República Mexicana, septiembre de 1996

CONSIDERACIONES POLITICAS


1.- El control y la represión, es la política que ha implemementado el gobierno contra la inconformidad popular, invirtiendo grandes cantidades de dinero para modernizar su equipo militar y cuerpos policíacos y militarizando los puntos del país que consideraba de alto riesgo, en donde la inconformidad amenazaba con desbordarse. El gobierno, lejos de resolver las causas que han dado origen a la lucha popular y armada revolucionaria ha declarado la guerra total al pueblo y a sus organizaciones políticas, sociales y armadas revolucionarias en un intento por aplastar la inconformidad popular generalizada que ha arribado en algunos estados del país al nivel de la autodefensa armada revolucionaria, determinando así el gobierno la salida militar como solución impuesta por la oligarquía en contra de las justas y necesarias transformaciones democráticas del país, imponiéndose y aferrándose al poder mediante el fraude, la corrupción, la impunidad y, cuando la situación escapa a su control, responde con toda la fuerza del Estado, reprimiendo a los movimientos sociales y políticos, encarcelando y asesinando a los luchadores sociales para intentar aplacar lo que ya no puede ocultar, la necesidad urgente de la transformación hacia la democracia, del cambio de la política económica y la necesidad de resolver la miseria de nuestro pueblo.

2.- La élite que dentro de la clase dominante detenta el poder económico en su aspecto principal, que es el capital financiero, es la oligarquía financiera; a ésta la integra un reducido grupo de grandes capitalistas, que se han adueñado de las principales ramas de la industria, el comercio, los servicios y la producción agroindustrial, formando monopolios que bajo la forma de consorcios y en estrecha relación con el capital financiero internacional, ante el cual sostienen una relación de socio menor, se apropian de las principales riquezas del país, hundiendo en la miseria a la mayor parte del pueblo mexicano.

La aplicación del modelo neoliberal acentuó en México en los últimos catorce años la fusión del poder económico de la oligarquía con el poder político del Estado mexicano opresor, pasando a desempeñar éste un papel de protector principal de dicha élite, por encima de los intereses del pueblo y de la nación entera.

3.- La correlación de fuerzas que actualmente se está registrando en el país se puede definir en las siguientes partes:

1) En las fuerzas opresoras encabezadas por el grupo oligárquico y el Estado, que cada vez más han ido unificando en su contra a amplios sectores de la población, que están sufriendo las consecuencias de las políticas antipopulares y represivas que durante muchos años han impuesto los gobernantes; estas fuerzas han ido perdiendo credibilidad y el control, a pesar de los cuantiosos recursos que destina el gobierno en los medios de difusión y con diversos ideólogos y apologistas gubernamentales para falsear la realidad dramática que están viviendo millones de mexicanos, y para maquillar su imagen represiva.

2) En el avance que han ido registrando las diferentes fuerzas democráticas revolucionarias y progresistas que integran el movimiento popular que se está fortaleciendo en el país y que se han ido coordinando y unificando en torno a la necesidad de pugnar para lograr la solución a sus demandas inmediatas y las transformaciones democrático revolucionarias que está requiriendo el país, implementando diferentes tácticas.

3) En la toma de conciencia que están mostrando gradualmente algunos sectores de la población que se habían caracterizado por mantener una posición neutral y pasiva, ante el estado de cosas, pera que al estar siendo afectados sus intereses por las políticas antipopulares del gobierno, se están incorporando a la lucha por la solución a sus demandas inmediatas.

4) El accionar de nuestras unidades militares ha generado simpatías en algunos sectores de la población que está cansada de la injusticia, opresión y represión que sistemáticamente aplica el gobierno en contra de ellos.

4.- Como parte de su estrategia contrainsurgente el Estado ha desatado una intensa campaña contra organizaciones sociales y políticas, dirigentes, luchadores sociales y presos políticos, a quienes ha tomado como rehenes para tratar de intimidar y detener su lucha y el accionar político militar de nuestro partido y ejército. Es eso lo que en este momento está haciendo al amenazar, torturar (física y psicológicamente) y segregar a los presos políticos que tiene en sus manos; al perseguir, encarcelar y torturar a dirigentes de organizaciones democráticas fabricándoles vínculos con organizaciones armadas revolucionarias. Por lo tanto la estrategia gubernamental para con el movimiento popular consiste en estos momentos, en tomar a éste como rehén, pretendiendo mediante la intimidación, inhibir la lucha política y reivindicativa de las masas, evitar la unidad del movimiento democrático revolucionario y forzar la condena a la insurgencia armada para aislarla políticamente y aniquilarla a nivel militar.

5.- El gobierno ha intensificado la Guerra de Baja Intensidad, principalmente en su componente de guerra psicológica, con la finalidad, por una parte, de confundir a la opinión publica y ponerla en contra nuestra intentando sentar las bases que le permitan aislarnos y aniquilarnos, infundiendo el terror y el desánimo en la población, mediante un gran despliegue de tropas y medios en más de la mitad del país, así como el ametrallamiento aéreo y terrestre en contra de algunas unidades del EPR como aconteciera en los estados de Oaxaca y Guerrero.

En este contexto el gobierno ha estado desarrollando una intensa campaña a través de los medios de comunicación (prensa, radio, televisión), en la que se ha empeñado en manipular los sentimientos de la población al tratar de crear una imagen falsa del ejército federal presentándolo como benefactor social y a la vez como una fuerza invencible ante la que el pueblo tiene que someterse.

Bajo esta perspectiva el gobierno se ha empecinado en señalarnos como terroristas y criminales, pretendiendo con ello presentarnos, por un lado, como generadores y partidarios de la violencia por la violencia y por otro hacer aparecer a los soldados y policías como víctimas y no como miembros de fuerzas militares y policiacas, que en nuestro país, desde hace décadas han sido entrenadas y utilizadas para reprimir al pueblo; por otra parte, el gobierno, para tratar de justificar la aplicación de la mano dura en contra nuestra y lograr nuestro aniquilamiento, nos acusa de carecer de base social y de obstaculizar la superación de la crisis económica y política de la cual supuestamente se estaba saliendo antes de nuestro accionar.

La incursión del ejército federal en las comunidades indígenas y campesinas desempeña también esta función psicológica, además de sus objetivos militares. Pues con el pretexto de llevar "servicio social" a las comunidades, utiliza esto para tratar de sacar información sobre la existencia de grupos revolucionarios creando un ambiente permanente de intimidación, terror y zozobra en el pueblo, mediante el secuestro y la tortura; además allana y saquea sus viviendas, hostiga y viola a las mujeres e induce a los niños a proporcionar información, ofreciéndoles aquello de lo que carecen: algo de comer, un juguete, golosinas, etc.

Por ello miente el gobierno cuando asegura que respetará las garantías individuales y que la lucha contra nosotros será dentro del marco de la ley. La militarización de los mandos policiacos de 20 de los 32 estados del país, la compra de armamento estadounidense -que en esta década superó los 500 millones de dólares, diez veces más que todo el armamento adquirido de 1950 a 1983-, los constantes asesinatos de luchadores sociales, más de 400 sólo del PRD, la desaparición, el encarcelamiento, la tortura y asesinato de militantes democráticos, son algunos hechos que desmienten la legalidad discursiva del gobierno.

No tiene calidad ética ni moral, un gobierno que ejecuta un plan económico causante de más de 100 mil muertes infantiles por desnutrición, cada año. Con cinismo hablan de honradez los cómplices de saqueo de nuestros recursos y robo de nuestro presupuesto. Hablan de legalidad los violadores de todas la leyes, los burladores del voto popular, los ejecutores de la cruel guerra sucia contra el pueblo. Hoy apelan a la supuesta legalidad, que ellos no respetan aterrorizados ante el pueblo que ejerce su legítimo derecho al levantarse contra sus opresores.

6.- Nuestra estrategia insurgente no se reduce a la lucha armada, no considera a esta última como la forma principal de lucha en estos momentos ni tampoco pretende substituir con la lucha armada a la lucha política y reivindicativa de las masas. Lucha política y lucha armada se combinan y complementan dando lugar a la lucha revolucionaria. En estos momentos la lucha armada desarrollada por el EPR asume la modalidad de autodefensa armada y constituye una respuesta a la permanente represión gubernamental, respuesta que tiende a generalizarse ante la creciente militarización del país.

7.- Consideramos que será a través de un nuevo gobierno, una nueva Constitución, un reordenamiento económico y una nueva república, como el pueblo podrá asumir y ejercer el poder. Somos pueblo y estamos con el pueblo, formamos parte del movimiento democrático revolucionario que lucha porque el poder esté verdaderamente en manos de todo el pueblo y se materialice de esta manera el ejercicio pleno de la soberanía popular. Sólo en estas condiciones el pueblo podrá decidir libremente el rumbo del país, hacia la formación económico social que elija y satisfaga verdaderamente sus necesidades. A diferencia de algunas organizaciones que dieron origen al PDPR y al EPR, las cuales planteaban como objetivo político de etapa el socialismo, el PDPR considera que los objetivos políticos inmediatos que podrían coadyuvar a la transformación social profunda del país son las 4 reformas generales institucionales señaladas en nuestro Programa Político.

8.- Por lo tanto, existe consenso social en torno a la necesidad de impulsar cambios urgentes y profundos en el país. Ha quedado claro a quién sirve el gobierno y por qué intenta evitar a toda costa una transición a la democracia; ha quedado claro también por qué se opone la oligarquía a dicha transición escudándose en las fuerzas armadas y el gobierno antipopulares; ha quedado claro por qué el imperialismo norteamericano no oculta su política injerencista y sus afanes intervencionistas en lo económico, en lo político y ahora, nuevamente, en lo militar. También han quedado claras las causas que dan origen y sustento al resurgimiento del conflicto armado. Lo que desde nuestro punto de vista, se requiere en estos momentos, es que todas las organizaciones democráticas revolucionarias y progresistas arribemos a la conformación de la fuerza social e histórica necesaria, que someta la voluntad del gran capital y del mal gobierno a la voluntad del pueblo, restableciendo así el Estado de Derecho, siendo necesario para ello superar, a través de la comunicación y el diálogo fraterno las diferencias existentes al interior del movimiento democrático revolucionario y progresista.

9.- En cuanto al imperialismo norteamericano decimos que históricamente la actitud de éste hacia nuestro país, ha sido rapaz e injerencista, cuyo objetivo es el saqueo económico del país y el sometimiento de los gobiernos a sus dictados.

La postura, descaradamente intervencionista del gobierno norteamericano en relación a los últimos acontecimientos en nuestro país y en particular con respecto a nuestra aparición, tiene mayor relevancia porque dicha actitud lleva implícita la posibilidad, como en el pasado histórico, de la presencia en nuestro país de una fuerza militar norteamericana.

La asesoría militar y la presencia de asesores contrainsurgentes extranjeros en nuestro país es un hecho que data desde la década de los 60's. Hoy la presencia militar extranjera se encubre bajo diversas formas, como el supuesto combate al narcotráfico recabando información para combatir al movimiento insurgente.

Nuestra posición ante el intervencionismo de Estados Unidos es de condena y de desenmascaramiento, demostrando que sus verdaderas intenciones son la de defender y proteger los intereses del capital financiero norteamericano, para ello interviene, viola soberanías, extraterritorializa sus leyes, etc., refrendando su papel como gendarme internacional.

10.- Por otra parte, en relación al surgimiento del PDPR y del EPR, comunicamos que las organizaciones político militares que le dieron origen desaparecieron del espectro político nacional al surgir el PDPR, por lo que no existen más.


¡POR LA VIA DEMOCRATICA REVOLUCIONARIA,
TODO EL PUEBLO AL PODER!
¡POR LA REPUBLICA DEMOCRATICA POPULAR,
EL PUEBLO UNIDO TRIUNFARA!
¡CON LA LUCHA POPULAR,
EL EPR TRIUNFARA!

PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
EPR

República mexicana, septiembre de 1996.