Frente Popular para la Salvación Nacional

FRENTE POPULAR PARA LA SALVACIÓN NACIONAL

Declaración de Principios

REALIDAD NACIONAL:

El Momento Histórico Actual

El momento histórico actual es el producto de fuerzas sociales en conflicto las cuales se sitúan en relación desproporcionada en nuestra nación durante los últimos 497 años. Por un lado, encontramos las fuerzas de naturaleza colonial que imponen un sistema socioeconómico y político. Estas fuerzas, a su vez, generan unos procesos sociales afines a sus estructuras de dominación y opresión. De esta manera aseguran la explotación económica, la subordinación política y psicológica y la desintegración cultural y nacional. Todo esto, unido al control absoluto de los mecanismos represivos del estado, les permite evitar cualquier cambio en el sistema actual. Por otro lado, en oposición a estas fuerzas, encontramos las estrategias defensivas que los sectores del pueblo han desarrollado para resistir al régimen económico y político que claramente los coloca en una posición de desigualdad. Estas expresiones, de naturaleza diversa, son evidentes en todas las áreas de la vida puertorriqueña. Constituyen el esfuerzo de nuestro pueblo por sobrevivir y sobreponerse a las fuerzas que lo oprimen. Son luchas populares que se han desarrollado al margen de los mecanismos oficiales logrando, a través de su esfuerzo, conservar un sentimiento de nacionalidad cultural puertorriqueña. Asimismo, han logrado arrancarle a los sectores dominantes importantes derechos económicos y sociales, particularmente en el área de las relaciones del trabajo.

Los sectores dominantes previamente aludidos son reaccionarios, ya que se oponen a todo cambio que altere su posición de privilegio económico y social, y anti-populares, porque se oponen a todo mejoramiento, por mínimo que sea, de los sectores oprimidos en la sociedad puertorriqueña. Estos sectores dominantes están generalmente constituidos por elementos extranjeros, pero cuentan con el apoyo de sectores nacionales, de puertorriqueños, cuya posición social y económica depende de esos sectores dominantes. Esa alianza de intermediarios puertorriqueños con los sectores dominantes les permite a éstos mantener dividido al país al darse la apariencia de que el conflicto es entre los propios puertorriqueños y no entre los dominadores y los dominados. Les permite, además, confundir y manipular al ciudadano promedio con un lenguaje demagógico dirigido a hacer creer que dicho régimen de opresión y desigualdad tiene el respaldo del pueblo.

El pueblo puertorriqueño constituido por más de tres millones de puertorriqueños que residen en la isla y los más de dos millones y medio que residen en Estados Unidos, el gobierno que domina y oprime a ambos. Los puertorriqueños de acá y de allá somos un solo pueblo. Los aspectos fundamentales de nuestra vida están caracterizados por la injusticia y la opresión que surge de las relaciones sociales, económicas y políticas del sistema colonial y capitalista. Ese sistema asegura el predominio de los sectores dominantes y la subordinación continuada del puertorriqueño a través de estrategias de auto destrucción y de alienación. Políticas tales como: la esterilización masiva, la emigración forzada, el reclutamiento militar obligatorio, la destrucción de las fuerzas económicas nacionales y su absorción por las de la nación dominadora, el ataque cultural y otras, han tenido resultados negativos para los puertorriqueños, La situación se palpa en una descomposición social generalizada. La misma se traduce en la corrupción pública, el alto nivel de desempleo, los bajos niveles salariales de la clase trabajadora y las altas tasas de adicción a drogas y alcoholismo. Constituyen realmente estrategias usadas por los opresores para lograr una mayor desintegración y degeneración social. Adicionalmente, las altas tasas de enfermedades mentales, suicidios y violencia inter-personal generalizada, son realidades concretas que demuestran el resultado de tanta inequidad política, económica y social. Igualmente, y con miras a paralizar las posibilidades de desarrollo de cualquier expresión de resistencia, han instituido altos niveles asistenciales. El por ciento de personas que dependen de ayudas gubernamentales son parte del objetivo de propulsar y desarrollar un efecto psicológico de inseguridad, ausencia de autoestima y autosuficiencia, tanto a nivel individual como colectivo. Una de las principales manifestaciones de esta dependencia es el efecto que ha tenido sobre la agricultura. Hemos dejado de ser un país autosuficiente en términos agrícolas, a pesar de los esfuerzos de los agricultores. Nuestro pequeño agricultor se encuentra desolado y arruinado debido a las enormes imposiciones y gravámenes que lo llevan a la ruina. Este sector es imprescindible para la sobrevivencia de nuestro pueblo y para la salvación nacional. En idénticas circunstancias Se encuentran los pequeños industriales y comerciantes y los proyectos cooperativistas. De ahí, los esfuerzos continuados del opresor por evitar la recuperación plena de estos sectores económicos.

A la relación anterior hay que añadir el hecho de que la degradación del ambiente toma caracteres acelerados para asegurar no sólo la destrucción del ambiente social, sino, también, del ambiente físico en Puerto Rico. Se hace, de esta manera, absoluta la posición de desventaja en que se ha colocado al puertorriqueño.

Dada la falta de poder del pueblo para participar en la toma de decisiones que afectan su vida, éste se ha visto obligado a desarrollar unas luchas persistentemente defensivas. Son luchas de sobrevivencia que no están articuladas ni integradas en una estrategia general de lucha nacional. Estas luchas provienen de los desposeídos, los marginados y los desempleados. Los que carecen de recursos económicos para satisfacer sus necesidades en el orden de la salud, de la educación y de la vivienda. Los que sufren los efectos de la contaminación ambiental. Los que sienten la agresión cultural. Los que sufren en los residenciales públicos y barriadas pobres los embistes de las fuerzas represivas. Y de aquellos que, como en Vieques, luchan por la desmilitarización. Todos son sectores genuinamente del pueblo que día a día realizan esfuerzos para defenderse de la agresión que el régimen de desigualdad y opresión desata en Puerto Rico en contra de nuestro pueblo.

Este esfuerzo del puertorriqueño para transformar la realidad inmediata que nos oprime y nos roba nuestro valor esencial como ser humano, el valor de la libertad y de poder controlar las fuerzas sociales y económicas que nos definen, es un esfuerzo local que en la mayoría de los casos se desarrolla de manera aislada. Los propios mecanismos de comunicación del sistema hacen que ese aislamiento se mantenga. Por otro lado, los partidos políticos que comparten el poder administrativo ignoran o desarticulan esas luchas a los fines de proteger los intereses económicos a quienes realmente sirven. Finalmente, las propias organizaciones representativas de los sectores populares han carecido de la capacidad organizativa para darle cuerpo coherente a esos procesos de luchas populares a los fines de canalizar la convergencia de todos esos esfuerzos en una lucha unitaria y combativa.

El momento histórico actual, el cual es uno difícil para nuestra sobrevivencia como pueblo, tiene que ser aprovechado para integrar las múltiples acciones del pueblo que van en busca de la reafirmación nacional y en contra de medidas represivas aplicadas por el poder dominante. Es un momento propicio para actuar; es un momento de urgencia nacional para consolidar la lucha por la recuperación de la patria.

En el pasado el intento por darle unidad a la lucha fragmentada que el pueblo continuamente lleva a cabo ha estado afectado por actitudes que promueve el sistema social existente. Estas actitudes se traducen en: individualismo, sectarismo, intentos de control, elitismo, arrogancia, racismo, sexismo, machismo y falta de humildad al trabajar unos con otros. En consecuencia, ha habido una falta de vinculación directa entre los distintos sectores progresistas organizados y nuestro pueblo. La alternativa se encuentra en la propia acción popular. Un análisis de luchas comunales recientes tales como la oposición a las políticas anti-obreras del gobierno que es nuestro principal patrono, la oposición a la construcción de una estación para la llamada Voz de América (VOA), la oposición a la tala del Yunque, las luchas ambientalistas y la defensa del idioma, demuestran que el pueblo en su lucha por la sobrevivencia busca alternativas y se organiza a base a objetivos específicos que permiten a diversas organizaciones unirse y de ese modo lograr, en solidaridad, sus propósitos. El paro nacional que surgiera como respuesta al intento de privatización para robar al pueblo trabajador de sus conquistas es un ejemplo claro de que el pueblo es capaz de unirse de manera combativa cuando lo que está en juego es la defensa de sus intereses. Estas luchas forman parte de lo que es la lucha de los pueblos por la reivindicación de sus libertades democráticas y de la justicia social que se desarrolla a nivel internacional.

CONCEPTO:

Frente Popular para la Salvación Nacional

El concepto de frente se refiere al esfuerzo por integrar en una alternativa de trabajo solidario, no partidario y no sectario las diferentes luchas de carácter reivindicativo que lleva a cabo el pueblo a través del territorio nacional y en la propia metrópoli para enfrentarse al régimen de dominación y opresión que prevalece en Puerto Rico. Es un reconocimiento a la continuidad histórica de los sectores populares por asegurar su sobrevivencia, aunque dicha continuidad no sea percibida ni reconocida por distintos sectores políticos.

Dicho concepto surge como una respuesta del pueblo (de ahí su naturaleza de popular) a unas necesidades que requieren la creación de una acción concertada (de ahí su naturaleza de frente) como instrumento para articular los esfuerzos para rescatar y recuperar nuestra Patria (de ahí su naturaleza. de salvación nacional). Es una solución puertorriqueña para atender las graves condiciones puertorriqueñas. Sale de las entrañas de nuestro pueblo patriótico y luchador. Es un aliento innovador producto de una práctica racional, cohesiva y madura encaminada a contribuir a la conquista de los derechos fundamentales y de justicia social de nuestro pueblo; a crear conciencia de las luchas de clases y patrióticas así como de la existencia de estructuras de poder ejerciendo dominación y control a través de la represión. También, desea ayudar a crear conciencia sobre la necesidad de fomentar un esfuerzo unitario para vencer.

El frente aspira a lograr la acción conjunta de organizaciones de carácter progresista y de intereses sociales múltiples en un proceso de democracia participativa. Es a través de esa democracia participativa que se logra la determinación de sus decisiones y la ejecución de sus políticas. En lo que respecta a este proceso, el Frente se proyecta como una práctica de comportamiento cívico liberador al trabajar para ir creando las condiciones que posibiliten la participación de todos los sectores. Dentro de esta concepción la práctica de trabajo cotidiano se convierte en objeto inmediato de transformación y en la base de un proceso descolonizador que desde lo inmediato se proyecta a lo nacional. De esta forma, el proceso de decidir sobre lo que nos afecta a todos se traslada de la estructura partidaria controlada por los intereses foráneos y sus intermediarios nacionales al propio pueblo y a sus legítimos colaboradores.

PRINCIPIOS

Los principios que sostienen al Frente como concepto y como proceso son los siguientes:

• Poder para el Pueblo
• Democracia interna
• Autonomía de las organizaciones
• Políticas de carácter nacional
• Unidad en lo que nos une
• Estructuras y mecanismos que garantizan la unidad
• La continuidad del trabajo

Poder para el Pueblo

Este principio parte de la premisa de que el pueblo aspira a su libertad, a controlar su vida, a participar en su destino, a mejorar la calidad de su vida y a lograr la justicia social; y que por lo tanto, es el pueblo el que lleva a cabo la lucha por la recuperación, la salvación nacional. En consecuencia, ningún elemento puede colocarse por encima del pueblo; o sea, que el poder está en la base.

Democracia interna

El Frente está formado por organizaciones de base y no por individuos particulares. El principio de democracia interna excluye una dinámica de dominación y control por parte de una organización sobre otra o sobre el Frente. Por el contrario, lo que el Frente propicia es la democracia interna que garantiza una participación de carácter igualitario en el proceso decisional. Cada organización tiene derecho a opinar y a decidir con un voto, irrespectivamente de su tamaño. Adicionalmente, se reconoce la discusión como la base del entendimiento. Por esto es necesario que el clima de la discusión esté caracterizado por la flexibilidad y los trabajos se conduzcan con el mayor respeto hacia las organizaciones participantes y la particularidad del trabajo realizado por cada una. En consecuencia, en el Frente no se coartará el derecho a disentir de las organizaciones pues se estima que la discusión y las diferencias son las parteras del progreso.

El Frente acepta la obligación de promover estilos de trabajo positivamente enmarcados en el conocimiento de la realidad nacional yen un sentir de pueblo, fundamentados en los siguientes postulados: al enseñar hay que hacerlo con un espíritu de aprendizaje; es necesario acercarse a cada tarea específica de trabajo con humildad y respeto; el compañerismo debe constituir el norte obligado de nuestras relaciones; de caracterizar nuestro trabajo con una comunicación directa y honesta; toda tarea que se realiza a favor de la recuperación de la Patria es digna y decorosa; la creación es inherente al trabajo de recuperación nacional; y la lucha por la salvación nacional es de carácter continuo y se proyecta en el tiempo.

Autonomía de las organizaciones

El Frente respeta los derechos de cada organización, su espacio de trabajo y su forma particular de laborar. Por tanto, se garantiza una autonomía legítima a las organizaciones participantes. Esto lo que realmente significa es que se respeta la libertad de cada organización para trabajar como mejor entienda que corresponde a su campo de acción. Se excluye toda iniciativa por parte del Frente para dirigir u organizar al nivel local. Se excluye, además, cualquier gestión hegemónica por parte de alguna organización participante hacia otra. Nadie tratará de apropiarse de nadie. Lo anterior no debe interpretarse, sin embargo, como que el nivel local no pueda aportar sus ideas al nivel del Frente. Lo que este principio recalca es que el respeto hacia la autonomía de las organizaciones permite, también, que el Frente se convierta en un instrumento para dar a conocer entre las organizaciones las diversas luchas locales aspirando a que muchas de esas luchas locales se conviertan en luchas reivindicativas de amplio respaldo solidario.

Políticas de carácter nacional

El Frente permite reconocer las necesidades comunes de luchas reivindicativas inherentes a la propia situación nacional. Se entiende, sin embargo, que los asuntos nacionales se determinan a base de la discusión que se genere en el Frente. La decisión sobre la adopción de una lucha reivindicativa nacional o la transformación de una lucha reivindicativa local en una de carácter nacional es una de consenso. La misma es demostrativa del espíritu de combatividad característico del Frente y, a su vez, del esfuerzo reafirmativo y libertario. Cada organización decide la instrumentación específica de las campañas nacionales basada en una política coherente para todos los pueblos. Cada campaña nacional será seleccionada en función a unos criterios previamente determinados. Se sugiere que, entre otros, se tomen en consideración los siguientes: que la campaña a ser desarrollada a favor de la lucha reivindicativa nacional se adhiera a los principios del Frente; que la misma esté encaminada a contribuir a lograr una transformación de nuestra realidad social; y que la misma se entienda como parte esencial de una estrategia descolonizadora dirigida a reducir los efectos de las estructuras de dominación.

No hay duda de que toda decisión sobre una lucha reivindicativa de carácter nacional es en cierto modo de tipo coyuntural y requiere un análisis crítico de la realidad.

Unidad en lo que nos une

El Frente se compone de diversas organizaciones con objetivos sociales y espacios de trabajo reivindicativos específicos. El Frente ofrece la oportunidad de poner en contacto a estas organizaciones las cuales a través de un proceso de discusión efectúan sus decisiones principales. El proceso de discusión que acompaña al de decisión es revelador de los puntos en común que tienen las diferentes organizaciones. Esos puntos en común constituyen la base para el trabajo futuro compartido. De ahí que existe la posibilidad de que organizaciones que tienen diferencias concretas en algún punto específico puedan trabajar solidariamente en aquellos puntos de concordancia. Se espera que el trabajo realizado conlleve a un mayor aprecio y tolerancia de las diferencias y los puntos compartidos.

Estructuras y mecanismos que garantizan la unidad

La estructura del Frente tiene que ser una que garantice la participación igualitaria de todas las organizaciones adscritas al mismo para que la coordinación emane de la propia colectividad y no sea el resultado de personalidades particulares. Por tanto, los procesos de coordinación se orientan desde la base hacia las estructuras que puedan surgir a esos fines y no en sentido contrario. Como resultado, dichas estructuras no determinan política sino que ejecutan lo que precisamente ha decidido la base integrada por las organizaciones participantes. De ahí, la necesidad de que se integren a la base representantes de todos los municipios y de las comunidades puertorriqueñas en Estados Unidos. El contexto general que se desea lograr es el de un clima de interacción que permita ser elástico en las discusiones y generoso en las diferencias.

El elemento coordinador debe responder a la multi-representación organizacional. La modalidad particular que se adopte como esquema coordinador puede ser diverso, como por ejemplo: rotación de responsabilidades, elección escalonada, una junta nacional y varias juntas regionales representando los varios sectores o regiones de lucha por la salvación nacional.

La continuidad del trabajo

El principio de continuidad comprende dos elementos esenciales. Primero, el Frente reconoce la continuidad histórica de la organización de los sectores populares por asegurar su sobrevivencia aunque dicha persistencia en la acción no sea percibida ni reconocida por diversos sectores políticos. En este sentido, el Frente es una mera continuidad histórica de los esfuerzos acumulados de nuestro pueblo por asegurar la conquista de los derechos fundamentales y de justicia social que le corresponden.

En segundo lugar, cualquier estrategia de salvación nacional demanda su persistencia en el tiempo para asegurar su carácter impactante. Ello, a su vez, moverá a las estructuras represivas del régimen vigente en Puerto Rico a tratar de coartar el desarrollo y culminación de la estrategia de salvación. Esto, sin embargo, sólo puede interpretarse como un inconveniente pasajero ya que el compromiso popular constituye el motor propulsor de una lucha justa y razonable que no podrá ser detenida.
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* Concepto y redacción de Filiberto Ojeda Ríos, 1989. Fuente: Claridadpuertorico.com