estaba anunciada la visita al país, de su coordinador general para América Latina, el señor TEODORO MOSCOSO.

Pero el punto central lo ocupo el análisis de la campaña electoral del PCN con su candidato, el Coronel Julio Adalberto Rivera, el militar de turno que ya había pasado por la pantomima de “ganar” las elecciones presidenciales sin ninguna oposición; las denuncias sobre el fraude electoral descarado, la imposición y ausencia de espacios democráticos mínimos, ni siquiera la tan cacareada representación democrática en la Asamblea Legislativa.

El Cnel Julio Adalberto Rivera ya estaba listo para sumir la presidencia de la república el 1º. De Junio. En el plano internacional estaba al rojo vivo la lucha del pueblo cubano en su defensa de su soberanía y las conquistas revolucionarias por la agresión contrarrevolucionaria a Cuba auspiciada, financiada y apoyada militarmente por la administración norteamericana. La Plenaria Nacional del FUAR se puso de pie para celebrar emocionadamente la victoria militar de Cuba contra los invasores en Playa Girón. Las banderas antiimperialistas, las consignas sobre la defensa de la revolución cubana y de “fuera yanquis de Cuba”, fuera Yanquis de C.A., estaban en su punto álgido.

Igualmente figuró en el punto del análisis, la defensa heroica del pueblo vietnamita, la heroica lucha del Ejército de Liberación Nacional y del Frente Nacional Vietnamitas y de los otros pueblos de Indochina y Asia y de África en sus luchas nacional liberadoras. Todas esas referencias, en aquellos momentos ejercían una influencia muy grande en el espíritu y en la psicología del movimiento revolucionario que era el FUAR. Teníamos, pues, un marco lleno de factores para motivar a la nutrida y combativa militancia Fuarista.

Otro de los puntos a tratar en la Plenaria, fue sobre la dirección del FUAR, la cual requería una readecuación y reforzamiento. El FUAR en ese momento estaba formado por 7 Columnas, cada una de las cuales tenía su propia estructura, es decir: Una Asamblea Nacional, un Comité Ejecutivo o Grupo Cabeza; varias de ellas contaban con Comisiones Nacionales de Propaganda, Finanzas, Organización, Formación Política y Militar, según el nivel de desarrollo de las mismas. Algunas, la mayoría, contaban con Grupos Intermedios en la capital y en otras ciudades grandes del interior del país, situación que les exigía una estructura departamental y municipal.

Según los informes consolidados que se presentaron en la III Plenaria, el total de la militancia del FUAR en esos momentos, arrojó la cifra de 2180 militantes. La forma de organización en cada una de las columnas era similar a la estructura de Células, siguiendo la modalidad del PC. Además, se dijo, no se tomaban en cuenta los amigos y simpatizantes que eran varias veces mayor que el mismo Frente.

La estructura del FUAR: LA PLENARIA NACIONAL: El máximo organismo, integrado por representantes de los Grupos Cabeza y de cuadros designados en cada una de las columnas; además, la Plenaria Nacional estaba integrada por el Consejo Nacional, el Comité Ejecutivo Nacional, delegados de las Columnas de cada Organización y de Comisiones Nacionales. Se reunía cada 3 meses. Participaban, además, algunos(as) invitados(as) especiales, por Ej.: una representación del PRAM, de Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, FMS.

EL CONSEJO NACIONAL (CN): el máximo organismo de Dirección Nacional, entre las Plenarias, integrado por los Coordinadores de los Grupo Cabeza, el CEN y los responsables de las comisiones nacionales. Se reunía cada 3 meses de manera ordinaria y extraordinariamente según las exigencias políticas.

EL COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL (CEN): Elegido en la Plenaria Nacional en un número no mayor de 5 personas. Se reunía cada semana, y en un máximo de dos semanas, salvo en períodos o situaciones de emergencia, siempre quedaban contactos permanentes.

LAS COLUMNAS, como se ha dicho, tenían estructura propia, con autonomía en su funcionamiento, planificación y toma de decisiones en cuanto a su vida orgánica. Cada una poseía sus centros de impresión de propaganda; sus formas y métodos particulares para organizar sus redes de distribución, sus buzones de depósitos locales y nacionales. Algunas Columna contaban con sus propios recursos para la instrucción o formación política de cuadros. Por Ej.: Oratoria, manejo de los Centros de Impresión, elaboración de propaganda e instrucción militar limitada. Las Columnas tenían su origen en las principales organizaciones sociales y políticas de mayor presencia en ese momento.

La ESCUELA DE FORMACIÓN POLITICO- MILITAR: Conocida como La “UNO- DIEZ”, funcionó poco tiempo, pero en ella participaron muchos de los cuadros principales del PCS que se encontraban al frente de las columnas. Por descuidos en la aplicación de los principios conspirativos, especialmente en las exigencias de los cuadros responsables, pero también por la penetración de la inteligencia enemiga en la estructura intermedia del PCS, la Escuela fue golpeada a principio de mayo de 1962.

La inteligencia enemiga la ubicó y la asaltó, capturando a todos los participantes, entre los cuales estaban Schafik y cerca de 18 compañeros. El viejo Daniel Castaneda se salvó porque el chofer, Ramón Durán, lo recogió un poco tarde y no llegó a tiempo para entrar dentro de las llamadas medidas clandestinas. Sin embargo, Daniel tomó la decisión de llegar por su cuenta, llevándose la sorpresa de que la casa, ubicada en la Calle La Campiña, cerca de la Colonia Panamá, estaba rodeada por la Policía Nacional.

De este hecho hay una anécdota contada por el propio “Pío”, el seudónimo de Daniel, más o menos así:

“Iba tan apurado, para no llegar tan tarde, que le dije a Ramón, déjame aquí y espérame un ratito, no te vayas a ir. Comenzó a caminar y antes de doblar, al llegar a la esquina,, yo que doblo por la callecita la Campiña y veo en la entrada de la casa a unos “Cuilios” bien armados. ¡Puta, dije, esta babosada no me gusta! Para no dar ninguna malicia me arrimé al bordo y me puse a mear! Uno de los policías se me acerca y me dice: ¿Y vos qué putas estás haciendo aquí?

_ ¡Ah chis, dice que le dijo, no muy fuerte, ¡ya uno no puede mear!”, y sin volver la mirada hacia él, apuró la necesidad y patitas para que te quiero. Si no hago eso, repetía, me joden esos hijos de puta.

Por la Columna “9 de Mayo”, originada del seno del PRAM, asistieron: Rafael Aguiñada Carranza, Raúl Castellanos Figueroa, Tirso Canales, Rafael Lisanne, “Chele” Marcheli, Raúl Padilla Vela., Alfredo Acosta, Armando (Carne Rusa), René Montúfar, Romeo Granadino, Jesús Paz, José Domingo Mira, etc.

Por la Columna Estudiantil Universitaria (Surgida de las bases de AGEUS) Mario Moreira, Raúl Valiente, Mario Salazar V, “Huevo” Castillo, Roberto Armijo, Renán Rodas Lazo, y otros;

Por la Columna Vanguardia de la Juventud Salvadoreña “VJS” Surgida de la fusión de las Asociaciones Tazumal, Lamatepec y de la organización “5 de Noviembre”, Américo Durán, Mario Aguiñada, Chiquitín García, Armando Herrera, Oscar Esquivel.

La VJS había surgido a finales de 1960. Varios de los cuadros desarrollados en el sector juventud se habían reubicado en diferentes columnas. Según cuenta el propio Américo Duran: “Por secundaria habían estado asignados: Armando Herrera, Oscar Esquivel Mendoza, Américo Durán, Breni Cuenca, Raúl Padilla Vela, Mario Aguiñada, Pepe Rodríguez Ruiz, Manlio Argueta, el Decanito, José Roberto Cea, Hildebrando Juárez, Rafael Aguiñada C., Antonio V. Iglesias, Antonia Varela, Chiquitín García. Todos ellos estuvieron trabajando en los preparativos para el Festival de Finlandia de 1959. Los delegados a ese evento fueron Miguel Carías Delgado, Rafael Aguiñada Carranza”.

En conversaciones sostenidas con algunos compañeros pude escuchar testimonios: “Con el surgimiento del PRAM se desmovilizó el grupo y se procedió a trabajar en la idea de crear otra estructura juvenil”. Efectivamente, el 17 de Octubre de 1960 fue creada Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS, a la que pasaron como grupo cabeza: Mario Aguiñada, Armando Herrera, Ezequiel Mendoza, y el Chiquitín García. Un poco más tarde en 1961 se agregaron: el Pelón Torres, Ciro Torres, y un compañero de apellido Silva. En ese año, según Américo Durán, se creó el GAR (Grupo de acción Revolucionaria) en el Instituto Nacional, en donde entraron Américo Mauro Araujo, Federico Baires, un hermano de éste, y Roberto Góchez. La reunión se realizó en casa de Lico Baires. Varios de los cuadros juveniles fueron enviados a estudiar el extranjero, por ejemplo: Los Grupos Juveniles que fueron a la escuela del KOMSOMOL fueron: En el 1er. Grupo quedaron: Lety Quiroga, la compañera de Chiricuto (Alejandro Montano), Galleta, Danilo Rodríguez, en el 2º. Grupo quedaron: Américo Durán, el Pollo Torres, Cecilio Ramirios, Mario Castro Rivas, en el 3º. Grupo queda Dagoberto Sosa V.; en el 5º Juan Antonio Landaverde y en el 6º Rafael Jiménez, el Venado, y Víctor Manuel Sánchez Bonilla (El Niño)

Por la Columna Obrera (originada en las bases de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, surgida en l957, figuraban: Blas Escamilla, “Ratón” Hidalgo, Carlos Quijano, Julio Cesar Castro Belloso, Beto López, Sánchez del Cid, Saúl Santiago Contreras, Oscar Gilberto Martínez, (estos dos últimos fueron capturados, torturados salvajemente y asesinados por la GN al mando del Gral. José Alberto Medrano en 1968), Antonio Velasco Iglesias, Víctor Manuel Sánchez Bonilla, “El Niño”, Mario Rivera, Virgilio Guerra, Porfirio Navarro, Toño Morán, el Ronco, Mario González (Morís), Antonio Umaña, Juan Edito V. Genovez, Julio César Castro (Hilario), Villeda, Figueroa, Varios otros compañeros y compañeras de los sindicatos o directamente desde las fábricas participaron activamente.

La Columna Magisterial (surgida de Fraternidad Magisterial Salvadoreña, de cuyas bases surgió ANDES 21 de Junio 3 años después): Mario Medrano, Carlos Gallardo, Laura Inglés, Laura Siliézar, Orlando Guerrero Chamul, Abel Chinchilla, Arnoldo Vaquerano, Pelo de León, Rolando Morán Toledo, Nazario (Metralleta), Francisco Font´.

Por la Columna Campesina: Miguel Mármol, Segundo Ramírez, Daniel Castaneda, Raúl Vargas, Modesto Ramírez, un hijo de Segundo Ramírez.

Por la Columna MR-2-4 (Movimiento Revolucionario 2 de Abril): Sus orígenes los encontramos fuera de las filas del PCS, aunque algunos de sus integrantes provinieron de organizaciones organizadas por éste. La mayoría de sus miembros surgieron bajo el influjo de la Revolución cubana, del auge revolucionario y popular de principios de la década del año sesenta en nuestro país. La influencia de los acontecimientos insurreccionales del 2 de abril de 1944 también estuvieron presentes. De hecho, a la hora de su creación, se presentaron dichas corrientes que convergieron por distintos caminos. Por ejemplo: allí estuvieron elementos progresistas provenientes de la organización juvenil “5 de Noviembre”, del PRAM, del FNOC, de algunos sindicatos, y personas sin antecedentes políticos. Con el tiempo, mejor dicho, meses después, fueron apareciendo algunos militantes del PCS, como un profesor de apellido Guerrero de San Vicente.

Entre los elementos más destacados en la fundación del movimiento hay que mencionar: a Raúl Martínez

Entre los elementos más destacados en la fundación del movimiento hay que mencionar: a Raúl Martínez, “Jorge”; Salvador Pérez y Pérez, “Ismael”; “Zetino” de la (UTF), Vicente Arévalo, de Santa Ana; Antonio Velado, alguien de apellido Morales; “Fidel”, de La Confianza; Domingo Santacruz “Moisés”; Alfredo Avilés, “Arnulfo”; un expendedor de licor de nombre Francisco Gómez que resultó ser un infiltrado de la PN.; Manuel de Jesús “La Chelona”; cuadros de dirección intermedia, muy destacados: Julio César Salazar, Jesús Fuentes Herrera; René De León; Armando De León, Pedro Santacruz, “Atilio”. Algunas activistas: “Gloria”, la compañera de Raúl; Ercilla Vásquez; la Guadalupana, de la col. La Rábida; Varios compañeros militantes: Tomás, de la Dry Cleaning; Ulises, Sandino,.

La Plenaria fue conducida por Schafik Jorge Hándal, cuyo seudónimo en el FUAR era “Juan”, Rafael Aguiñada C. y otros compañeros, y se acordó reestructurar y reforzar el Comité Ejecutivo Nacional, incorporando a Armando Herrera y Domingo Santacruz. Reforzó la Comisiones Nacionales; acordó organizar la Columna Femenina, la cual fue creada dos meses después. La primera reunión de constitución del Grupo Cabeza de esta organización, tuvo lugar en la casa de Lucila Torres, en Soyapango. Asistieron las compañeras: Rosita Castellanos, Tula Alvarenga, Berta Deras de Aguiñada, Lidia Ríos, Julia Ramirios, Julia Pino. La juramentación estuvo a cargo de Domingo Santacruz.

Desde ese momento, la estructura del FUAR, pasó de 7 a 8 Columnas, las cuales estuvieron representadas en el Consejo Nacional. La Comisión Nacional de Organización fue reforzada con Armando Herrera, con el Ratón Hidalgo, y Domingo Santacruz; la Comisión de Propaganda quedó reforzada con Rafael Aguiñada y Rafael Lizanne. El balance general de la fuerza orgánica del FUAR presentado por el Comité ejecutivo Nacional fue de 2180 militantes, todos integrados en los Grupos de Acción Revolucionaria, GAR.
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Nota: Es posible que algunos nombres pudieran estar colocados inadecuadamente, especialmente en la Columna Estudiantil Universitaria, donde algunos profesionales se afiliaron, pero otros lo hicieron en otras Columnas.