Mensaje a las mujeres y hombres negros de Colombia

MENSAJE A LAS MUJERES Y HOMBRES NEGROS DE COLOMBIA

Queridos hermanos y hermanas, mujeres y hombres, niños y niñas de las comunidades y pueblos negros descendientes de la madre África.

En nombre de todos mis hermanos y hermanas del Ejército de liberación nacional, doy a todos un abrazo de afecto y ternura, con la esperanza en un mañana sin hambre y sin pobreza, de dignidad y bienestar, de felicidad y vida, porque los pueblos nos merecemos un mundo equitativo y de justicia social.

Una de las desgracias de Colombia es tener un gobierno incapaz de reconocer a todas las mujeres y hombres, como seres humanos con derecho a la vida digna y decente.

Creen estos gobiernos oligarcas, que ellos han sido los únicos que han levantado este país llamado Colombia. Todo el dolor de nuestras manos encallecidas, todo el sudor vertido en el trabajo y esas energías consumidas para construir a Colombia que han hecho los negros y todos los pobres, no son tenidas en cuenta por los gobernantes; es por eso que la conducta de los oligarcas, ha sido negarnos el derecho a la vida en plenitud.

Esto no es de ahora. Una larga historia de saqueo, muerte torturas y sudor para enriquecer a esa minoría, ha sucedido históricamente en nuestra patria. Cuando llegaron los españoles a estas tierras, desconocieron a sus habitantes originarios, los pueblos indígenas. Millones de estos fueron sometidos a un criminal exterminio y despojados de sus tierras, muchos millones fueron expulsados a las montañas y desde allí continuaron resistiendo.

Un gran crimen de humanidad se cometió: más de 10 millones de indígenas fueron sometidos a la esclavitud, mancillados en su dignidad, destruidos en su cultura, quitándoles la vida.

Hoy todavía los pueblos y comunidades indígenas son tratados con desprecio y como extraños en sus tierras. Hoy estos pueblos indígenas resisten en colectivo por un mundo mejor.

Más tarde los colonizadores, para seguir amasando fortunas y continuar con la insaciable sed de oro y de riquezas, necesitaron de más sudor y sangre. Millones de seres humanos fueron traídos a nuestra América provenientes de los pueblos y naciones de África. Mujeres y hombres, de piel oscura y vida alegre, fueron secuestrados, encadenados, robados de sus comunidades, para ser vendidos lejos de sus tierras. Un segundo crimen de humanidad parecido al de los indígenas se cometió.

La sangre y el sufrimiento de nuestros pueblos indígenas, negros y campesinos, han servido para construir las carreteras del país, para transportar mercancías desde los puertos hasta todos los lugares de la geografía de Colombia, surcando por miles de caños, ciénagas y ríos.

Las fincas de caña y sus inmensos trapiches, las minas de oro y carbón han sido abiertas y explotadas por el sudor y miseria de las comunidades negras e indígenas que han dejado allí sus mejores años de juventud y la vida misma. Los campos florecidos han producido el alimento para sostener la vida en ciudades y campos; y todo el trabajo de millones de personas pobres ha contribuido a levantar los edificios y viviendas.

Sin duda alguna, juntos con los campesinos y los trabajadores, los negros han construido los pedazos de esta patria para disfrute de los gobernantes que se han robado y adueñado de sus milenarios esfuerzos.

En medio de tanta riqueza, viven ustedes la desgracia que produce el hambre y la miseria en sus hogares. Los afro descendientes han trabajado queriendo vivir bien pero los ricos niegan este derecho.

A pesar de toda esta infamia y barbarie, los negros han sido resistentes como la madera y se han levantado en continuas resistencias porque se han negado a perder lo más preciado de un ser humano, la libertad.

En la historia de Colombia está registrada la lucha libertaria que permitió construir los palenques a todo lo largo y ancho del territorio nacional; fundando allí verdaderos PUEBLOS LIBRES DEL SOMETIMIENTO y procurando el bienestar colectivo.

En los palenques se amamantó y se reprodujo la VIDA EN COMUNIDAD Y EN SOLIDARIDAD, tradición que hoy pervive.

Ha sido el camino de la lucha mediante el cual los negros se han constituido en sujetos luchando para alcanzar el respeto, la vida y preservando la cultura, reafirmando las raíces; la marcha de los pueblos negros nunca se ha detenido ni se detendrá en su camino por que es consciente que, para mantener su identidad y existir en comunidad, su vida no se puede separar del territorio, de estar al lado de los ríos, de las selvas, de las montañas, de la madre naturaleza y de la madre comunidad.

Hoy acechan de nuevo los colonizadores, representados en las transnacionales mineras, en los grandes conglomerados económicos que ven nuestros territorios con ojos de codicia y el alma enceguecida por la riqueza. Nuestros territorios para ellos tienen solo un valor económico que servirá para engordar sus bolsillos. El ser humano afrodescendiente que habita los territorios comunitarios, es considerado por estos criminales del mundo como un obstáculo, al que hay que quitar del medio, para explotar los recursos minerales, las aguas y la biodiversidad.

Y de nuevo están ustedes, hermanos y hermanas, enfrentados a la disyuntiva que han tenido que vivir en la historia: O la vida de las comunidades en su territorio o la destrucción de ella saliendo victorioso el crimen, la usurpación, la explotación, el capitalismo.

El ejército de liberación nacional está con ustedes, a su lado, porque nuestros ideales se juntan con los de los pueblos negros en defensa de la vida, de la madre tierra, de la dignidad de los pueblos, la felicidad y el bien vivir.

Un abrazo de patria y de pueblo.

Nicolás Rodríguez Bautista.

Marzo de 2013