Declaración Manifiesto (III Parte): El MIR-EGP y el Wallmapu

Declaración-manifiesto (III parte)

EL MIR-EGP Y EL WALLMAPU

Con motivo de un 5 de octubre del año 1974 en que conmemoramos la caída en combate de nuestro comandante Miguel Enríquez, enfrentando con su arma de puño y su gigante voluntad de lucha a los aparatos represivos y genocidas de la dictadura militar chilena.
Y con motivo también de un día de octubre en que celebramos 22 años de lucha de nuestro Ejército Guerrillero de los Pobres, compartimos con ustedes la tercera parte de nuestras reflexiones y definiciones estratégicas en nuestro camino refundacional y de aprendizajes que hacemos desde la historia del pueblo pobre que también habita en el Wallmapu (territorio ancestral mapuche).

LA MISERIA CAPITALISTA HECHA MODERNIDAD

La actual crisis del Capitalismo Mundial ya no es sólo la crisis de crecimiento de carácter cíclico, que la caracterizó en el apogeo de la Revolución Industrial. Esta vez se trata de una crisis más permanente y que tiene que ver con el agotamiento progresivo de los recursos naturales.
La lógica del crecimiento sin límites ha agotado las posibilidades de un futuro en paz y con justicia social. El capitalismo depredador nos ha llevado a los límites de la existencia de los recursos naturales y los ecosistemas, poniendo con ello en cuestión los límites del Progreso y de las propias utopías.
En el marco de la globalización capitalista, el Primer Mundo aloja un Tercer Mundo cada vez más grande y el Tercer Mundo aloja un Primer Mundo cada vez más elitista y segregado, donde Centro y Periferia están en todos lados y en constante contradicción
Si no hay un cambio civilizatorio, basado en una Comunidad Valórica, donde la Solidaridad, la Dignidad, la Cooperación, la Justicia y la Soberanía de los Pueblos sean los pilares fundamentales, entonces la idea de Paz y Sobrevivencia sólo serán palabras vacías.
Si las necesidades son ilimitadas y los recursos limitados, entonces ese cambio civilizatorio implica reencontrarnos con la cosmovisión de los Pueblos Originarios que basaban su economía en un equilibrio permanente con los recursos disponibles.
El rescate de esa visión pre moderna o pos moderna (si se quiere) de volver a una sociedad cuyas expectativas no son el crecimiento ilimitado ni el Progreso, es la única oportunidad de retomar los equilibrios sociales y ecológicos más profundos.
Esta es la principal contradicción que se expresa como Modernidad versus Marginalidad, Centro versus Periferia.

El Wallmapu no escapa a esa lógica global, pero al contrario de gran parte del territorio globalizado éste es un territorio globalizado en disputa.
Y tal como en el siglo XIX, este territorio nuevamente entra en confrontación con la Modernidad y su racionalidad instrumental, que impone modelos de desarrollo y una idea del progreso que hoy está en cuestión, más aún cuando el objeto de esa imposición es un pueblo, que como el Mapuche, busca reconstruirse como Nación y como Territorio, con autonomía política, administrativa y económica.
En Gulumapu, las clases dominantes plantean dos formas de resolver esta contradicción.
La derecha expresa el Asimilacionismo sin posibilidad de autonomía y la Nueva Mayoría concertacionista, el Integracionismo con grados de autonomía política y administrativa. De allí la propuesta de una Nueva Región de la Araucanía, que incluya las provincias con mayoría poblacional mapuche.
En este esfuerzo se busca dividir y cooptar a los siempre disponibles yanaconas que usufructuan de la lucha y sacrificio de otros peñi y lagmen que hoy construyen desde la Autonomía y en oposición al Estado moderno impuesto a sangre y fuego.

Líderes mapuche como Mangiñwenu (en Gulumapu) o Kallfukura (en Puelmapu) sabían que el tren de la Modernidad no sólo invadiría su Territorio, sino también aplastaría su cultura, su espiritualidad y su propia libertad.
El último Alzamiento en 1881 no fue un levantamiento puramente militar sino fundamentalmente valórico. Sabían que serían derrotados y que se inmolaban aparentemente en vano. Pero lo que hacían era dejar un mensaje a las futuras generaciones. La Comunidad Valórica creaba así un precedente. La subjetividad en su máxima expresión. Y si hoy existe un Territorio en disputa, es gracias a ese mensaje valórico pre moderno que nos dejaron nuestros Longko y Toki.
En nuestro caso, que nos construimos desde la izquierda revolucionaria marxista, la misma que quiso encuadrar al pueblo mapuche en la revolución agraria, hoy entendemos que la lucha estratégica es otra: ya no es por tierras sino por Territorio.

RECONSTRUYENDO NUESTRA COSMOVISIÓN Y ESTRATEGIAS

La modernidad que vino a disciplinar los cuerpos, a ordenar y cuadricular la geografía, a negar lo espiritual desde la racionalidad instrumental y a erigir una idea lineal (progresista) de la historia y del tiempo, hoy está en cuestión.
La época de las grandes revoluciones, al menos a nivel nacional y en un sentido socialista clásico, creemos también está en cuestión.
La toma del poder, entendido como toma del control del aparato estatal, ya no tiene sentido en un contexto en que los estado-nación no expresan ni resuelven las principales contradicciones.
Las grandes decisiones se toman a nivel transnacional, tanto en el tema de los flujos decapital, como respecto a la explotación de los recursos naturales.
Los gobiernos nacionales han debido adecuar sus institucionalidades jurídicas y económicas a las necesidades y requerimientos transnacionales como la OCDE, la OMC y sus instrumentos financieros como el FMI y el Banco Mundial.
Más bien entendemos que estamos en una época de resistencias territoriales, en que el Poder Popular se expresará como control territorial, basado en parámetros valóricos y culturales, donde la lucha tendrá un fuerte contenido local y la construcción de identidades se expresará en nuevos sujetos sociales y políticos.

Como nunca antes, está en cuestión el paradigma de civilización, aquella fundada en el antropocentrismo, entendiendo al hombre en el centro del Universo y a la naturaleza sólo como un recurso a explotar.
Sólo desde un nuevo paradigma y desde una nueva concepción cultural, es decir desde una nueva cosmovisión, será posible construir una nueva sociedad, o al menos, una sociedad capaz de sobrevivir.
De lo contrario, la barbarie del capitalismo nos lleva directo al apocalipsis y a la hecatombe social y ecológica.
Las bases del progresismo, las bases del socialismo marxista, el racionalismo occidental y su expresión modernista están en cuestión. De ahí que la idea del Progreso también está en cuestión.
Al cuestionar la lucha por el poder central y el despliegue de una lucha de carácter nacional, estamos también cuestionando la construcción de un partido.
Creemos que la centralidad es política y no orgánica. La direccionalidad estratégica determina las formas organizativas a construir. Sin perder de vista el tipo de Estados a los cuales nos enfrentamos. Creemos que debemos construir organizaciones territoriales, tanto en sus expresiones sociales, como político-militares.
Lo mismo respecto a las reivindicaciones, el factor local y territorial será fundamental para potenciar y articular todas las luchas que desarrollen los movimientos sociales emergentes.

LA ALIANZA PUEBLO POBRE-PUEBLO NACION MAPUCHE

El Wallmapu ejemplifica claramente lo anterior. Nuevos sujetos (pueblo pobre) y un ancestral sujeto resurgente (pueblo-nación mapuche) tienen un carácter transversal respecto a los estados chileno y argentino, con fuertes tensiones locales respecto a los grandes proyectos energéticos, mineros, forestales, turísticos e inmobiliarios a ambos lados de la cordillera de los Andes.
Desde el Pacífico al Atlántico, se reconstruye memoria y resistencia.
El Wenu Foye o bandera mapuche, representa esa disposición a construir comunidad desde la resistencia a la ofensiva depredadora de un capitalismo que mediante sus instrumentos estatales y privados, una vez más viene por todo.
En ese escenario, lo Continental será finalmente expresión y construcción desde las realidades locales, en áreas culturales específicas y con sujetos fuertemente vinculados desde lo cultural y valórico.
El Abya Yala volverá a ser el continente de pueblos libres y con diversidad cultural y política, a contrapunto de la modernidad capitalista, depredadora, uniformizante y explotadora.

Cada pueblo encontrará su propio camino a la libertad y a un nuevo equilibrio con la naturaleza.
En el marco de la reconstrucción del Wallmapu, se requiere la vital alianza Pueblo Pobre-Pueblo Nación Mapuche. Y esto tendrá que darse a nivel social, como a nivel político y de las mismas organizaciones que expresen esos intereses.
En ese sentido, la acumulación de fuerzas es un proceso de construcción de alianzas sociales, políticas, militares y culturales, en que la articulación estratégica se va definiendo en espacios y tiempos diversos.
La alianza será así un método para garantizar la pluriculturalidad y el respeto a las diversas realidades.
Sólo de este modo garantizaremos la descentralización histórica que existió en el Wallmapu. No de otro modo se entiende la existencia de los Butalmapu (grandes territorios) que siempre preservaron su autonomía política y social.
El Pueblo Pobre es una construcción histórica, como lo es el Pueblo Nación Mapuche, en que lo cultural e identitario serán fundamentales en su constitución como sujetos revolucionarios y de transformación.

NUEVOS SUJETOS, NUEVAS ECONOMIAS

El sujeto social histórico no se puede encasillar sólo en la categoría de obrero o proletario.
En las nuevas luchas revolucionarias y libertarias otros sujetos emergen de las nuevas condiciones históricas y se comportan dinámicamente y se definen en la acción. Por eso la categoría de Pueblo Pobre hace referencia a una cultura y a una identidad fundada en valores comunes para actores diversos.
En ese sentido, los sujetos sociales históricos los entendemos como una permanente autoconstrucción que los va definiendo de acuerdo a las circunstancias históricas y no sólo por su ubicación dentro o fuera del aparato productivo.
Desde ese punto de vista, el análisis de la estructura social y económica no es suficiente para entender la dinámica de la lucha de clases.
En este nuevo contexto, lo económico también debe ser territorializado y convertido en un asunto inmediato y sustentable.
La gran economía a escala nacional o la macroeconomía, no nos sirve en el diseño de nuestro proyecto. Debemos pensar en una economía a escala humana. Reencontrarnos con la concepción originaria de la sustentabilidad.
Incluso en nuestra concepción de Poder Popular, debemos pensar en una economía de tipo comunitaria.
En oposición al Estado debemos construir una nueva forma de relación del intercambio. Si es preciso volver a formas como el trafkintu (trueque) o la minga, debemos hacerlo.

La relación economía-ecología, se hace cada vez más antagónica. La superexplotación de los recursos naturales está llegando a sus límites, por lo que la ecología no es un tema más. No es un tema de moda. Es un tema central en la disyuntiva económica y civilizatoria.Hay que romper con la lógica de que todo está determinado por el mercado y no por las necesidades de cada individuo o comunidad.
Hay que romper con la tutela y el paternalismo del Estado, transgrediendo la dependencia y el clientelismo, tan asentado en el Wallmapu, como política de desmovilización y de control.
Una nueva economía debe nacer junto con el Poder Popular.

LA RESISTENCIA TERRITORIAL EN EL WALLMAPU

En cuanto a las formas de lucha, sólo decir que el tipo de Estado instaurado tanto en Chile como en Argentina, definitivamente está diseñado bajo una concepción contrainsurgente y al servicio del gran capital.
Por ello, los ejes estratégicos de la acumulación de fuerzas deben ser preservados desde un principio. Esto significa construcción clandestina, utilizando métodos conspirativos que le aseguren continuidad a la resistencia territorial en todas sus formas.
Y estas formas de resistencia serán armadas y no armadas, políticas y culturales, sociales y económicas.
Cada comunidad de resistencia determinará su propia forma de lucha. Será la propia intensidad del saqueo y la superexplotación capitalista en el Territorio, la que irá determinando las formas de la lucha y resistencia.
Es sólo desde los territorios y desde los sujetos sociales e histórico-culturales que podremos resistir a los últimos embates del capitalismo más depredador.
Lo que viene es un período de resistencia cultural, valórica y territorial que sólo será posible desde el rearme ideológico, político, organizativo y militar.

La Resistencia de los Pobres requerirá sujetos, territorios, cultura y organización armada. No es posible ser ingenuos. La última gran batalla por la vida y los últimos recursos naturales, ya ha comenzado.
El Wallmapu es uno de esos territorios, en que los recursos hídricos, minerales, forestales, energéticos, turísticos e inmobiliarios son el botín en pugna.
Y allí están presentes lo cultural, lo social, lo histórico y sobre todo lo subjetivo para articular esa resistencia.
Apostar a construirnos en ese espacio transversal, articulando la alianza Pueblo Pobre-Pueblo Nación Mapuche, será fundamental en la construcción de la Resistencia Continental.
Como nunca antes, la lucha revolucionaria es la lucha por preservar los ecosistemas y reconstruir las comunidades de sobrevivencia.
El poder popular sólo puede ser real si expresa la solidaridad y la voluntad comunitaria.

En síntesis, la batalla por la sobrevivencia sólo podrá realizarse desde las Comunidades de Resistencia, que no son otra cosa que comunidades valóricas ligadas entre sí por identidades históricas y culturales, con intereses comunes y fuertemente ligadas a la Ñuke Mapu (Madre Tierra) y a un territorio político, cultural, social, histórico e identitario como el Wallmapu.
Desde nuestro sur profundo llamamos a construir esta alianza estratégica vital, necesaria y posible.

Vivan los más de 500 años de resistencia de nuestros pueblos originarios y pueblos pobres de nuestro continente en su lucha insurgente y resurgente.
Viva la resistencia del pueblo colombiano y su insurgencia revolucionaria en pie de lucha armada en estos últimos 50 años.
Viva la historia de lucha del MIR y el ejemplo revolucionario de nuestro comandante guerrillero Miguel Enríquez.
Vivan los 22 años de lucha de nuestro Ejército Guerrillero de los Pobres.

¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!!

¡¡Libertad a todos los presos políticos mapuche y del pueblo pobre!!

¡¡Sólo la lucha nos hace libres!!

MIR-Ejército Guerrillero de los Pobres
Chile, octubre 4, 2013