Saludo a Jean Arnault y José Bayardi

La Habana, Cuba, 15 de septiembre del 2015

Señor:
Jean Arnault.
Delegado del Secretario General de las Naciones Unidas.

Señor:
José Bayardi.
Delegado de la Presidencia de UNASUR.

Señoras y señores miembros de las respectivas delegaciones que los acompañan.

La Subcomisión Técnica de la Delegación de Paz de las FARC-EP, los saluda en nombre de todos los combatientes de nuestra Organización, a la vez que les agradece su presencia en esta Mesa; testimonio irrefutable del apoyo de la comunidad internacional, al esfuerzo del pueblo colombiano por poner fin de forma civilizada a este largo y doloroso conflicto entre hijos de una misma patria.

Son más de 50 años que llevamos enfrentados los colombianos, desde cuando un grupo de 48 campesinos y campesinas, se vieron obligados a levantarse en armas para responder la agresión militarista del Estado, a la región agraria donde vivían pacíficamente dedicados a sus labores del campo, con el pretexto de combatir unas Repúblicas Independientes que solo existían en las mentes febriles del anticomunismo, de los latifundistas y oligarcas adueñados del poder político y el control del Estado.

Una operación militar proyectada para unas semanas contra una pequeña región, terminó por convertirse en el más prolongado conflicto de que se tenga noticia en este hemisferio, tomando características económicas, políticas, sociales, ambientales y de enfrentamiento armado con cifras realmente dantescas: Más de 250.000 muertos; 6 millones de desplazados; 50.000 desaparecidos; 7 millones de hectáreas de tierra expropiada a sus humildes dueños; millones de compatriotas expulsados al exilio por razones económicas y políticas; centenares de dirigentes sindicales, líderes sociales y defensores de derechos humanos asesinados y más de 6.000 militantes y dirigentes del movimiento político de izquierda Unión Patriótica, como lo denunciara su Presidenta Aida Abella, ultimados a tiros por escuadrones de la muerte al servicio del régimen; sin hablar de otras gravísimas consecuencias sociales, económicas y ambientales.

Como es apenas lógico, un conflicto de estas características difícilmente puede mantenerse dentro del marco de las fronteras de un país, por lo que necesariamente tiende a afectar de distinta forma a sus vecinos; y a toda la región, reafirmando las palabras del Presidente Uruguayo Pepe Mujica, quien dijo que la paz de Colombia es la paz del continente; esto explica la preocupación y el interés de los pueblos del continente y sus gobiernos, así como del conjunto de la comunidad internacional, por contribuir a la solución política de este conflicto.

Sin el solidario acompañamiento de los pueblos, los gobiernos y los organismos internacionales será infructuoso este titánico esfuerzo que aquí estamos realizando.

Desde las FARC-EP, siempre hemos entendido la solución política ligada a la remoción de las causas estructurales que dieron origen al conflicto, y que lo han alimentado a lo largo de estos años. Siendo un fenómeno tan complejo, que a lo común de todos los conflictos, agrega particularidades que lo hacen único; es apenas natural que su solución deba tener sus propias características, que nosotros resumimos en la frase: una solución a la colombiana, entre colombianos y para los colombianos; lo cual no niega y por el contrario, presupone el necesario apoyo, acompañamiento y la comprensión de la comunidad internacional.

Algo destacable de este esfuerzo por poner fin de manera dialogada al conflicto, es la constitución de esta Subcomisión que ha sentado a la Mesa a Altos Oficiales de las FFAA en representación del Gobierno de Colombia; frente a destacados Mandos de Dirección en representación de las FARC-EP; todos empeñados en la tarea común de trazar una ruta que nos ha de llevar al cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo; y a la dejación de las armas, para poner fin al derramamiento de sangre entre hermanos.

Como podrán imaginarse, romper las desconfianzas crecidas en más de medio siglo de crudo enfrentamiento, no es algo que pueda darse de un día para otro y sin sobresaltos; empero, podemos asegurar que en ambas delegaciones hay voluntad política, franqueza, trasparencia y la firme decisión de legar a las futuras generaciones un país más justo, en paz, en plena democracia, que goce del respeto y el reconocimiento de la comunidad internacional. Ese ideal común se convierte en acicate para superar todos los obstáculos.

El acuerdo que estamos construyendo parte del reconocimiento y el debido respeto por la contraparte y de la necesidad de poner fin a un conflicto que no tiene posibilidad de solución militar, como lo testimonia su prolongación más allá del medio siglo; por esta razón, su texto deberá ser producto del consenso de las dos delegaciones, donde el resultado final ha de ser un verdadero tratado de paz estable y duradera.

Ambas partes nos hemos empeñado en asimilar las experiencias de otros procesos de paz, sin olvidar en ningún momento que no hay dos conflictos iguales; coincidimos así mismo, en la necesaria contribución de la comunidad internacional, de múltiple forma y en los distintos momentos del proceso, de manera que su presencia se convierta en estímulo moral y prenda de garantía de los compromisos asumidos.

Finalmente, las FARC-EP desean transmitir por su intermedio, a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y a La Organización de Naciones Unidas (ONU), nuestro indeclinable compromiso con la paz de Colombia, por hacer de América y el Caribe un territorio de paz; y con la paz mundial, a la vez que agradecemos profundamente que detengan su mirada en Colombia y nos extiendan su mano generosa para apoyarnos en la solución de este conflicto.

Cordialmente,

Subcomisión Técnica de la Delegación de Paz las FARC-EP.