Cuarenta y un años de resistencia creadora

Cuarenta y un años de resistencia creadora

Mes de mayo, año de 1964. En las montañas de Marquetalia todos sus habitantes realizaron una Asamblea de carácter político. El Informe Central dio a conocer que la oligarquía y los Estados Unidos de Norte América habían decidido realizar una operación militar contra esa región agraria, pretextando que era una "República Independiente".

Ante la gravedad del hecho redactaron mensajes para la ONU, el Parlamento, Partidos, la Iglesia Católica, Sindicatos, los intelectuales franceses, la Cruz Roja, entre otros, explicando que habían solicitado al Gobierno, puentes, carreteras, caminos, escuelas, puestos de salud, herramientas, etc., pero que su respuesta iba a ser una gran operación militar contra ellos que sólo querían trabajar y vivir en paz.

Los intelectuales franceses, encabezados por Jean Paul Sartre e Simone de Beauvior, le dirigieron al Gobierno una misiva desaprobando el uso de la fuerza y apoyando salidas distintas a la guerra. La Iglesia también intentó mediar y delegó al Padre Camilo Torres para que visitara la región pero los militares le impidieron la entrada.

Los campesinos decidieron responder a la agresión gubernamental con la Guerra de Guerrillas Móviles. Escogieron para la heroica misión 46 hombres y 2 mujeres que enfrentaron 16.000 soldados entrenados, armados, y dirigidos por Estados Unidos, en cumplimiento de su Plan Latin America Security Operation (LASO). Hubo hasta guerra bacteriológica. El 27 de Mayo a las 10h30 se presentó el primer combate.

El 20 de Julio, día del Grito de la Primera Independencia, en medio de la guerra se celebra una Asamblea Guerrillera para proclamar la Estrategia a ser alcanzada a través de la Táctica de Guerra de Guerrillas Móviles. Ahí se afirmó por primera vez que nuestra lucha es contra el Imperialismo, la derrocada del Régimen oligárquico y la toma del Poder. El Informe Central se transformó en el Programa Agrario de los Guerrilleros.

Ese pequeño grupo de valientes, dirigido por nuestro actual Comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez, se convirtió en la célula madre de lo que hoy tenemos en Colombia: Un Ejército Guerrillero con militancia partidaria, Estatuto, Régimen Disciplinario, Normas de Comando e integrado por campesinos, indígenas, obreros, estudiantes y profesionales de las más variadas ramas del saber. Es de resaltar la participación de la mujer.

Nuestros principios, ideología y militancia política y militar tienen por base el Marxismo-Leninismo y el legado de grandes luchadores latinoamericanos y del mundo, teniendo para nosotros importancia especial las ideas y obra del Libertador Simón Bolívar.

"Desde la Marquetalia de la Resistencia, en nuestros cursos, conferencias y clases, pusimos en tela de juicio la Teoría de la Seguridad para galvanizar la mente de los Combatientes. Y en esa lucha nunca hubo en nosotros cansancio ni se melló ni cedió en sus acentos la garganta. De esto nos enorgullecemos los Mandos y Combatientes rasos de las FARC-EP", dice el Comandante Jacobo Arenas en su libro Cese el Fuego.

La independencia política ha sido siempre una de nuestras características. Somos fruto de una experiencia propia, construida a partir del análisis tanto de los aspectos histórico, político, social, económico, cultural y militar del país, como de la situación internacional. La renta de esa independencia se manifiesta en la autonomía y libertad de las que disponemos para elaborar y desarrollar nuestro Proyecto de Liberación Nacional.

La estructura orgánica de nuestro Ejército tiene su origen en el proceso de crecimiento y distribución estratégica de la fuerza en el territorio nacional. Las Conferencias Guerrilleras y los Plenos de Estado Mayor elaboran, analizan y aprueban los Planes Políticos y Militares. Para ejecutar su cumplimiento se creó el Secretariado del Estado Mayor Central.

Un proceso revolucionario no se calca. En cada país la lucha por las transformaciones profundas que lleven a la construcción de un nuevo régimen político, nuevo gobierno y nuevas instituciones, depende de las características que en él ofrezca la lucha de clases. Para iniciar la Guerra de Guerrillas Móviles no recibimos cursos fuera del país, ni gobierno alguno nos apoyó con armas ni dinero.

Iniciamos la Resistencia con escopetas y apoyados por campesinos, indígenas, la gente de las ciudades, espacialmente los estudiantes. Es de destacar aquí la contribución en hombres y recursos del Partido Comunista Colombiano. Esto no significa que despreciemos o desconozcamos otras experiencias de lucha guerrillera y de guerras victoriosas contra el Imperio de los Estados Unidos de América del Norte.

Un principio mantenido desde que surgimos en Marquetalia, ha sido la voluntad política de dialogar entre las dos partes enfrentadas, para crear un medio ambiente que nos permita echar a andar un Gobierno que resuelva los problemas sociales, políticos y económicos que originaron el conflicto. Esto hará innecesaria la guerra fratricida que aprovechan los dueños del Poder para defender sus intereses y los del Imperio yanqui.

Prueba clara ante el país y el mundo de nuestra disposición a no enfrentar armas con armas, fue la participación en el Proceso de Paz con el Presidente Belisario Betancourt. Al estudiar la Ley de Amnistía propuesta por el Gobierno y las circunstancias políticas del momento, vimos que surgía un espacio nuevo para continuar la lucha por las transformaciones del país, sin las cuales no habrá Paz estable y duradera.

Hicimos de la posibilidad de alcanzar la Paz un instrumento de movilización de opinión y de amplias masas en todo el país. Le apostamos a la Paz con sentido de Patria dedicándonos a elaborar los documentos del Cese del Fuego, la Tregua y los Acuerdos conocidos como Acuerdos de La Uribe, por llamarse así el Municipio donde quedaba Casa Verde, lugar escogido para las reuniones bilaterales.

Para dar forma a la movilización popular por la Paz y cumplir uno de los puntos de los Acuerdos firmados el 27 de Mayo de 1984, fundamos el Movimiento Político UNIÓN PATRÓTICA. Decidimos esto porque sabemos que desde hace mucho tiempo el pueblo está capacitado para la lucha política de masas por las transformaciones que Colombia necesita, usando los medios que ofrece la Constitución.

Entendíamos que algo nuevo se estaba dando en la vida del país, acompañado de grandes movilizaciones y que a mayor participación del pueblo, más chances tendría la Paz. Por eso nos dedicamos a impulsar y orientar la creación del Movimiento en todo el territorio nacional. Fue una respuesta concreta a las aspiraciones y el sentir del pueblo que hizo suya nuestra propuesta y la acogió con entusiasmo.

Se trataba de construir con la gente lo que ha sido siempre su mayor esperanza: La paz nacida de un proceso de cambios en la vida del país, pues sin satisfacer sus necesidades ni resolver sus problemas, la vida política y social no muda y el pueblo no conquista sus derechos, siendo el más importante el derecho a vivir en paz y con justicia social.

Estaba en desarrollo la campaña electoral. Buscando aprovechar sus últimos meses se decide participar. Fueron nombrados candidatos a la presidencia y a todas las Corporaciones Públicas. En tan corto tiempo y con recursos mínimos, obtuvieron las fuerzas de izquierda un resultado electoral no visto en la historia del país. Esperábamos que la voluntad soberana del pueblo expresada en las urnas fuera respetada.

Pero no fue así. Los dueños sempiternos (1830-2005) del poder y el Imperio yanqui, percibieron que el pueblo se estaba organizando y cosechando resultados electorales cuyo crecimiento pondría en riesgo su poder, injerencia e intereses, vale decir "su democracia", "la democracia más antigua del Continente".

A partir de ahí comienzan a aplicar, en contubernio con el narcotráfico, el Terrorismo de Estado a través de su ariete el paramilitarismo, contra los partidos que integraban la Unión Patriótica, especialmente contra el Partido Comunista Colombiano. La oligarquía cometió el genocidio político más pavoroso y cobarde de las últimas décadas. El cenit de esta espiral de violencia fue la operación militar contra Casa Verde en 1990.

Este Proceso de Paz, el pueblo lo pagó con sangre. Sus enemigos impusieron la fuerza. Así ha sido siempre. Como habíamos empeñado nuestra palabra ante el país y el mundo, de luchar por la Paz estable y duradera, con mucho esfuerzo, reiniciamos el diálogo en Caracas y luego en México. Pero no encontramos voluntad política en la contraparte. Su designio maligno seguía siendo la guerra.

Entonces, nuestro accionar guerrillero, de alcance nacional, cosecha éxitos importantes como los de El Billar, Patascoi y Juradó, entre otros, que dejaron en nuestro poder más de trescientos prisioneros de guerra. El Presidente Samper no se ocupó de la Paz porque apenas tuvo tiempo para demostrar que las costaladas de dólares del narcotráfico para su campaña no los vio, porque el encargado de recibirlos lo hizo a sus espaldas.

Pastrana gana con la promesa de alcanzar la Paz. Para dialogar exigimos la desmilitarización de cinco municipios con un área de 42.000 kmts cuadrados. Realizada ésta, se inauguran los diálogos en San Vicente del Caguán con la presencia de delegaciones llegadas de diversas regiones del país, altas personalidades, invitados especiales de muchos países y gran parte del Cuerpo Diplomático.

De nuevo le dedicamos todo a este Proceso. Las partes llegamos a aprobar una Agenda Común para la Nueva Colombia que contiene 12 puntos. Una gran experiencia fueron las Audiencias Públicas, realizadas por el pueblo, llegado de todas las regiones del país. Rápidamente aparecen carreteras, puentes, campañas de salud, calles asfaltadas y los 42.000 kmts cuadrados se convierten en un remanso de Paz.

Los Diálogos de San Vicente fueron conocidos de cerca por varios Gobiernos de Europa y América Latina. Se realizó una Audiencia Pública Internacional con más de 25 países. Estados Unidos y el Gobierno de Pastrana echaron mano hasta del terrorismo para impedirla. Inés Cortéz fue la víctima del acto terrorista, repudiable y cobarde, que quedó conocido como el collar bomba.

Si en cumplimiento de los Acuerdos de La Uribe lanzamos la Unión Patriótica (UP), en esta oportunidad fue creado el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, con su Dirección en la clandestinidad pues no debemos olvidar la lección que nos dejó la UP. En esta actividad participaron 35.000 compatriotas que llegaron de todo el país a San Vicente del Caguán.

De manera abrupta, unilateral y apátrida, el señor Pastrana le cierra la puerta a la posibilidad de alcanzar la Paz con Justicia Social y abre una vez más el escenario de la guerra con el Plan Colombia que, como todos los anteriores, tuvo su origen en el Pentágono y el Gobierno de los Estados Unidos de Norte América. Hoy enfrentamos su prolongación, el Plan Patriota. Pero será que la salida para Colombia es la Guerra?

Lo dicho por el Comandante Iván Márquez, Miembro del Secretariado del Estado Mayor Central, en su artículo sobre el Plan Patriota es claro y concluyente:

""No se puede desconocer que el "Plan Patriota" se erige hoy como el más contundente argumento de que la salida al conflicto interno de Colombia no pasa por la ilusión del aplastamiento militar, ni por la intervención estadounidense, ni mucho menos, por la estúpida descalificación del adversario.

Pasa sí, por el racional emprendimiento de la solución diplomática con cambios estructurales, por el diálogo entre las dos partes contendientes, con la participación del pueblo, y con la garantía de que esta vez el Estado no desestimará las opiniones de éste, como en las Audiencias Públicas de San Vicente del Caguán.""

Caso contrario y cerramos aquí con otra frase de su artículo: "¿Qué podrá detener al pueblo en armas, ahora que la maniobra y el fuego poderoso del enemigo le han prodigado el bien inestimable de la experiencia extrema?"

Comisión Internacional de las FARC-Ejército del Pueblo

Montañas de Colombia, Mayo de 2005