Aún estamos a tiempo de salvar la Revolución Bolivariana

AÚN ESTAMOS A TIEMPO DE SALVAR LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

No constituye una exageración afirmar que la Revolución Bolivariana enfrenta hoy su mayor amenaza, pues en los días por venir definitivamente se definirá su espíritu, carácter y continuidad como proceso histórico que inicialmente representó para las amplias mayorías del pueblo venezolano la esperanza de vivir en un país decente, seguro, soberano e independiente. En fin, en una sociedad productiva, justa, verdaderamente democrática y colectivamente feliz.

En las Fuerzas Bolivariana de Liberación se ha tenido siempre cabal comprensión de las limitaciones de la Revolución Bolivariana como proceso político que no cuestiona la existencia del capital; sin embargo, también se ha tenido plena consciencia de sus enormes potencialidades para transformarse en un auténtico proceso de construcción socialista, habida cuenta de las complejas dinámicas políticas, económicas y militares que se han hecho presente a lo largo de su desarrollo; de allí que nunca se ha dudado en participar activamente en las luchas destinadas a su defensa y profundización.

Esta contradicción de la Revolución Bolivariana, es decir, su inicial carácter capitalista por un lado, y su potencial desarrollo socialista por el otro, vive hoy su más aguda tensión, producto de la recuperación político-electoral de los grupos de oposición al gobierno nacional y, subsiguientemente, en virtud de la concreción en Venezuela del conflicto inter-imperialista que se escenifica actualmente en el ámbito mundial por el control hegemónico de los recursos naturales existentes en el planeta. En este sentido, el desenlace de esta contradicción puede significar la derrota definitiva de la Revolución Bolivariana, a menos que urgentemente se reactive el Movimiento Popular Revolucionario y sea capaz de luchar en función de implementar las medidas que garanticen la RECTIFICACIÓN DE LA DIRECCIONALIDAD DEL PROCESO REVOLUCIONARIO, tanto en el ámbito de la composición política de su mando central, como en el plano de su orientación histórica.

En este contexto, es vital que se tenga suficientemente claro que aún cuando se resulte victorioso en los procesos electorales futuros y, por tanto, se conserve el gobierno en sus distintos niveles territoriales, se puede perder la Revolución Bolivariana, pues un pacto de gobernabilidad entre los múltiples factores de poder que coexisten en la sociedad venezolana -específicamente, entre las élites políticas que se disputan el control del Estado en función de la administración de su acaudalada hacienda pública- no está descartado en el devenir histórico del proceso, fundamentalmente, en virtud de perder éste su potencialidad socialista a propósito de un abandono por parte de sus máximos dirigentes de los postulados que originalmente inspiraron la revolución. Por consiguiente, lo determinante a los fines de valorar si la revolución avanza o no, es decir, si hay o no abandono de sus postulados y, consecuencialmente, construcción socialista, estriba en establecer a qué intereses principalmente beneficia la gestión gubernamental, más allá de las retóricas y multimillonarias campañas publicitarias.

En este marco situacional, el desafío para el Movimiento Popular Revolucionario en esta determinante coyuntura histórica por la que atraviesa la Patria, aparte de reactivarse como sujeto protagónico con capacidad para participar e incidir en la toma de decisiones que definen el destino inmediato del país, se concreta en la tarea de garantizar la continuidad de la Revolución Bolivariana, lo cual no implica el suspender o paralizar sus luchas orientadas a conquistar o defender sus derechos e intereses, ya que, asegurar la estabilidad del orden institucional de la República no está reñido ni pone en peligro el proceso de construcción socialista, por el contrario, mientras más se avance en la aplicación de medidas que favorezcan a las amplias mayorías populares de la nación, más estabilidad adquirirán las instituciones republicanas, toda vez que dichos sectores sociales se identificarán sustancialmente con el curso y gestión del quehacer gubernamental, al punto de convertirse en sus principales promotores y defensores. En síntesis, sin el impulso y agudización de la lucha de clases no es posible la edificación socialista y, solamente, en esa dinámica en que las masas populares desencadenan todas sus capacidades revolucionarias, es que cobra pertinencia la estabilidad de las instituciones como expresión y materialización de las conquistas alcanzadas en su desarrollo.

Por esta razón, las luchas en defensa de los intereses del país frente a las pretensiones colonialistas de las compañías trasnacionales representantes de los viejos y nuevos imperios presentes en Venezuela; las luchas para combatir las posiciones neoliberales del gobierno en los procesos de negociación sobre las reservas energéticas y mineras de la nación; las luchas por la conservación y defensa de los ecosistemas; las luchas por la demarcación de los territorios de los pueblos indígenas; las luchas por transparentar la administración del erario público; las luchas contra la corrupción y la ineficiencia gubernamental; las luchas a favor del incremento general de sueldos y salarios; las luchas a favor de la instauración y consolidación del control obrero sobre la producción social; las luchas para mejorar los servicios públicos; las luchas en contra de la generalizada impunidad; las luchas en defensa de la libertad sindical; las luchas contra la devaluación del bolívar que empobrece a los trabajadores y ahorristas, y enriquece a la burguesía; las luchas contra la vocación importadora de la burocracia estatal; las luchas en función de la organización y ejercicio revolucionario del poder popular; las luchas contra el latifundio y por la independencia agroalimentaria; en fin, las luchas por verdaderamente construir en este período histórico lo que significa y representa la República Bolivariana de Venezuela, constituyen genuinas manifestaciones del conflicto de clases, por lo tanto, no es una posición revolucionaria descalificarlas, condenarlas o reprimirlas. Estos conflictos sociales son, en definitiva, la garantía de la continuidad del proceso de cambio que emprendió y lideró el Comandante Chávez, por lo que deben ser promovidos y desarrollados hasta sus últimas consecuencias, bajo una correcta conducción política.

Adicionalmente, el panorama nacional adquiere mayor complejidad y riesgo a propósito de las impugnaciones que interpusieron ante el Tribunal Supremo de Justicia las élites de la “oposición política al gobierno” contra las elecciones celebradas el pasado 14 de abril.

Todo indica que serán declaradas improcedentes, lo cual, no significa el agotamiento de la referida contradicción que encarna la revolución, ni tampoco un desenlace definitivo de la actual coyuntura, dado que la estrategia de las élites de la oposición es recurrir a instancias internacionales a objeto de justificar y legitimar la intervención extranjera, particularmente, de los Estados Unidos de Norteamérica. En conclusión, los días que se avecinan anuncian cruentos enfrentamientos en los que se decidirá el espíritu, carácter y continuidad de la Revolución Bolivariana.

Por consiguiente, en estas difíciles horas por las que atraviesa la patria, pero a su vez, luminosas para su devenir histórico, las Fuerzas Bolivarianas de Liberación responsablemente le PROPONEN al conjunto de organizaciones que hacen parte del Movimiento Popular Revolucionario venezolano, luchar en lo inmediato en función de:

1.- El diseño y establecimiento de un SISTEMA DE COORDINACIÓN CENTRALIZADO entre el conjunto de organizaciones que hacen parte del Movimiento Popular Revolucionario, a objeto de asegurar su accionar unificado de cara a un PLAN DE ACCIÓN PARA LA RECTIFICACIÓN DE LA DIRECCIONALIDAD DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA.

2.- La constitución y formal nombramiento de un GABINETE REVOLUCIONARIO que exprese las aspiraciones y anhelos del Pueblo Venezolano en Lucha, al tiempo que rescate en cada una de las correspondientes gestiones ministeriales, el espíritu crítico, rebelde, contestatario, popular y dinámico que caracterizó a la Revolución Bolivariana en sus inicios.

3.- El combate abierto a todas las políticas gubernamentales destinadas a favorecer los intereses de la burguesía y del capital trasnacional; por tanto, luchar resueltamente en apoyo a todos los conflictos sociales que se desarrollan actualmente, como manifestación concreta de la lucha de clases.

4.- La preparación y ejecución inmediata de una OFENSIVA ADMIRABLE contra todos los intereses de la burguesía y las compañías trasnacionales que promuevan y apoyen la injerencia e intervención extranjera, en consecuencia, todos sus voceros, representantes y personeros se convierten en objetivo militares.

AÚN HAY TIEMPO DE SALVAR LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA.

SÓLO EL PUEBLO EN LUCHA SALVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

SIN CONSTRUCCIÓN SOCIALISTA NO HAY ESTABILIDAD INSTITUCIONAL
LA CAPITULACIÓN ES UNA TRAICIÓN A LA PATRIA

EL IMPULSO DE LA LUCHA DE CLASES ES LA GARANTÍA DEL AVANCE DE LA REVOLUCIÓN.

LOS PROMOTORES DE LA INTERVENCIÓN EXTRANJERA SON OBJETIVOS MILITARES
GUERRA A MUERTE AL CAPITAL.

SOMOS HIJOS DE BOLÍVAR…Y BOLÍVAR VIVE

Secretariado Nacional de las FBL.
Venezuela, mayo 2013.