El nuevo Frente Nacional en Colombia: Un campo político que defienden los poderosos

EL NUEVO FRENTE NACIONAL EN COLOMBIA: UN CAMPO POLÍTICO QUE DEFIENDEN LOS PODEROSOS

La nueva fase del modelo neoliberal de acumulación por despojo y exterminio, ha impuesto un grado tal de unanimismo discursivo que hasta la discusión fundamental de la guerra y la paz, termina a la cola de una u otra fracción del Bloque de Poder Contrainsurgente, lo que sumado a la opresiva existencia de un Estado de excepción permanente que legaliza el control y disciplinamiento social en códigos de policía y políticas de seguridad legales e ilegales, impiden que la pobresía y los trabajadores de este país levanten la cabeza, piensen o imaginen otras perspectivas políticas.

A esto agréguese un sistema electoral, parlamentario administrativo, corrupto, fraudulento y antidemocrático (tanto que le quitan personería jurídica a la segunda fuerza electoral del país y pretenden anular sus representantes) y sienta como resultado un campo político donde sólo cabe la palabra de los ricos y poderosos: “Uribe es la guerra y Santos la paz” repiten como letanía. Simplismo ridículo que no ve más allá del discurso autorizado o de la matriz de análisis exclusivamente válida según la cual ser demócrata es ser santista (o Vargasllerista o el que diga Santos), lo cierto es que ambas facciones del Bloque de Poder usan la guerra y usan la paz en relación con sus objetivos políticos y económicos en relación a sus métodos y siempre en un contexto de antidemocracia que define cualquier postura alternativa o independiente como sospechosa, inútil, cuando no castrochavista o terrorista.
En esas condiciones se diluyen elementos que marcan el proceso político colombiano contemporáneo:

a) El avance del neoliberalismo armado y su modelo de desarrollo forzado, proyecto que comparten las dos facciones del Bloque de Poder Contrainsurgente con enfoques distintos.

b) Las insurgencias populares, armadas, organizadas o espontáneas que han luchado para defensa de sus derechos y territorios amenazados o golpeados por este modelo político-económico antipueblo, con todas las tendencias y desórdenes propios de la dispersión y la confusión de un pueblo que se busca a sí mismo.

c) La tensión permanente derivada de la configuración de la Constituyente de 1991.

Asamblea “Nacional” que surgió en su momento, como pacto de cierre a una guerra que involucró a sectores “emergentes” que se abrían paso a sangre y fuego y hacia el poder del Estado, provenientes de narcotráfico, que ya en esa época reclamaban su “recompensa política” por ayudar a matar “rojos”1 en campos y ciudades. En alianzas tempranas con instituciones. Pero que entraron en pugnas con las clases dominantes tradicionales por el uso del capital del narco y luego por la extradición.

De otra parte a la Constituyente del 91 llegaron fuerzas provenientes de la insurgencia que proponían modelos de país y formas políticas que superaran el Frente Nacional anquilosado pero realmente existente (EPL, PRT, Quintín Lame, y principalmente el M19. Todos, expresión de una porción de los que en Colombia han luchado y luchan por la democracia para el pueblo).

La propaganda oficial y la bobería de lo políticamente correcto sacaron de la manga la “séptima papeleta” y por arte de ñoñería lúdico-política de algunos niños ricos de Bogotá, resulto que un país envuelto en una guerra salvaje, en profunda crisis moral y política se decidió por la Asamblea Nacional Constituyente del 91 gracias a esa historieta. En realidad en 1991 se dio un pacto de paz a varias manos en el que los clérigos neoliberales encabezados por César Gaviria, llegaron a un acuerdo con los que tenían la plata para financiar campañas y luego construir la infraestructura que exigían las instituciones financieras internacionales y las multinacionales para invertir en Colombia y adelantar la “apertura económica” (novedosa idea: entrega y exportación de recursos minero-energéticos, venta de empresas públicas, blanqueamiento de fortunas y negocios comerciales, adaptación del sistema educativo a las necesidades de la inversión extranjera, reformas laborales y a la seguridad social, importación de mercancías que le dieron fuertes golpes a la agricultura e industrias nacionales).

Para este pacto en el que políticos de oficio recogían a mafiosos metidos en la política, no servían ni Galán, ni Pizarro, ni Jaramillo, ni Pardo, ni otros que se salvaron saltando matones, literalmente. De allí las alianzas entre paladines de los partidos tradicionales, sobre todo el Liberal (Gaviria-Pablo Escobar, Serpa-Rodríguez Orejuela, y los primeros pinitos de Álvaro Uribe Vélez)2 con los carteles de Medellín y Cali, de allí las posteriores traiciones y guerras entre carteles políticos que fracturaron el Estado y lo llevaron a las crisis de finales de los 90 (Gaviria primero acuerda con Escobar y luego usa el cartel de Cali y a los PEPES para eliminarlo3, más adelante Samper le recibe plata al cartel de Cali y luego los extradita para limpiarse, y a la sombra del cartel de Medellín con los mafiosos de Córdoba, los narcoparamilitares que hoy malgobiernan este país) eso explica el posterior asesinato de Álvaro Gómez, conservador, reaccionario por convicción pero con la suficiente visión política para entender la necesidad de ampliar los acuerdos fundamentales de la política colombiana y, además, opuesto a que los ganaderos, coqueros y narcoparamilitares tomaran el control del Partido Conservador. Cosa que finalmente ocurrió.

El sector en la Asamblea Nacional Constituyente del 91 que provenía de la insurgencia armada trajo la copia de las constituciones del “Estado del bienestar europeo” (que ya iban de salida) para construir un Estado social de derecho con sus garantías jurídicas universales, su respeto a las minorías, sus derechos sociales, políticos, económicos y culturales y todo el “deber ser” que se ha estrellado mil veces con la realidad del libre mercado neoliberal y el modelo de desarrollo forzado.

Así las posibilidades democráticas de la constitución del 91 se han ahogado en sangre, con la voracidad asesina de los narcoparamilitares aupados por las oligarquías tradicionales para que limpien el campo político. De manera que hoy día aunque los santistas se persignen por la concentración absoluta del poder que pretende Uribe, paradójicamente empantanada por la inoperancia del monigote subpresidente-, esto de ahora es el resultado natural de un modo de gobernar mafioso y dictatorial que históricamente ha querido aplastar toda diferencia política y toda expresión insurgente del pueblo colombiano que se opone al modelo de desarrollo forzado.

Es claro que las dos facciones del Bloque de Poder Contrainsurgente se “arroparon con la misma cobija”, pero por un lado el “santismo” se ha servido de narcotraficantes y paramilitares para el desarrollo de su estrategia contrainsurgente, al tiempo que “institucionaliza” las ganancias políticas de esta estrategia habitualmente jugando “a tres bandas” (por ejemplo, definir unos acuerdos con las FARC-EP y cambiárselos luego en nuevos acuerdos con el uribismo para empezar a incumplir los acuerdos cambiados). La ultraderecha en urna de cristal llevó a lo que fueron las FARC a la derrota política y militar que hoy los convierte en “partido culpable” y lo hizo con la promesa de ser aliados contra el fascismo uribista y el espejismo del progresismo radical que ya iba de salida en América Latina por los cambios geopolíticos que el mismo Santos impuso4.

La ultraderecha oscura, que no sirve, sino que es el narcoparamilitarismo, no se opone a “la paz”, es cierto que se agrupan en un partido de fanáticos irracionales, pero se opone a la posibilidad de verdad histórica (de cómo las clases dominantes han gobernado este país, sobre la base de masacres, desapariciones y asesinatos). La verdad les quitaría el poder, luego usan y necesitan el poder para ocultar la verdad. El problema es que ese narcoparamilitarismo no es tan débil como la oligarquía aristocrática bogotana quisiera.

La ultraderecha en urna de cristal se vincula al primer mundo lavando sus capitales en la bolsa internacional mientras la ultraderecha oscura está más vinculada a las élites y familias mafiosas regionales5 (aunque hay cosas en común: los Char reeligieron a Santos, hay que ser muy ingenuo para creer que Santos fue puesto por algunas izquierdas, y los mismos Char le dieron la espalda a Vargas Lleras para elegir al subpresidente Duque)6.

La facción más pragmática del Bloque de Poder coopta o pacta coyunturalmente para convertir a otras posturas políticas en funcionales a su proyecto, y así logra que un importante sector de la insurgencia armada y social, opinadores “progres” y hasta académicos terminen identificando con “la democracia” a un autoritario, asesino pero sofisticado. Mientras que al narco ramplón y chabacano –Álvaro Uribe Vélez- pero autoritario y asesino lo llaman fascismo: el culto a las formas y la retórica doctrinaria remplazando el análisis.

Ambas facciones tiene en común el desprecio por el pueblo trabajador, el odio y el asco por los más pobres de la ciudad y el campo. También comparten la financiación de Odebrecht; el favorecimiento a los negocios de Sarmiento Angulo; la estrategia de destruir los movimientos sociales y populares asesinando a sus líderes; el manejo gobiernista de la comunicación en contratos con los medios corporativos de información; y obviamente la absoluta mendicante y servil subordinación a las “sugerencias” del gobierno de los Estados Unidos. De manera que con “unidad nacional” en torno a los intereses de los más ricos, o con concentración absoluta del poder y totalitarismo se configuran dos formas, dos sistemas de gobierno dictatoriales, antidemocráticos, y antipueblo: uno que construye una legalidad e institucionalidad mañosas pero elegantemente respetuosas de las formas y otro que se salta cualquier referente de legalidad o decencia por su sectarismo y su fanatismo ideológico, pero principalmente por su gran rabo de paja y su miedo a la verdad.

Nada de nueva época política ni de ampliación a la democracia, al contrario, más unanimismo, Estado de excepción y guerra como motor económico se imponen. Esta “democracia” tiene sed de sangre, tanta que el paquete completo de muerte de los pobres y negocio de los ricos ya se exporta a países vecinos y se vende como acción humanitaria.

Las clases dominantes definen el campo político a los discursos políticamente válidos, incluso definen quién es la oposición7 y quién puede o no participar en sus pactos políticos, como si sólo existieran dos formas políticas de ser en Colombia, noción muy útil a la hora de negar y exterminar las propuestas y perspectivas de nación alternativas o de ningunear las luchas del pueblo, sus reclamos y dramas en campos y ciudades. La vida de los nadies no les interesa a los grandes medios ni a los funcionarios. Ya son miles los asesinados de manera sistemática, metódica y con un claro fin estratégico y político, por oponerse a gamonales y jefes políticos regionales, a la destrucción del medio ambiente o por fomentar la movilización y la defensa de las comunidades.

Sin contar con el asesinato de exguerrilleros que de buena fe creyeron en el Estado y ante esa ola criminal al servicio de los intereses estatales los opinadores “más críticos” dicen que el “gobierno es permisivo”, de la misma forma el establecimiento amenaza a los militares que confiesan sus crímenes de guerra y comprometen a sus antiguos superiores, y los medios se preguntan ¿Qué está pasando?8. La configuración del unanimismo discursivo y la imposición de la verdad oficial también se da por el ocultamiento y la negación de los hechos, además de la generación de una infraestructura propia (ley TIC y limpieza ideológica de los medios corporativos oficiales), es tan fuerte la repetición del discurso único posible que, a pesar de la tozuda realidad, aún quedan respetables áulicos, loros bien vestidos y cándidos “intelectuales” que repiten sin sentido para el consumo doméstico:

- “La ultra derecha ataca al movimiento social y popular por culpa de la insurgencia” ¿puede sostenerse semejante estupidez por un analista o académico serio? No. Porque se ha comprobado hasta la saciedad que el asesinato de líderes, las ejecuciones extrajudiciales, las masacres y desapariciones son parte fundamental de la contrainsurgencia y del modo de gobierno en Colombia. Y los poderosos van más allá y convierten el crimen en esencia del modelo económico ¿puede culparse a quien se defiende de la bestialidad de los que atacan para robar y despojar? Es la misma lógica de la derecha políticamente correcta que culpa a Petro del triunfo del subpresidente Duque; o que un sector del partido de las FARC es bueno por que asume los “ritos” de la democracia desde el santismo y otro sector es malo por no alinearse a estas posturas9.

- “Los cultivos ilícitos son el motor del conflicto”, como si los cultivos de coca no aumentaran en zonas en las que hay más abandono estatal al campesino, sin derechos políticos ni ciudadanos, donde el modo de producción agrícola es tan atrasado y desintegrado del mercado, que no existe otro modo de hacer sustentable una producción agrícola quebrada (los milagros de la globalización neoliberal: la cocaína derivada sí se exporta a todo el mundo, pero si fuera cacao o plátano allá se quedaba) por las políticas de los mismos que presionan la desforestación al despojar al campesino de las mejores tierras y empujarlo al monte para cultivar el único producto rentable.

- El discurso único también olvida que “la lucha contra el narcotráfico” además de ser la excusa perfecta para arrendar y vender armas y equipo de los EE.UU., ataca exclusivamente a los campesinos pobres y medios (nunca a los Ñoños, Ñeñes, Char, Naranjos), a los que “quimiquean” en un solar en el campo o al narcotráfico en las ciudades. Más como una herramienta de regulación de precios y del mercado internacional (que sí aprovechan los grandes) que como preocupación por “la moral” o la salud pública, el problema campesino está vivo, el problema de la tierra sigue siendo raíz de conflictos sociales, políticos y militares.

- “Las instituciones son las únicas que tenemos y por eso hay que defenderlas”: fácil es decirlo desde adentro del salón de baile mientras los demás miramos por las rendijas, como las instituciones se diseñan y adecúan para matar pobres. Todos los opinadores, analistas, políticos profesionales se apresuran a defender las instituciones pero pocos o ninguno a defender a la gente humilde víctima de esas mismas instituciones.

Unida a esa defensa de la formalidad institucional se encuentra la idea de que Colombia es una “democracia restringida” o solo basta una mirada al recorrido de personajes como Néstor Humberto Martínez, César Gaviria, Uribe Vélez o Juan Manuel Santos para enterarse de que esta es una dictadura mafiosa y un narco Estado que no se sostiene sin el apoyo económico y militar norteamericano.

Muchos olvidan que fue Santos quien empezó a incumplir los acuerdos firmados con la insurgencia armada de lo que fueran las FARC-EP. Desde la calculada convocatoria a un plebiscito que comprometía a las FARC con la entrega de armas, generaba un apoyo social al proyecto santista pero fundamentalmente realineaba los acuerdos y la discusión política en el campo de la otra facción del Bloque de Poder Contrainsurgente y fue ese bloque en su conjunto, el que terminó definiendo los puntos esenciales del acuerdo, tirando al traste todo lo planteado en torno al problema de la tierra en Colombia para empezar, y en la medida en que el centro de gravedad los acuerdos y pugnas entre poderosos se ha movido en su curso natural hacia el fascismo: el Bloque de Poder asegura su nuevo Frente Nacional gobierno-oposición 10.

Nadie parece recordar que Santos nombró al superministro y luego fiscal Néstor Humberto Martínez, es santi-uribista de Cambio Radical: “suma esencial” del Bloque de Poder. El mismo de los montajes judiciales, el cianuro, las mentiras, el encubrimiento a Luis Carlos Sarmiento Angulo, a Odebrecht y su financiamiento a las campañas santistas y uribistas.

Hoy la “crisis institucional” es autogenerada por el uribismo narcoparamilitar para perpetuarse en el poder a nombre de las buenas costumbres o la virtud justiciera en sus nostalgias del fascismo religioso lureanista, en su afán de impedir el descubrimiento de la verdad en la JEP, que mostraría oficialmente al mundo la fulgurante carrera de Uribe y sus seguidores (del partido cuyo logo es una silueta de un tipo que no se sabe si tiene la mano en la billetera o en la pistola).

Así, las dos facciones del poder en Colombia pone a su cola, o pretende hacerlo, a los demás sectores políticos cuyas luchas principalmente terminan siendo por veedurías para las elecciones de octubre, mientras los sectores de izquierda se encuentran dispersos, agobiados por la propaganda oficial, y algunos, temerosos de su propia autonomía política, como si fueran a hacer cambiar de posición a la ultraderecha oscura e irracional o como si los verdes fascistas-zen fueran una “tercera vía”.

Quienes aspiramos a movilizar el pueblo en defensa de sus intereses no podemos negarlo, ni despreciar su historia, sus luchas, sus líderes; no podemos seguir en la matriz discursiva de los poderosos que convierten la historia de nuestra tierra y nuestra gente en la de vidas y sucesos de los ricos amenazados por advenedizos sin causa ni circunstancia, mientras los humildes se marginan del ejercicio político, renuncian a su poder y se hunden en el miedo, el odio, la ignorancia ramplona, la estupidez e indignidad.

Cualquier demócrata o progresista, todo revolucionario, tiene que oponerse al fascismo criollo de Uribe y el títere subpresidente; al cierre de las cortes, a la concentración absoluta del poder antidemocrático, antinacional y antipueblo porque ese sería el fin de cualquier atisbo de democracia, justicia o verdad.

Es evidente que todo demócrata, progresista o revolucionario tiene el deber político de defender los aspectos humanistas y democráticos de la Constitución del 91, mas también está el deber histórico de actuar con independencia de los intereses de los poderosos antipueblo, aristócratas o mafiosos que han gobernado nuestro país con la corrupción, mentira y violencia.

A la gente humilde de nuestro pueblo no hay que tenerle miedo ni desprecio como se lo tienen los poderosos. Al contrario, hay que alentarlo a la lucha y a la acción política, a la defensa de sus intereses, a la resistencia cotidiana contra los negocios e intereses de los poderosos que afectan la vida de la pobresía, de las colombianas y colombianos trabajadores, desempleados, estudiantes, rebuscadores, negritudes, campesinos e indígenas; contra el alto costo de vida, por salud universal, educación gratuita, vida digna; por nuestra dignidad y orgullo nacionales; contra el saqueo y la depredación de nuestra tierra amparados en planes nacionales de desarrollo y de licencias ambientales amañadas viabilizados por la negación de la consulta directa con las comunidades; contra el robo de nuestra identidad nacional y latinoamericana11.

Nuestro pueblo confundido y en muchos casos auto marginado de la lucha política debe impulsarse hacia la acción insurgente popular y cuando sea necesario armada, porque la democracia debe ser el gobierno y la decisión de pueblo y no un baile al que el pobre nunca entra y el rico nunca sale y donde jamás se interesan por los sueños y los anhelos del pueblo.

Paz es democracia para el pueblo
La paz de los ricos no es la paz del pueblo

Movimiento Revolucionario del Pueblo M. R. P. ───────────────────

1 Muerte a secuestradores MAS: Los orígenes del paramilitarismo (Verdad Abierta, 23 de septiembre de 2011) https://verdadabierta.com/muerte-a-secuestradores-mas-los-origenes-del-paramilitarismo/
2 Uribe, el asesino que nos puso la mafia (La Nueva Prensa, 4 de junio de 2018) https://lanuevaprensa.com.co/uribeel-asesino-que-nos-puso-la-mafia-2
3 Pacto con el diablo (Verdad Abierta, 26 de septiembre de 2018) https://verdadabierta.com/pacto-con-el-diablo/
4 Alianza Pacífico: caballo de Troya de Washington (28 de febrero de 2014) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=181395
5 La conexión colombiana con los Paradise Papers que salpican al presidente Santos (7 de noviembre de 2017) https://www.las2orillas.co/la-conexion-colombiana-con-los-paradise-papers-que-salpica-al-presidente-santos/
Uribe debe explicar vínculos con el clan Gallón Henao: Cepeda (17 de enero de 2018) https://www.elheraldo.co/colombia/uribe-debe-explicar-vinculos-con-el-clan-gallon-henao-cepeda-448826
Piden a los Uribe Vélez explicar vínculos con ‘narcoparaco’ Juan Santiago Gallón Henao (21 de enero de 2018) https://www.pulzo.com/nacion/alvaro-uribe-sus-presuntos-vinculos-con-paramilitarismo-PP425072
6 El testimonio del Ñoño Elías por el que le abren investigación al expresidente Santos (5 de junio de 2019) https://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/el-testimonio-del-nono-elias-por-el-que-le-abren-investigacion-alexpresidente-santos/20190605/nota/3911385.aspx
7 Vargas Lleras ¿el jefe de la oposición? (7 de abril de 2019) https://www.semana.com/nacion/articulo/germanvargas-lleras-podria-ser-el-jefe-de-la-oposicion-al-gobierno-duque/608452
8 Operación silencio (23 de junio de 2019) https://www.semana.com/nacion/articulo/operacion-silencio-amenazas-ypresiones-sobre-los-militares-que-hablan-de-falsos-positivos-en-la-jep/620661
9 Timochenko parte cobijas con Iván Márquez (22 de mayo de 2019)
https://www.semana.com/nacion/articulo/timochenko-responde-carta-de-ivan-marquez-sobre-haber-dejado-lasarmas/616504
10 Vargas Lleras, del establecimiento a la oposición (3 de abril de 2019) https://www.las2orillas.co/vargas-lleras-delestablecimiento-la-oposicion/
Vargas Lleras vuelve disfrazado de buen político La Pulla (11 de abril de 2019)
https://www.elespectador.com/opinion/lapulla-vargas-lleras-vuelve-disfrazado-de-buen-politico-columna-849924
11 ¿Pacto por la sostenibilidad? El PND y sus consecuencias ambientales (19 de mayo de 2019) https://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/11986-pacto-por-la-sostenibilidad-el-pnd-ysus-consecuencias-ambientales.html
Polémica por fallo de tribunal que beneficiaría megaminería en Quindío (4 de junio de 2019) https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/polemica-por-decision-de-tribunal-que-abre-puertas-a-mineriaen-salento-quindio-370978
Denuncian posible corrupción en licencia ambiental que busca Minesa (12 de mayo de 2019) https://caracol.com.co/emisora/2019/05/11/bucaramanga/1557586498_312612.html
Comunidades votaron en 10 consultas populares mineras desde 2013 (20 de marzo de 2019)
https://www.larepublica.co/especiales/minas-y-energia-marzo-2019/comunidades-votaron-en-10-consultaspopulares-mineras-desde-el-2013-2842036