República Mexicana a 3 de septiembre de 1996

DECLARACION

AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO

Roto el Estado de derecho, reducido el camino de la petición, la acción armada revolucionaria refuta y echa por tierra los argumentos que la oligarquía, el gobierno y sus ideólogos sostienen pretendiendo justificar y legitimar la militarización del país y la escalada represiva desatada contra el pueblo y sus organizaciones sociales, políticas y armadas revolucionarias.

Cuando el gobierno y las cúpulas financieras, empresariales, militares, religiosas, corporativas y de aduladores oficiales del sistema político y del régimen neoliberal, aluden para reprimir al pueblo a conceptos tales como "seguridad nacional", "estabilidad social", "soberanía nacional", "Estado de derecho", etc. ¿A la seguridad de quién se refieren, que no sea la del reducido grupo de oligarcas beneficiado con el neoliberalismo impuesto a la nación por medio de la fuerza? ¿A qué estabilidad se refieren, que no sea la de los mercados financieros que mediante la especulación, fomentan el enriquecimiento exorbitante de unos cuantos capitalistas nacionales y extranjeros a costa de la miseria de la inmensa mayoría de la sociedad? ¿A qué soberanía se refieren, que no sea la del poder del gran capital que subordina a las instituciones republicanas para imponerle su voluntad al pueblo mexicano? ¿A qué Estado de derecho se refieren que no sea el derecho otorgado por el Estado a unos cuantos para mantener sometida y sangrante a la nación? ¿A qué "paz", a qué "orden", a qué "tranquilidad" se alude desde el poder, que no sea la paz de los sepulcros, el orden sostenido con las armas y la tranquilidad de los inversionistas nacionales y extranjeros para sostener los complejos turísticos y proyectos transnacionales que han despojado a la nación?

Ante la ofensiva político-militar desplegada por el EPR en distintos puntos del país en respuesta a la militarización y a la escalada represiva gubernamental, el gobierno ya emitió su veredicto: el EPR no tiene base social, no quiere entablar el diálogo y lo peor de todo, afirma iracundo, pretende apoderarse del poder; el EPR, sostiene, no es una guerrilla de a de veras, porque ataca posiciones militares y policiacas por sorpresa, lo hace en lugares alejados, de manera simultánea y a altas horas de la noche; el EPR, concluye diciendo, es un grupo terrorista con ideas trasnochadas de la década de los setenta. Tal calificación no nos deja otra salida que preguntar mortificados ¿Qué requisitos necesitamos cubrir para obtener un certificado de buena conducta y el reconocimiento del gobierno como guerrilla verdadera? ¿Será necesario mostrar la población civil insurgente que nos da sustento y fortalece nuestras filas? ¿Será necesario manifestar disposición al diálogo, disposición a negociar lo innegociable y finalmente a deponer las armas? ¿Será necesario llorar arrepentidos de nuestra participación armada, como los ahora asesores contrainsurgentes del Estado, que intentan retrasar con sus indignos oficios la liberación de nuestro pueblo?

No nos interesa el reconocimiento del gobierno ni nos asustan las acusaciones con las que intenta descalificarnos, manipular los sentimientos populares, aislarnos y justificar nuestro aniquilamiento.

Nos interesa el reconocimiento del pueblo mexicano y de las organizaciones sociales y políticas sinceramente interesadas en construir la fuerza social e histórica que libere a la nación del Estado opresor. Nos interesa, sobre todo, dejar en claro que: es el gobierno quien despliega el terrorismo como política de Estado, es el gobierno terrorista de la oligarquía quien asesina de manera cobarde a los luchadores sociales, a los ciudadanos honestos y masacra impunemente a los movimientos populares que reclaman urgente solución a sus demandas; es el gobierno antidemocrático quien aterroriza al pueblo utilizando como instrumento a las fuerzas armadas y a los cuerpos policiacos, proporcionando con ello, desde hace muchos años, la base social que hoy sostiene al movimiento armado revolucionario; es el gobierno ilegítimo y no el movimiento democrático revolucionario quien se encuentra fuera de la legalidad y por encima del Derecho.

Al dar continuidad al criminal modelo neoliberal impuesto por la fuerza, al mantener sometido al pueblo mexicano en el hambre, la miseria, la represión continua y en la opresión política; al proteger a quienes desde las más altas esferas gubernamentales han cometido y solapado crímenes, robos y fraudes contra la sociedad, ha quedado plenamente demostrado que el actual gobierno es un vil instrumento de la oligarquía nacional y extranjera.

A los convencidos de que en México no pasa nada hasta que pasa, a los que pretenden ignorar las leyes de la historia, a los que encuentran anacrónico e injustificable el recurso de las armas siempre y cuando las trate de tomar el pueblo mas no mientras sean sostenidas por el gobierno, a los que otorgan al Estado un carácter omnipotente e invulnerable y consideran inútil todo intento por liberar a la nación, a todos ellos así como a los dignos y sinceramente interesados en un cambio democrático revolucionario en nuestra patria, les decimos:

¿Por qué no exigir al gobierno y a la oligarquía cesen la guerra ya declarada y depongan las armas levantadas contra el pueblo? ¿Por qué no imponer al gobierno la vía legal y pacífica para arribar a la democracia? ¿Por qué no criticar, juzgar y condenar al gobierno por su violencia injustificable, su intolerancia, su actitud provocadora, su desprecio por la vida, su radicalismo a la deriva y empecinamiento por mantenerse en el poder contra la voluntad del pueblo? ¿Por qué no exigir al gobierno dé marcha atrás a la militarización del país y dé solución a las causas que motivaron el resurgimiento del movimiento armado revolucionario?

¿Por qué no exigir la presentación de los desaparecidos políticos, el castigo a los militares y funcionarios políticos responsables de este delito de lesa humanidad y de los crímenes de guerra? ¿Por qué no exigir la liberación de todos los presos políticos del país y de los luchadores sociales injustamente encarcelados, sin importar su militancia siempre y cuando ésta responda a las causas populares? ¿Por qué no agotar la lucha legal poniendo de manifiesto la incapacidad histórica del Estado para solucionar los justos reclamos populares o demostrar la eficacia de esta forma de lucha para el establecimiento de una verdadera democracia?

¿Por qué no liberarse del terror que produce la sombra siniestra de la institución castrense que mantiene cautiva y como rehén inerme a la sociedad? ¿Por qué no pedir a la sociedad y al movimiento democrático revolucionario que actúe con firmeza y le aplique todo el peso de la ley al gobierno ilegítimo y criminal? ¿Por qué no exigir al gobierno y a la oligarquía renuncien al poder como única vía para garantizar el tránsito pacífico a la democracia?

¿Por qué no oponerse al saqueo de nuestros recursos naturales, a la sobreexplotación de nuestra mano de obra, al desigual intercambio comercial, a la pérdida de soberanía sobre nuestro territorio y a la política intervencionista del imperialismo norteamericano? ¿Por qué no cerrar el paso, con la lucha popular, al apoyo, la asesoría militar y la supervisión directa en la aplicación de la contrainsurgencia brindados por el imperialismo al gobierno mexicano?

En el marco de la autodefensa armada popular, nada pedimos ni aceptaremos nada que venga de este mal gobierno. Acosadas y perseguidas la razón y la dignidad, el EPR y la base social que le sustenta recurren en legítima defensa a la crítica de las armas contra el terrorismo de Estado, el mal gobierno y la dictadura del gran capital.

Ante la declaración de guerra hecha por el gobierno el primero de septiembre de 1996, hacemos un llamado a todas las organizaciones sociales, políticas y armadas revolucionarias a contestar con toda la fuerza del pueblo y con la generalización de la autodefensa armada.

Sumida en la miseria, agobiada por el hambre, oprimida y extenuada la nación resiste y alimenta en franca actitud de desagravio los nuevos brotes de insurgencia; tras larga sequía espantosa en el campo de la acción y la conciencia, el relámpago y el trueno anuncian lluvias fértiles y esperanzadoras. Ya se alzan nuevas voces en demanda de justicia y responden miles de manos y conciencias al justo reclamo reprimido a lo largo de la historia.

¡POR LA VIA DEMOCRATICA REVOLUCIONARIA,
TODO EL PUEBLO AL PODER!
¡POR LA REPUBLICA DEMOCRATICA POPULAR,
EL PUEBLO UNIDO TRIUNFARA!
¡CON LA LUCHA POPULAR,
EL EPR TRIUNFARA!

PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO PDPR
COMANDANCIA GENERAL DEL EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO CG-EPR

República Mexicana a 3 de septiembre de 1996.