Saludo del comandante Nicolás Rodríguez Bautista al Congreso por la Paz

Saludo del primer comandante del Ejército de Liberación Nacional, Nicolás Rodríguez Bautista, al congreso de paz del congreso de los pueblos (19 al 22 de abril de 2013).

EL PUEBLO HABLA, EL PUEBLO MANDA

Señoras y señores, juventud de Colombia, La paz nos llama y nos convoca, para compartir la lucha y la esperanza de una Patria en paz, como el sueño más preciado.

Reconocimiento especial quiero hacer a todas las delegadas y delegados internacionales que con toda deferencia se hicieron presentes en este evento.

Su aporte como el de toda la Comunidad internacional es definitivo para la paz de Colombia y en este recinto, no tengo duda, está el espíritu del Presidente Chávez en un pedazo de sus corazones.

Señoras y señores, recibimos su invitación para pronunciarnos sobre la paz, la cual agradecemos y aquí estamos: por la paz… todo!!!

Este magno evento, que levantará mandatos por la paz, dejará huellas imborrables en el caminar por una Nueva Colombia y ha sido precedido por otros eventos de carácter regional y nacional, que tienen en común la búsqueda de la paz, incluido el del pasado 9 de los corrientes, en el aniversario del magnicidio del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, uno de los grandes dirigentes que ofrendaron la vida por la paz, igual que el sacerdote y guerrillero Camilo Torres Restrepo y tantos otros luchadores populares.

La paz no es propiedad individual ni de grupo; es, eso sí, un mandato Constitucional, un clamor popular y social, es un grito colectivo por buscar un camino distinto al de una guerra, impuesta por los dueños del poder y ha llegado la hora de transitarlo y llegar a la meta de una Patria reconciliada con justicia y equidad, con democracia y soberanía. Esta es la apuesta de ustedes y nosotros.

El ELN ha asumido el mandato de la paz como un objetivo estratégico; y tenemos claro que la paz será realidad, si en la lucha el pueblo la alcanza, unido a todos los sectores que le apuestan a ella.

Por lo tanto permítanme plantarles que hoy es urgente un gran MOVIMIENTO NACIONAL POR LA PAZ, que aglutine a las organizaciones populares y sociales, los partidos y otras agrupaciones, es decir, a todos los que la queremos y le apostamos a los cambios que requiere el país, aun sabiendo que a su interior, habrán matices, diferencias en contenidos y en cómo construirlo y proyectarlo.

Asumamos la consigna de Camilo cuando planteó la necesidad de tomar lo que nos une y no convirtamos las diferencias en el obstáculo para lograr la unión.

Ha llegado la hora de superar ese andar de cada organización partido o grupo por su lado; y es un imperativo político la unión y la confluencia, en este gran mandato de la paz para Colombia.

El ELN ha planteado que Colombia necesita una Salida Política al Conflicto; esto es igual a decir que debemos recorrer, para lograr la paz, un camino diferente al de la guerra.

Pero ese camino es un proceso incluyente, que requiere acuerdos, incluso entre los llamados actores del conflicto para que se genere un clima de credibilidad y confianza, no porque dejemos de reconocernos partes en el conflicto, sino porque es indispensable acordar unas reglas del juego en este tránsito a la paz.

La clase en el poder no puede pretender la pacificación ni exigir la rendición de la insurgencia, como condición para la paz.

Si no lo ha logrado en más de medio siglo de confrontación utilizando los medios más perversos como la guerra sucia y la criminalización de la lucha y protesta social, mucho menos hoy cuando, la sociedad está exigiendo una construcción colectiva de futuro.

La paz que necesita Colombia no tiene vencedores ni vencidos, pero sí requiere de esfuerzos y sacrificios porque se trata de reconciliar partes enfrentadas durante más de 50 años, en un conflicto social y armado que ha sumido a Colombia en su más profunda crisis y que es indispensable superar.

Estimadas señoras, señores, el ELN reafirma que: EL PUEBLO HABLA, EL PUEBLO MANDA, no es solo una consigna, sino un mandato participativo y vinculante, en el proceso de paz donde el protagonismo de las mayorías le imprima firmeza para que sea sólido y realista, pues son esas mayorías, particularmente las excluidas de la vida política, económica y social, quienes tienen la obligación y el derecho de construir la paz que desean, y en ello no puede reemplazarlas nadie.

Por eso es tan importante este evento de democracia directa y colectiva construyendo mandatos populares, así como eventos anteriores en igual sentido, porque son, decisiones soberanas respecto a cómo construir el futuro y la paz. Todo proceso real, es aquel que cuente con el protagonismo, la movilización y el respaldo de las masas.

El ELN le ha dicho al país que está dispuesto a sentarse en la mesa de diálogos con el gobierno, a buscar un ambiente propicio y caminos ciertos, para que se exprese y materialice por parte de las mayorías, la gran agenda recogida en los mandatos de años de luchas populares y sociales, que es lo más auténtico del sentir de las mayorías.

Hemos propuesto la importancia de una Convención Nacional, como mecanismo democrático de encuentro y participación popular y democrática, donde las mayorías se expresen, y legislen igual hemos planteado que una constituyente refrende las grandes dediciones salidas de un verdadero proceso democrático popular y social, todo ello es posible en una acción y lucha de masas que aglutine a todas y todos los luchadores por el futuro y la paz de Colombia.

Mucho nos hemos preguntado sobre la voluntad real de paz de la oligarquía y del gobierno que la representa, porque escuchamos un doble discurso, y la continuidad represiva y excluyente que se contradice con un propósito real de paz. En este momento de grandes definiciones no se le puede encender una vela a Dios y otra al diablo.

Las mayorías de Colombia requieren para construir la paz, un gobierno como interlocutor válido y si este no lo es, es obligatorio en aras de la paz, luchar y construir un nuevo gobierno que asuma como mandato supremo, el logro de la paz que es justicia y equidad social, democracia y soberanía; sin ello no hay paz, porque no se trata de doblegar el espíritu de lucha sino de dar soluciones a los justos reclamos, construyendo una Colombia incluyente, de fraternidad donde se le reconozca a todos y todas igualdad de derechos y deberes, que se asuman los valores humanistas y se viva en armonía con nuestra madre tierra.

Esa es la paz que nos convoca, la que nos merecemos y la mejor herencia para nuestros hijos y las futuras generaciones.

Deseándoles los mejores éxitos en este importante Congreso por la paz, les reitero mi abrazo fraterno. Muchas gracias.