El MRTA y las tareas en periodo pre-revolucionario

EL MRTA Y LAS TAREAS EN EL PERIODO PRE-REVOLUCIONARIO

Documento aprobado en el II Comité Central

¿Es posible la democracia burguesa en América Latina?
En nuestro continente no es posible la existencia de las llamadas democracias representativas explicada como un sistema que expresa, de manera excluyente, los intereses de las clases poseedoras sometidas a las imposiciones del imperialismo norteamericano.

¿Por qué? Hagamos una brevísima referencia de la evolución de la democracia. La historia demuestra que las llamadas democracias representativas se originan con el desarrollo del capital; es decir, que solamente en aquellos lugares donde fue posible una revolución industrial que transformó cualitativamente esa formación social y revoluciones burguesas asentadas en esos cambios industriales, es que esas democracias han desarrollado todo lo que históricamente podía esperarse de ellas.

Es muy propio observar en los llamados países capitalistas desarrollados estos tipos de democracias que no tienen absolutamente ningún rasgo de similitud, en lo esencial, con lo que en América Latina conocemos con esos nombres. Estos países sufrieron el proceso histórico que va del primitivismo pasando por los diversos estadios hasta llegar al capitalismo.

Nuestro continente no fue conmocionado por este proceso. Al contrario, sobre una formación social atrasada se impuso el capitalismo y lo que derivó fue una amalgama de formas arcaicas y modernas. En ese sentido nuestros países se asimilaron a las conquistas materiales e ideológicas de las naciones avanzadas.

Y lo que durante muchos años se llamó democracia en nuestros países como producto de esa imposición, no es más que un remedo, una fachada de democracia.

LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA COMO FORMA DE DOMINACIÓN

América Latina y particularmente nuestro país son dependientes del imperialismo norteamericano, en esa medida su base productiva no se asienta sólidamente, pues el Perú ha sido, de acuerdo a las exigencias imperialistas, modelado en función de estos intereses. Por lo tanto siempre convino al imperialismo gobiernos que garantizaran de manera fundamental el mantenimiento de esa situación de sometimiento.

Por lo tanto los diversos gobiernos han tenido y tienen como objetivos centrales perpetuar las relaciones de producción capitalistas dependiente en desmedro de las amplias mayorías explotadas. Por eso, lo que ha caracterizado a nuestro continente y país ha sido un funcionamiento pendular como formas de la dominación burguesa: dictaduras militares y gobiernos parlamentarios.

Esta debilidad estructural del aparato productivo que sólo beneficia a una ínfima minoría así como la ausencia de partidos de las clases dominantes con la debida consistencia para garantizar el desarrollo ininterrumpido de las instituciones burguesas, es lo que hace que cada cierto tiempo estas formas de dominación desemboquen en crisis. Es decir que ante el desgaste de una dictadura por acción de las masas se recurre a las llamadas democracias representativas y viceversa.

Esta debilidad estructural es lo que ha modificado el rol de las Fuerzas Armadas y la creación y aplicación en nuestro continente de la reaccionaria Doctrina de Seguridad Nacional.

Para decirlo más claramente entonces. En nuestros países no existen condiciones para el desarrollo pleno de la democracia burguesa representativa entendida dentro de las limitaciones de su naturaleza de clase.

Esa debilidad estructural de nuestra formación social diseñada para el usufructo de una minoría del imperialismo, es lo que determina la existencia ineludible y consubstancial del elemento autoritario, de la represión como factor fundamental de que ese orden no será subvertido.

Esto significa una creciente reducción en los derechos democráticos de las masas. Y la experiencia latinoamericana así como la nuestra enseña muy claramente en favor de quiénes se gobierna y contra quiénes. Pues las burguesías para sostenerse en el gobierno son las primeras violadoras de su constitución y sus leyes y las primeras también en violentar el juego democrático.

Porque si solamente respetaran mínimamente algunas de las conquistas democráticas burguesas, serían desbordados por las masas, por eso la impracticabilidad de esos derechos prevaleciendo el ejercicio de la represión bajo mecanismos legales cada vez más arbitrarios para limitar el ejercicio de esa democracia.

DEMOCRACIA Y DEMOCRACIA

Históricamente la noción de democracia vino acompañada por la noción de derecho y ésta tuvo su fundamento en la propiedad privada. Así nació y obviamente así la entienden las clases dominantes, es decir, la democracia para mantener sus privilegios. Sin embargo, en América Latina el término democracia no es un concepto abstracto con normas y parámetros comunes utilizables en cualquier país y en cualquier momento.

Porque la lucha del pueblo chileno contra Pinochet, así como la que libraron los argentinos enfrentados a la sanguinaria dictadura, expresan determinadas exigencias democráticas diferentes a las de Brasil, Bolivia, Paraguay. Y las llamadas democracias de Perú, Colombia, Venezuela y México son también diferentes entre sí y con la de Nicaragua.

Por que la lucha en nuestro continente por la democracia sólo puede ser una democracia que venga desde abajo, desde las masas. Y en ese sentido la lucha por la democracia en América Latina es subversiva porque sólo nos puede conducir al Socialismo.

DEMOCRACIA FORMAL

Con los antecedentes apretadamente desarrollados diremos que los problemas reales que confrontamos son sociales y económicos. Que nuestro país está urgido de transformaciones que jamás se lograrán con estas llamadas democracias representativas.

Estas democracias son formales porque está incapacitada de resolver las contradicciones fundamentales que agobian a las masas populares. En esa perspectiva su existencia es un formalismo. Una ficción es la igualdad ante la ley, el derecho por igual para todos, etc.

Por otro lado aparece explícita en nuestro caso que la verdadera política burguesa no se hace en el parlamento, sino en el ejecutivo y en las grandes empresas. En el hemicirco tanto el parlamentario como el político profesional hacen alardes de sus cualidades oratorias, pero son los funcionarios, técnicos, políticos efectivos y tecnócratas vinculados a los organismos financieros foráneos los que deciden, discuten, imponen, controlan recursos y manipulan la información. En el parlamento queda solamente el consuelo de la protesta.

LA DEMOCRACIA EN EL PERÚ

En 1980 con la llegada de AP al gobierno y su socio menor, el PPC, se restaura la “democracia”. Sin embargo, a seis meses del relevo diremos que con Belaúnde es la fracción monopólica financiera asociada al capital monopólico internacional la que hegemoniza y se refuerza. Imponen el modelo neoliberal de acuerdo a sus intereses y se rodean de un grupo de tecnócratas formados en las universidades norteamericanas según la doctrina monetarista de Milton Friedman. Inmediatamente se apoderan de los mecanismos de Estado, sobre todo donde se decide la política económica.

En documentos anteriores hemos ido reseñando e interpretando los detalles de estos catastróficos cinco años. Reiteraremos que la gestión ha sido la peor que se recuerde. La apertura del mercado interno a los pulpos transnacionales afectó significativamente a la pequeña y mediana empresa y acelero la crisis: aumentó considerablemente la inflación y los analistas señalan para este año una tasa que sobrepasará el 200%; la devaluación estará entre los 220% o 300% y en diciembre estaremos pagando 20 mil soles por dólar americano; la recesión se extendió a todos los sectores productivos; déficit creciente de la balanza de pagos, endeudamiento, restricción de la inversión pública, ampliación del desempleo y subempleo, agudización de las pugnas interburguesas, empobrecimiento de las capas medias, etc.

En 1980 cuando AP y el PPC llegaron al gobierno la producción crecía a un ritmo de 4% anual. En 1981 descendió a 3.1% y en 1982 se desplomó al 0.7%, pero la catástrofe devino en 1983 que pasó a una cifra negativa, -13% algo jamás registrado en ningún país latinoamericano.

En 1984 creció en 2.8% que es un indicador igual al aumento de la población de modo que no significó ningún avance. El Banco Central de Reserva augura un 2% de crecimiento en 1985, pero tomando en cuenta la velocidad promedio en el crecimiento de la población que es de 2.8% tendremos un resultado negativo de 0.8%. Es decir la caída continúa y no hace más que graficar la bancarrota de la empresa destinada al mercado interno que con todos sus defectos, en su mejor momento, entre 1970 y 1975, creció en una tasa promedio de 7.1% anual.

Estos desatinos han disminuido el consumo de calorías y proteínas a tasas que según las Naciones Unidas se encuentran por debajo del mínimo, es decir, infrahumanas.
El subempleo que se caracteriza en lo que se ha dado en llamar trabajo informal y eventual, sin salario regular y sin protección social llegan al 57% de la PEA. La desocupación total alcanza un 12% de la PEA.

Sólo un 31% de la población en capacidad de trabajar tiene empleo estable. Pero el salario real de estos privilegiados se ha reducido en un 30% sólo en 1984. En los cuatro años de democracia representativa han perdido el 40%.
Todo este cuadro de ausencia de fuentes de trabajo, de crisis, hace que prolifere el tráfico de pasta básica de cocaína y que la prostitución juvenil haya aumentado en 1,200% en estos cuatro años y medio.

Rodríguez Pastor y Richard Webb son los que propusieron la entreguista carta de intención donde el gobierno se somete a los dictados del FMI en el manejo económico interno y deliberadamente renuncian a cualquier autonomía. En otras palabras la misma política como tal está siendo dirigida por el FMI. Pues tanto la carta de intención como el memorandum si bien, aparentemente tocan solamente aspectos económico-financieros, estos se encuentran estrecha y profundamente ligados a contextos políticos sociales. Por ejemplo prometen más impuestos para obtener mayores ingresos públicos que deberán generar el equivalente del 2% del PBI. Esta tributación ha sido arrancada del impuesto general a las ventas, un aumento que va del 2% al 15% en diversos bienes de consumo; aumento sobre el consumo en restaurantes y hoteles, etc.; es decir, más cargas para el contribuyente.

Consignan también el aumento de la gasolina, el arroz, aceite, la luz; la “moderación” en los aumentos de sueldos y salarios; la promesa de abolir la estabilidad laboral y la reforma agraria; la venta de empresas públicas, etc., etc.
Es decir, que las decisiones políticas y económicas no serán tomadas acá sino en Washington. Estamos a merced del FMI gracias a este gobierno. De por medio se encuentra el espinoso problema de nuestra deuda externa.
Al asumir Belaúnde la deuda externa ascendía a 9,594 millones de dólares. En los últimos 4 años se elevó en 14,000 millones de dólares, es decir en el 50%.

En el curso de este año debemos pagar 3,500 millones de dólares de los cuales 1,000 millones corresponden a intereses. Hasta ahora no se han pagado ni siquiera los intereses de los primeros meses de 1985 que ascienden a 455 millones y que a Julio llegarán a 650 millones de dólares.

Ahora bien, no se está pagando y estamos en la práctica en una moratoria.

Problema gravísimo para el gobierno entrante que deberá desembolsar inmediatamente los 650 millones de la deuda.
Los intereses de la deuda externa representan el 30% del volumen de nuestras exportaciones. Las mismas que en 1985 seguirán estancadas en 3,000 millones de dólares. En 1980 las exportaciones llegaron a 4,000 millones de dólares.

Si bien la deuda del Perú, comparada con las de otros países del área como Argentina, Brasil, no es tan exorbitante, gran parte de ella no fue destinada a inversiones productivas y han sido prestados con intereses altos y plazos cortos.

Igualmente, a su entreguismo donde más claramente se percibe su obsecuencia a las transnacionales, es en el petróleo. Todos sabemos que es un recurso fundamental en el mundo. Tiene carácter estratégico. Aparte de ser una riqueza demasiada apreciada, internacionalmente es importante para nosotros como fuente de divisas. Pero otra característica es que el petróleo es un recurso no renovable.

Con este gobierno se da la Ley 23221 denominada Ley Kuczynsky, donde se otorga un crédito tributario a la reinversión supuestamente destinada a la exploración. Este crédito implicaba también la fase de la explotación beneficiándose a sí a las compañías como la OCCIDENTAL, BELCO. OXI-BRIDAS, UNION en 493,054 millones de dólares entre 1981-1984. Este monto neto es el que el Estado dejó de percibir como consecuencia de esta Ley.

Como era de esperarse este crédito tributario no fue utilizado para el descubrimiento de petróleo, sino que se apresuraron en explotar más bien los recursos disponibles.
Aparte de que el Estado dejó de percibir 493 millones de dólares, estas empresas han remesado a sus principales en el mismo período (81-84) por concepto de utilidades, depreciación, pago de obligaciones, etc., 1,870′908,000 dólares.

Por otro lado, para imponer globalmente esta brutal política económica, desarrolló el autoritarismo como factor esencial, inherente a su gestión. Es la represión el principal sostenedor de este régimen. Y de otro punto de vista, concurren también a su mantenimiento el APRA y la dirección de la IU.

Pero, el vandalismo irrefrenable desatado por las fuerzas represivas en la zona de emergencia, indican claramente las proyecciones no sólo de este régimen miserable, sino la democracia representativa como sistema.

La orgía sangrienta de los “sinchis”, GC, PIP, GRP, Infantes de marina contra el campesinado, es parte constitutiva de las acciones contrainsurgentes. Y el gobierno lo sabe, conocen perfectamente de las atrocidades que significan los desaparecidos, torturados y lo que es imposible negar, las tumbas clandestinas con cadáveres antes torturados y mutilados.

Un sector de las FF.AA. con las fuerzas auxiliares se encargan de la guerra sucia y el gobierno populista con su jefe y presidente de la República tiene la tarea de ocultar el rostro de estos asesinos, de mentir sobre el nuevo genocidio que en nombre de esta seudo democracia se comete contra el campesinado.

La aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional que es esencialmente represiva, autoritaria, se convierte así en el factor importante para estas seudodemocracias. Y esa aplicación en su ejecución castrense no se diferencia de las dictaduras.

Es esa orientación donde la agudización de una crisis global, integral, ya bastante acentuada es el principal detonante. El próximo gobierno que asuma (probablemente aprista) no podrá prescindir del aparato represivo en su misión de asesinar trabajadores.

LA CRISIS DE HEGEMONÍA EN LAS CLASES DOMINANTES Y EL APRA

Existe en curso un proceso de maduración, de acentuación de la crisis política. El bloque en el poder se encuentra resquebrajado. La fracción monopólica se ha impuesto pero desarticuló la alianza entre los sectores de la burguesía. El desarrollo del modelo neoliberal beneficia casi exclusivamente a la fracción monopólica financiera más estrechamente ligada al capital transnacional y rompió la igualdad de oportunidades y beneficios de las otras fracciones en la acumulación de ganancias.

Por otro lado, la pugna por la hegemonía se acrecienta con la aparición de un sector dedicado al narcotráfico. Lo concreto aquí es que ninguna de las fracciones, sea el ligado al capital transnacional, al capital privado o al narcotráfico tienen una dimensión nacional ligada al desarrollo del país. Lo único que les interesa es acrecentar fortunas familiares o satisfacer las exigencias del capital transnacional.

Las elecciones son un elemento importante para las clases dominantes pues por la vía del relevo pretenden resolver las hondas grietas que amenazan el equilibrio del bloque en el poder. Aprovechan las elecciones como amortiguador de esta crisis política, pues sus contradicciones tienden a exacerbarse.

Parecen haber apostado al APRA. Este es el único partido que en las actuales circunstancias llena los requisitos para mantener la vigencia del sistema capitalista sobre la base de la democracia formal para el imperialismo y la carta para nuestra burguesía criolla de actuar como mediador y “regulador” de sus querellas intestinas.

Los otros partidos de la derecha se encuentran disminuidos y no son garantía de mantenimiento del sistema. Un AP desgastado, y con el estigma además de haber conducido al país al desastre, termina su período aislado, repudiado.

De los otros partidos, el PPC y su oportunista alianza electoral conformando “Convergencia democrática”, aglutina a lo más conservador y reaccionario, pero no tienen ninguna posibilidad. A lo más incrementarán débilmente su porcentaje en Lima, sobre todo en las capas altas.

Es dentro de este espectro que el APRA jugó engañosamente a ser centro-izquierda mientras reconstruía su imagen y demostraba a las FF.AA. y clases dominantes con su comportamiento y cubileteos, que son ellos el partido que la derecha necesita. Encabezaron la oposición por la ineptitud del CDN de IU que no supo aprovechar la legalidad de manera combativa y así el PAP tuvo la suficiente astucia para perfilarse como el recambio.

Obviamente el APRA no ofrecerá ningún futuro diferente. Ellos están para afirmar el sistema. Es decir para mantener el sistema capitalista explotador con todas sus lacras.
Hay que entender, por otro lado, que al interior de este partido existen tendencias. Dos son las más notorias. Una conservadora, anticomunista, que ha impuesto su orientación y cuya cabeza más visible es Luís Alberto Sánchez que pilotea a Alan García; y la otra que adhiere a los postulados socialdemócratas en la que se ubica Villanueva, Valle Riestra, etc., que pugnarán intestínamente.

De llegar el PAP al gobierno tratarán en un comienzo de concretar algunas medidas que intenten favorecer a la empresa que produce para el mercado interno v también para las mayorías, pero su compromiso fundamental con el sistema y el periodo de profunda crisis integral en que asumirían, así como el incremento de la lucha armada y la intensa actividad del movimiento de masas terminará desnudando la política continuista del Partido Aprista.

Porque el interés, la expectativa del estreno de un nuevo gobierno que encare y resuelva problemas sucumbirá y dejará otro paso a la desilusión pero no a la desesperanza.
Con respecto a esta crisis de hegemonía de las Clases Dominantes es necesario referirse también al fenómeno de corrosión de las instituciones y la crisis de la ideología que permitía la sustentación de todo el edificio de explotación y sus búsquedas de consenso.

Los aparatos del Estado de esta democracia formal y en general del sistema han sido desbordados. Donde más se percibe la crisis es en las fuerzas policiales donde la corrupción se ha institucionalizado pero son los altos mandos los que mejor aprovechan de sus relaciones. Sectores del personal subalterno se encuentran igualmente podridos y básicamente atentan contra el pueblo. A la corrupción se suma la desmoralización y el encanallamiento.

Esta crisis se expresa incluso en el enfrentamiento de la GC contra la GR y la PIP, así como en los asesinatos, atropellos, abusos y robos que se cometen contra la población civil.

La ideología de las clases dominantes, si bien está en crisis acelerada, no se profundiza en esta coyuntura porque se encuentra mediada por el CDN de IU, cuyos sectores más reformistas al encontrarle “bondades” al régimen democrático formal impide que este proceso de crisis ideológica de las clases dominantes tenga un mayor impacto. La ideología que sustenta al reformismo conciliador con el sistema atraviesa también una crisis en la medida que mediatiza y confunde sus propuestas con las de la burguesía y retrasa una salida revolucionaria.

Hemos llegado a un momento crucial en lo que significa el deterioro de factores estructurales, históricos. Lo que tenemos por delante, las próximas elecciones y una extensión de la democracia formal, no son más que paliativos que procurarán sujetar, confundir, desviar a un movimiento de masas que todavía no tiene conducción revolucionaria.

Y esta maduración de la crisis política no es más que el agotamiento en menos de 10 años de varias alternativas de las clases dominantes. No tienen nada más que ensayar salvo el retorno a un cruento golpe gorila como única medida salvadora del sistema.

LA HERENCIA DE LA GUERRA SUCIA

Para el partido que este año llegue al gobierno se le convertirá en una brasa entre las manos el tratamiento de las FF.AA. Es un hecho por más comprobado los incalificables abusos y asesinatos que se cometen en las zonas de emergencia. Y tanto el APRA como IU en un determinado momento denunciaron estas barbaridades.

Este es un elemento importante que viene siendo obviado, escamoteado en las giras electorales. Y es importante que ahora tomen una decisión, una posición de cómo terminar con el holocausto. Qué harán en caso de ser gobierno con los culpables, con los asesinos de uniforme. ¿Se están cuidando porque saben que las desavenencias con las FF.AA. les puede ser perjudicial?.

PAROS NACIONALES Y MOVIMIENTOS DE MASAS

Desde los años 70 la clase obrera como fuerza motriz principal y conductora ha venido utilizando los Paros Nacionales como la forma de lucha más radical en su enfrentamiento contra las clases dominantes. Es decir la insistencia de una modalidad que progresivamente fue despojada de sus componentes fundamentales o como la preparación previa que significaba agitación, propaganda, organización y el efecto consecuente, la combatividad.

Los Paros Nacionales violentos, contundentes contra la Dictadura Militar y esta misma medida de lucha contra el belaúndismo pero pasivos, demuestran no sólo poca imaginación, sino que obedece a una táctica del reformismo.

Ocurre que en el ascenso de las masas del año 77 que tiene sus puntos más altos en los Paros Nacionales de ese año y en Mayo del 78, existía el convencimiento de que los problemas podían solucionarse con la lucha reivindicativa. El repliegue se produce en gran medida por la frustración de esas expectativas y por el electorerismo que rápidamente ganó a la mayoría de las organizaciones de izquierda.

Es que la mayoría de la dirigencia obrera y popular que aún tiene vigencia burocrática es casi la misma de esos años y reproducen en los actuales momentos esas mismas desviaciones. Esa dirección es expresión de una etapa que estuvo signada por el gremialismo, el economicismo.

Compañeros que aparte de sus deformaciones acentúan su pacifismo en tanto que políticamente responden al CDN de IU. En esa medida no existe el menor interés por conducir, orientar y menos aún estimular el descontento de los trabajadores de manera organizada.

Estos dirigentes y el CDN de IU han encontrado en las elecciones y en la etapa legal la continuación de una nueva forma de economicismo revestida de “política revolucionaria” pero que es en esencia pacifismo y conciliación. Toda esta línea y práctica se expresa en oportunismo, legalismo y electoralismo.

Con esta orientación se ha manipulado a las masas llamándolas a paros nacionales con la consigna de derrotar o cambiar la política económica del gobierno sabiendo que jamás un paro nacional lo lograría.

En lo que estos paros devinieron en manos oportunistas fue en válvulas de escape. Ante el descontento, así como contra los atropellos del gobierno se convocaban paros nacionales improvisados. Es decir, aprendieron a sacarle la vuelta a estas medidas de lucha. De esta manera vaciaron su contenido combativo y estas dirigencias burocráticas quedaban como que respondían a las exigencias e intereses de los trabajadores, cuando en la práctica castraban el empuje, la vitalidad y la decisión del movimiento de masas.

Sobre todo los últimos paros nacionales muestran más claramente el desgaste de esta forma de lucha. Pues la medida en sus rasgos actuales ha sido asimilada por el régimen. Que por su pasividad se amolda a las exigencias “civilizadas” de esta democracia formal.

Durante los paros nacionales los trabajadores se quedan en sus casas y esta medida no sirve para organizar ni para politizar. Al contrario, se está convirtiendo en desmovilizadora. Pero no es que los paros nacionales ya no sirvan, ocurre que es la manipulación interesada en mantener un movimiento obrero y popular pasivo que les garantice las elecciones sin sobresaltos, lo que distorsiona su contenido.

El reformismo tiene gran responsabilidad en el estado actual del movimiento popular. Pero, no todo está bajo su dominio. Hay sectores que de manera espontánea desbordan ese control. Sectores que expresan una conciencia más avanzada que es reflejo ideológico, político y también orgánico de la influencia de agrupaciones revolucionarias.

Hoy se hace más sensiblemente notoria la ausencia de una estrategia de poder en el movimiento de masas. Es lo que ha permitido al reformismo manipular por objetivos inmediatistas y en términos siempre reivindicativos. El Objetivo Político actual para la burocracia sindical pasa exclusivamente por las elecciones.

Existen cuadros de vanguardia que se encuentran desilusionados después de años de militancia y sucesivos desengaños. Ingresaron a supuestas organizaciones revolucionarias y hoy su principal actividad es el legalismo y todo lo relacionado con las elecciones. Otros se cansaron de escuchar solamente el discurso que critica a la IU, al PCP(SL) y que hablan de la lucha armada pero que nunca se deciden argumentando los consabidos pretextos de “mayor trabajo político”, que es necesario “penetrar más en las masas”, que se requiere de “un mínimo”, etc. etc, pero que en el fondo sirven solamente para anestesiar y mantener grupos sin perspectivas. La alternativa política de este contingente no son las elecciones y menos aún la militancia en un frente electoralista y conciliador como la IU. Tampoco el dogmatismo militarista del PCP(SL).

Por otro lado, se tiene que poner en relieve que el movimiento obrero y popular no ha sido derrotado y que se encuentra sin conducción revolucionaria.

En el actual período pre-revolucionario la tarea central, la actividad fundamental debe estar orientada a la acumulación de fuerzas revolucionarias. Los paros nacionales con las características descritas no acumulan fuerzas. El avanzar en el terreno estratégico implica la incorporación del pueblo al proceso de guerra que vive el país. Es decir, organizar la violencia revolucionaria de masas. Para ello es indispensable sistematizar esa violencia desarrollada durante años por nuestro pueblo de tal manera que se convierta en un hecho habitual en su uso y por otro lado adoptar formas milicianas. Es decir la difusión de nuevas formas de organización y lucha.

En el campesinado el rasgo fundamental es que la dirección de sus reivindicaciones ha variado con respecto a los años 50 ó 60. La lucha dejó de ser básicamente anti-feudal, aunque aún subsista la exigencia de la tierra. Pero en su contenido actual es anti-capitalista y no puede ser resuelta por el sistema: insumos, comercialización, créditos, mercado, etc.

El campesinado en sus luchas adoptó formas sindicales urbanas como el cierre o bloqueos de carreteras, los paros nacionales, etc. El movimiento campesino salió también de su letargo. Se encuentran en un plano combativo.

Lo mismo ha ocurrido con los estudiantes que han salido a las calles masivamente y es el único sector popular que expresa su descontento en las alzas de pasajes. La dirección universitaria de IU pugna también por controlar la combatividad de los estudiantes. El vacío que aún tienen es que no logran vincular sus luchas y reivindicaciones con el movimiento obrero y popular de manera plena.

Otro sector urbano muy importante lo constituyen las barriadas. En los últimos años se han incrementado profusamente y es ahí y en los barrios populares donde se encuentran los más empobrecidos y desposeídos que son la inmensa mayoría de este país. Lugares de mucha densidad habitados por obreros, ambulantes, marginales, que sobreviven hacinados en condiciones infrahumanas y deprimentes.

Pero son las barriadas las que por lo general se encuentran cercanas a las zonas industriales y son sus pobladores los que en los paros nacionales demostraron una innata combatividad y audacia. Lima se encuentra rodeada de barriadas. Son los arenales, terrenos eriazos y abruptos los que se pueblan de gente necesitada, menesterosa, ante la imposibilidad de la vivienda. Estos lugares luego se organizan y luchan por sus reivindicaciones. Las barriadas se han convertido así en sectores claves, importantes, en la lucha urbana gremial como política.

Mención especial requieren también los llamados sectores medios. Sobre el magisterio y los empleados públicos que a consecuencia de la crisis que los afecta los ha llevado a identificarse con los sectores populares. El SUTEP y la CITE son dos organismos gremiales que han conducido y desarrollado importantes luchas reivindicativas.

En consecuencia reiteramos que el movimiento obrero y popular no se encuentra derrotado. Atraviesa por un momento de repunte que no hilvana en su acción sostenida por carecer de una estrategia de poder y ser manipulados aún por el reformismo. Estos últimos años, sobre todo el 84 y los comienzos de este 85, la masa trabajadora ha manifestado su ira y su protesta de diversas formas pero aún su acción no deviene contundente.

Por otro lado se encuentra aún desvinculada orgánicamente de la lucha armada y éste es un factor que retrasa su maduración. Un nuevo ascenso de masas es previsible pero su contenido será diferente al de los años 70. Para ellos se hace necesario disputarle al reformismo la influencia que tiene en las masas y generalizar nuevas formas de lucha y organización.

PERÍODO PRE-REVOLUCIONARIO

La definición del período pre-revolucionario, la lucha armada y su desarrollo en guerra revolucionaria, así como las previciones políticas requieren de la apreciación de un conjunto de factores para no actuar a ciegas, atado a lo empírico de lo inmediato o a la mera suma aritmética de los éxitos parciales. Dentro de esta óptica señalaremos algunos de esos elementos por los que sustentamos el período pre-revolucionario:

En el Plano internacional estamos atravesando la crisis más profunda del capitalismo sólo comparable a la ocurrida en 1930. Es decir esta es una crisis que por su extensión y profundidad ha sido caracterizada como una crisis estructural. El capitalismo ha llegado a un agotamiento en su función histórica. Esto no indica que haya perdido iniciativa y menos aún que su agudización lleve inevitablemente a su derrumbamiento.

La crisis actual se complica en la medida que aparece un nuevo fenómeno la stagflation: osea la combinación de la inflación con la recesión. Hasta antes de esta crisis aparecían por separado.

Por otro lado la ausencia de guerras mundiales impide que se destruyan fuerzas productivas y que sobre esta base, como después de la segunda posguerra, se inicie un nuevo período de expansión capitalista.

Hace insoluble esta crisis los triunfos revolucionarios que van recortando la influencia del capitalismo a nivel mundial, es decir, se va mermando el mercado del imperialismo.

En América Latina la situación se caracteriza por la persistencia de la crisis y el estancamiento y/o retroceso en algunos casos de las economías. El capitalismo latinoamericano no ha hecho más que agravar la explotación profundizando la dependencia del imperialismo y restringir la democracia política.

El modelo dominante en América Latina de carácter dependiente, super-explotador, monopólico, concentrador y excluyente presiona estructuralmente hacia la instauración de dictaduras militares o democracias restringidas. Esto muestra el carácter hegemónico que el capital financiero asumió en nuestro continente, a través de un proceso de reproducción del capital en que la deuda externa y el decrecimiento económico son los indicadores de la agobiante crisis que nos aplasta.

Es decir que la situación económica se convierte también en un elemento importante en el descontento de las masas. Más aún si tenemos en cuenta que la crisis, acelerada por el modelo neoliberal ha generado una tendencia a la proletarización de las masas campesinas y de la pequeña burguesía funcionaria, creando favorables condiciones para una alianza entre estas clases.

En el plano político, observaremos entonces que la consolidación de la revolución cubana y los avances de Nicaragua a pesar de su acoso y la convulsionada área centroamericana, donde el FMLN se acerca al poder, constituyen aspectos fundamentales a favor de la revolución en nuestro continente. Si a esto le sumamos la profundización del ascenso de masas y el fortalecimiento de la lucha anti-dictatorial y democrática en el cono sur, diremos que tenemos actualmente un cuadro alentador y mínimamente fortalecido, favorables al movimiento obrero y popular y al movimiento revolucionario continental.

Resumiendo: en el campo internacional se prolonga la crisis del capitalismo mundial y se inicia una nueva fase de crecimiento de la economía. El imperialismo norteamericano refuerza su estrategia defensiva en América Latina, Asia y Oriente Medio mientras que en el continente latino se consolida un nuevo período de ascenso de luchas obreras y populares.

En consideración a estos factores internacionales de carácter objetivo así como la situación concreta del Perú es que definimos el período como pre-revolucionario. Nos encontramos ante una crisis profunda de las clases dominantes. No existe capacidad dirigente entendida como una clase o sector con proyecto alternativo. La burguesía en su conjunto está incapacitada para resolver los problemas fundamentales para el desarrollo del país.

Existe por otro lado una clase, como la obrera, que contiene en sí misma un proyecto alternativo global: El Socialismo. Requiere actualmente de un proceso de maduración para hacerse con el poder y el gobierno del país. Clase obrera y masas populares que vienen demostrando sus cualidades tanto combativas como importantes experiencias de conducción del poder popular en los frentes de defensa.

Y esa maduración que significa conciencia revolucionaria será producto de un proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias que implicarán la construcción del partido, del ejército, y de sus órganos de poder popular.

El descontento de las llamadas capas intermedias también se produce en estos períodos y la burguesía se encuentra incapacitada para seguir manejando a estos sectores. De esta manera se resquebraja el aparato del Estado. Actualmente la CITE está encabezando una huelga general indefinida que compromete a la mayoría de los empleados públicos a nivel nacional. Esta vertiente abre inmejorables posibilidades para ensanchar el campo de la revolución pues se encuentran desilusionados de las clases dominantes y se produce un acercamiento hacia sectores en lucha.

EVOLUCIÓN DE LA COYUNTURA DENTRO DEL PERÍODO PRE-REVOLUCIONARIO

Las condiciones estructurales para la lucha por el poder están presentes. El campo reaccionario debilitado teniendo solamente como sostén a las Fuerzas Armadas y un movimiento de masas sin orientación estratégica, manipulado por el reformismo, pero que se encuentra luchando.

En un período pre-revolucionario la tarea de los revolucionarios es madurar este período hacia una situación revolucionaria. En nuestro país sólo es posible mediante la lucha armada. En esa perspectiva lo fundamental de nuestra actividad debe estar centralizada en el desarrollo de la lucha político-militar. Es decir en la construcción de los instrumentos estratégicos en el combate mismo contra objetivos imperialistas y la reacción.

Las elecciones generales serán un acontecimiento coyuntural. En estos momentos existe en la izquierda dos formas de enfocar el período: El electoral donde el CDN de IU se juega íntegro y el otro, la lucha guerrillera donde el MRTA y el PCP (SL) son sus máximas expresiones.
Desde que el grueso de la izquierda optó por la legalidad en 1978 ha seguido un curso cada vez más comprometido con el orden constituido llegando a extremos en su conciliación con los sectores dominantes.

IU es un frente electoral. Es la pequeña burguesía democratista la que impone sus puntos de vista y conducción. Estos integrantes de IU “olvidaron” su revolucionarismo universitario y hoy se esfuerzan por hacer méritos y tener su “certificado de buena conducta” ante la derecha. Para ello no les importó abandonar la lucha de los trabajadores, satanizar y condenar con los mismos argumentos de la reacción la lucha armada.

Su presencia en el gobierno local está llevando a que muchos de sus integrantes caigan en la corrupción. Por otro lado a nivel de masas se notan estas deformaciones también, que derivan en argollas, delaciones, y hasta mafias.

Los argumentos con los cuales se decidió el trabajo legal fueron totalmente desvirtuados. Se dijo que la presencia de la izquierda en el Parlamento burgués permitirla una prédica mas directa por el socialismo, de combatir desde adentro el parlamentarismo burgués, que el hemiciclo se convertiría en caja de resonancia de las luchas obreras y populares, que más rápidamente se organiza a las masas para la revolución.

Al contrario, se acomodaron, se amoldaron y el temor de la pequeña burguesía encontró el justificativo “político” en el legalismo. Han engendrado por cierto toda suerte de teorías para defender esta democracia represiva con todo. Salvo algunos parlamentarios que han estado a la cabeza de algunas luchas, este frente en lo fundamental ha servido para desmovilizar a las masas.

Otra de las explicaciones que ofrecen es el copamiento progresivo del aparato del Estado para ponerlo al servicio de los intereses populares. Que con la izquierda en el gobierno es diferente a la derecha. Esta afirmación expresa, inequívocamente, una posición reformista, de mantenimiento del régimen burgués y de un sistema estructurado de acuerdo a los intereses de las clases dominantes para perpetuar la explotación.

Nuestra opinión y posición respecto a estas elecciones encuadrado en un período pre-revolucionario no puede ser de apoyo. Ello equivaldría a darle mayor aliento y respiro a un sistema que debemos combatir. Y en las actuales circunstancias no pasa por el terreno legal y menos aún por estas elecciones sino por el desarrollo de la lucha armada. En este período lo fundamental es acumular fuerzas revolucionarias. No podemos entretenemos en apoyos que nos distraerán fuerzas. Toda nuestra energía y recursos deben estar orientados en intensificar la lucha armada, en convertirnos en factor que incida más permanentemente en la coyuntura. Es decir hacer política verdadera y eso solamente es posible ahora con las armas en la mano.

Avanzar hacia una situación revolucionaria es el objetivo general sobre el que debemos tensar nuestras fuerzas. En ese sentido, con respecto a las elecciones, proponemos el voto viciado. No haremos campaña sobre esto. El camino que debemos recorrer es otro, el de la lucha armada.

LA VIOLENCIA REVOLUCIONARIA

En el actual período la principal forma de acumulación de fuerzas revolucionarias es la lucha armada. El PCP (SL) fue el primero en reiniciarla. Su accionar aparece como inédito en América Latina:

Desarrollan una concepción de pequeña burguesía agraria que representa una visión campesinista en una sociedad básicamente capitalista. Esto implica un retroceso histórico. Desprecian los adelantos de las fuerzas productivas, los avances del desarrollo técnico científico por una economía autártica.

Igualmente su forma de gobierno expresa una alianza campesinista representado por el PCP (SL) con una supuesta burguesía nacional para encarar las tareas de nueva democracia.

En cuanto a la estrategia de guerra nuestra divergencia es igualmente profunda. Parten del enfoque de una guerra muy larga y prolongada del campo a la ciudad. Lo fundamental estriba entonces en la construcción del ejército en el campo nutriendo sus filas de campesinos, sin interesarles mayormente la dinámica de masas en las ciudades. Lo cual explica su oposición a los paros nacionales.

Discrepamos también con esos métodos de ajusticiamiento a miembros de la izquierda porque ocupan cargos de autoridad local. Las diferencias ideológicas y políticas no pueden ni deben resolverse así.

Esto se explica por su profundo sectarismo. De creer que el c. Gonzalo es el único poseedor de la verdad. Un culto a la personalidad que hace de Gonzalo un dios infalible. Y este sectarismo es una desviación peligrosa pues no solamente ignora a otras fuerzas de la izquierda y sectores progresistas, sino que esquemáticamente, simplistamente, dividen el campo entre ellos los revolucionarios y el resto, los enemigos.

Todas estas diferencias señaladas no significa por cierto desconocerlos como una fuerza dentro del ámbito popular y reconocer que en estos cuatro años donde no tuvieron competencia en la lucha armada, han avanzado y son un núcleo importante en la maduración del período.

La otra organización guerrillera es el MRTA que en pocos meses de acción político-militar abrió una franja fundamental en el panorama político. Con operativos ingeniosos, golpeando oportunamente en el devenir político, somos la otra agrupación que aparece como una alternativa concreta. Lo que dijimos lo estamos cumpliendo; es decir, diferenciarnos en los hechos, en la praxis, tanto del PCP (SL) como de IU.

Hemos abierto en nuestro país ese espacio revolucionario por el que lucharon el Comandante Guevara, Guillermo Lobatón, Luís de la Puente Uceda, y los héroes del MRTA y del pueblo, Jorge Talledo Feria, Teófilo Pacheco, Carlos Sánchez Neyra, miembros de nuestro Comité Central. Y esta diferenciación no es solamente por el prurito de la diferenciación, sino porque estamos convencidos que este es el camino de la revolución en el Perú.

LA PLATAFORMA DE LUCHA

Los puntos que se levantan no recogen seguramente el conjunto de reivindicaciones económicas y democráticas por las que el pueblo está luchando. Para ello será necesario un nuevo poder que represente e interprete el auténtico sentir popular. En el actual período que pretenden confundir a las masas ilusionándolas con elecciones y escamoteando sus aspiraciones, proponemos de manera fundamental tres puntos:

1. Rompimiento con el FMI y moratoria selectiva en el pago de la deuda externa.
2. Aumento del sueldo mínimo vital y reajustable de acuerdo al alza del costo de vida. Congelación del precio de los combustibles y pasajes así como de los precios de los productos de primera necesidad y su control y distribución a través de organizaciones populares.
3. Amnistía general para todos los presos políticos y sociales. Fin al estado de emergencia y guerra sucia. Disolución de los Sinchis, Llapan Atic, y grupos paramilitares. Procesamiento a los torturadores y asesinos como Noel Moral y los oficiales de la Marina, Ejército, GC, GR y PIP responsables de genocidios. Derogatoria del D.L. 046.

Estos tres puntos para la agitación y propaganda en el actual proceso de guerra. Pero consideramos que es necesario encarar también otros aspectos como:
• La nacionalización de la explotación y comercialización del petróleo; de la gran minería; de la explotación maderera y pesquera. La realización de contratos con aquellas empresas y estados que respeten la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo.
• Defensa de las empresas estratégicas del Estado y apoyo a la pequeña y mediana empresa que produce para el mercado interno. Control de divisas y suspensión total de las importaciones suntuarias.
• Reposición de los obreros despedidos y solución inmediata de los conflictos entregando todas las fábricas en quiebra a sus trabajadores, bajo el compromiso estatal de reflotarlas financieramente.
• Emergencia en el Agro Nacional.
• Tierra para los sin techo. Anulación de los juicios de desahucio y condonación de las deudas por agua, luz y servicios en los PP.JJ.
• Procesamiento a los traidores a la patria como Ulloa, Kuczynsky, Rodríguez Pastor, Elías Laroza.
• Procesamiento a los funcionarios del régimen procesados por corrupción.
• Derogatoria de la ley 23733. Respeto a la Autonomía Universitaria.

Febrero de 1985