Sobre las elecciones congresales

SOBRE LAS ELECCIONES CONGRESALES

¿Qué significa para la clase y el pueblo las elecciones extraordinarias para renovar la composición del Congreso?

Otro ejemplo vivo de la descomposición del sistema, de la crisis política en la cual se encuentra el Estado peruano, del sistema político que se levanta sobre un sistema económico capitalista, modo de producción que extrae sus ganancias de la fuerza de trabajo del proletariado, de aquellos jóvenes hombres y mujeres que trabajan en las empresas como McDonald’s, en las mineras transnacionales, en las agroexportadoras, sin estabilidad laboral, con jornadas de 14 horas diarias, salarios de miseria porque reciben mucho menos de la mitad del salario mínimo vital, en condiciones inhumanas como las vistas en los jóvenes incendiados en las Malvinas o en la McDonald’s entre otros casos espantosos.

De ellos extrae el capitalismo la riqueza que va a parar al puñado de peruanos o extranjeros miembros de las grandes corporaciones transnacionales u oligopólicas, a los dueños de la banca, las finanzas, las grandes mineras o constructoras, a los grupos de la CONFIEP.

Este sistema de Estado y este sistema de gobierno excluyen al proletariado y al pueblo de beneficios, derechos o libertades democráticas. Es un Estado de opresores y explotadores ansiosos de ganancia y de poder absoluto, que han sometido al Perú a los intereses del imperialismo y de su clase: la oligarquía financiera, en perjuicio de los intereses del país y sus necesidades reales; un Estado que mantiene un sistema capitalista sí, pero rezagado; ni siquiera emergente.

Un sistema de opresión y explotación que además ha creado las condiciones para la corrupción y el soborno y que está consintiendo la destrucción de nuestras aguas, nuestros bosques y nuestras tierras agrícolas, que regala nuestros recursos naturales como el oro, la plata, el cobre, el petróleo, el gas, recursos de carácter estratégico para la construcción de una nación.

Es que las clases que conforman tal dictadura de Estado, esto es la gran burguesía y sus diversos grupos en contienda, no tienen espíritu de nación, no sienten por el Perú sino por sus ganancias y por sus amos, los imperialistas, que pugnan por sojuzgar América; por eso oprimen, explotan y saquean.

Pero ya no pueden seguir engañando al pueblo, a la clase; las mayorías están viendo que su voto no vale nada, porque son los maletines, las loncheras y los dineros sucios los que compran Presidentes, congresistas, jueces o fiscales. Están viendo que en estas elecciones congresales no existen verdaderos representantes del pueblo o la clase, que puedan defender sus intereses, no hay ninguna organización política clasista porque las están tratando de prohibir; también le cierran el paso a otras organizaciones populares en general y a lo sumo consienten a las que de la boca para afuera se dicen izquierda pero que de hecho sirven a este sistema remozándolo con reformas para mantenerlo.

Lo que hubiera correspondido ante la crisis actual era una Asamblea Constituyente que convocase a todas las clases que conforman el pueblo para que a través de un gran debate nacional expusieran sus reales necesidades, así como las propuestas de solución en beneficio del pueblo, de la nación y de la sociedad peruana en su conjunto; derogando el capítulo económico, el capítulo que exime al Estado de atender las necesidades fundamentales de sus ciudadanos, que derogue todas las leyes pro imperialistas que entregaron los recursos naturales, las tierras, las aguas, etc. a las transnacionales, que derogue todo lo que atenta contra los derechos laborales, civiles, políticos o fundamentales; en fin, que se derogue el neoliberalismo privatizador que impuso la dictadura fujimorista.

Que cada clase y sector del pueblo en este debate seleccione y elija a sus verdaderos representantes y les encargue la tarea de convertirse en verdaderos tribunos del pueblo, pugnando por retomar sus derechos conculcados.

Que se elabore una Nueva Constitución con el pueblo y para el pueblo a través de este debate y que con estas nuevas reglas vaya incluida una solución política que cierre el capítulo de la guerra revolucionaria de los años ochenta; que se contemple la necesidad de una amnistía general, y que se llegue a una reconciliación nacional que encuentre al Bicentenario de la República en mejores condiciones para un nuevo momento de la vida republicana del país y se concreten ahí las elecciones generales.

Lamentablemente, a falta de una visión estratégica en defensa del pueblo, la nación y la sociedad peruana, los mezquinos intereses personales o de grupo de la gran burguesía peruana han llevado a esta coyuntura electoral en la cual contienden varios grupos de la derecha y ultraderecha, a los que se suman los grupúsculos divididos de la izquierda que la reacción necesita para mantener la careta de democracia.

El gobierno actual prosigue el neoliberalismo ajustándolo de acuerdo a los mandatos del Fondo Monetario Internacional, no ha podido reactivar la economía ni se ha propuesto el gran plan de desarrollo económico que requiere el Perú, continúa centrando en la minería eternizando una economía extractivista sin desarrollo industrial alguno; desatendiendo la educación de las nuevas generaciones que tendrán un mayor desfase en relación a los desarrollos tecnológicos de la inteligencia artificial; desatendiendo la salud de los ciudadanos, aumentando la pobreza; desatendiendo los derechos laborales, con un salario que no cubre la canasta básica familiar de 3.000 soles hoy día, con una jornada que alcanza entre 12 y 14 horas al día con el cuento de que esto sirve a aumentar la productividad; desatendiendo las condiciones de trabajo que han devenido en quasi esclavitud a beneficio de los dueños de los medios de producción. Desatenciones que cubre con “defensa de la democracia” o “lucha contra la corrupción”.

También, además del gobierno débil y de derecha de la actualidad, con su continuismo que se puede ver en la entrega de Petroperú en vías a su privatización o en el plan de productividad y competitividad que contiene la desaparición de las vacaciones empezando por rebajarlas, entre otras restricciones laborales; vemos al fujimorismo genocida, opresor, explotador y corrupto que se resiste a morir, persiguiendo reaparecer en estas elecciones congresales para defender sus nefastas banderas de privatización y venta al martillo, de entreguismo pro imperialista y de manipulador de instituciones a su servicio apuntando a ganar curules y seguir en las mismas. Están también sus compinches apristas opresores, explotadores, genocidas y corruptos, candidateando para preservarse de juicios que los condenen.

Todo esto es lo que ve hoy día el pueblo peruano, y la clase no puede menos que registrar la farsa de democracia que hoy la burguesía exhibe.
Igualmente se ve el uso de la etiqueta de terrorismo para meter miedo a la población, falseando la realidad y traficando como “salvadores” de ese peligro inminente que en realidad no llega todavía, pero que le sirve igualmente para sembrar odio contra los revolucionarios. Pero este uso no solo viene de estos grupos de la burguesía genocida, sino también del propio gobierno de turno y se ve en sus decretos de urgencia contra la reincorporación social de los sentenciados por “terrorismo” profundizando así medidas de muerte civil, aun después del cumplimiento total de penas draconianas de 25 a 28 años. Tampoco en los ridículos y mediocres actos de debate electoral se toca el tema, porque aquí en este debate electoral no existe ningún representante del pueblo.

Por todo esto es que al participar en las elecciones corresponde el voto de protesta, en rechazo a la persecución política y a la criminalización de la lucha revolucionaria, a la criminalización de la protesta popular; en rechazo a la negación de los derechos políticos de las organizaciones clasistas, a la marginación de las organizaciones populares; en rechazo a la instrumentalización política del derecho convertido en tribuna de guerra; y en rechazo al uso de la legislación antiterrorista como arma de guerra contrasubversiva en tiempos de no guerra.

Qué podría escoger la clase o el pueblo entre estos partidos de la derecha, qué podría escoger entre más de mil candidatos y en tan poco tiempo de campaña. Nada y a ninguno, ahí la clase no tiene representantes, no hay cabida para ellos. Es, pues, una farsa más, montada por la gran burguesía peruana capitalista y pro imperialista. No se puede, por tanto, culpar al pueblo de que por su responsabilidad surjan nuevos opresores, explotadores y corruptos.

El pueblo tiene un camino propio y su lucha ha de servir a sus intereses de clase, por lo que no debe atarse a la cola de ningún grupo de la gran burguesía, tampoco debe servir al reformismo burgués de las izquierdas de hoy; contrariamente, ha de persistir en luchar por sus derechos, por su derecho a la restitución de sus libertades y derechos conculcados, por su derecho a participar en la vida política defendiendo sus intereses y por su derecho a construir un mundo sin opresión ni explotación.

¡POR UN VOTO DE PROTESTA HOY!


23 de enero 2020

Comité Central
Partido Comunista del Perú